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«Seducir al lector, hacerle sentir amor, Ardor». Entrevista con Griselda García

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Por: Enrique Solinas

Crédito de la foto: la autora

 

 

«Seducir al lector, hacerle sentir amor,

Ardor, inquietud, ternura».

Entrevista con Griselda García

 

 

García Básico

Griselda García (Buenos Aires, 1979). Es escritora, traductora y editora. Publicó hasta la fecha los poemarios Alucinaciones en la alfalfa (2000 y en Usa, Hallucinations in the Alfalfa and other poems  2010), El arte de caer (2001), La ruta de las arañas (2005), El ojo del que mira  (2009), Mi pequeño acto privado (2015, volumen que reúne los cuatro anteriores) y Ahora (2016). En narrativa publicó La madre del universo (relatos, 2012). Su obra forma parte de antologías nacionales e internacionales, siendo traducida al inglés y al italiano.

Gran agitadora cultural, formó parte de las revistas literarias La Guacha y Omero, condujo un programa de radio, llevó adelante junto a otros, una biblioteca virtual de poesía. En 2012 se estrenó su cortometraje Las grandes aguas, basado en un poema suyo y en 2013 se filmó Blanco, una adaptación de un relato de su autoría que participó del Festival de Cine de Venecia.

En la actualidad se dedica al dictado de talleres de escritura creativa y dirige la colección de poesía La verdad se mueve que pertenece a Ediciones del Dock.

 

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Entrevista

 

¿Cuál fue el origen de  tu escritura?

Escribí, primero por necesidad, y después por deseo. Cada tanto algo se abre paso, quiere salir. Si es lo suficientemente insistente recién ahí pienso en publicar. Busco seducir al lector, hacerle sentir amor, ardor, inquietud, ternura.

 

¿Por qué hay que escribir? ¿Para qué, para quién?

El porqué, no lo sé. Tampoco siento que haya que escribir. El para qué, para quién: siempre para otro, la obra la completa la mirada del otro.

 

Tu poesía tiene la fuerza propia de lo masculino, pero sin perder su femineidad. A veces, al leerte, da la sensación de que un hombre está detrás de esa pluma, pero también hay marcas en tus poemas que delatan el género. ¿El género para vos es importante a la hora de escribir? ¿Cómo lográs ese equilibrio tan delicado entre energías tan dispares y cómo sentís que los otros recepcionan tu obra?

No me doy cuenta de que pasa eso en mi escritura. No tengo idea cómo se logra ese equilibrio, pero creo que tiene que ver con dejar que aparezca la propia voz en lugar de imponerme un procedimiento. Escribir como se habla, podría ser por ahí. Y no hacerse el canchero con palabras raras. ¿Quién no lo hizo alguna vez? Gri, me digo en diálogo interno, ¿cómo vas a poner “heliotropo” en un poema? ¿Hay necesidad? En 1917, un Hemingway de 18 años entraba a trabajar en el diario Kansas City Star. En los escritorios de los periodistas, el jefe de redacción había escrito: “Escriba con frases claras y concisas. No se haga el artista.” Creo en eso.

 

¿Qué es lo que te interesa mostrar a la hora de escribir?

Que hay trabajo con la materia del lenguaje y que hay vida vivida. Una forma de mirar, un detalle que me armó mundo, una sensación que quien lee también tuvo alguna vez.

 

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¿Traducir poetas de lengua inglesa influyó sobre tu universo poético?

 Traducir a poetas de lengua inglesa expande el universo poético propio, sí, y también lo enrarece con otras voces. Es quedarse horas en silencio y soledad, eso también influye en lo personal, no sólo en lo poético. Traducir es caerse dentro de la mente de otro, ver el mundo desde sus ojos e intentar trasladar a la lengua de llegada ese eco de la respiración del original (dice Benjamin). Traducir es deslizarse por una tabla ouija.

 

Sos editora en Ediciones del Dock, una casa editorial con trayectoria, difusión y prestigio. ¿La editora convive con la escritora? O, por el contrario, ¿es difícil armonizar ambos roles? Como editora, ¿Cuál es tu visión sobre la nueva poesía argentina?

La editora convive con la escritora, no le queda otra opción. Ahora cómo es esa convivencia… con negociaciones, digamos. El principal cambio entre ambos roles tiene que ver con el modo de leer: el de la editora es más investigativo que fascinado. Es como ir a un museo: si ninguna de las obras me asalta el ojo, me voy. Uno como lector es implacable, y resulta que como autor a veces se da demasiados permisos. Si el texto no hace un esfuerzo por impactar, el lector se va. No da otra oportunidad, no dice: voy a avanzar otras cien páginas a ver si dice algo.

La nueva poesía argentina: se está escribiendo y publicando muchísimo en todo el país. Quizás hace falta ampliar las lecturas, eso noto. No olvidar que antes de uno hubo otros. A los más jóvenes les diría: leé a tus viejos queridos. A los oldies but goldies: leé a los chicos nuevos.

Cada vez hay más editoriales independientes, algunas de ellas artesanales y bellísimas, con editores jóvenes y ya muy profesionalizados a quienes la burocracia editorial aún no les mató la pasión. Diseñan, imprimen, cosen, pegan… es un trabajo artesanal que además, muchos de ellos, enseñan a realizar a otros. Si eso no es amor, no sé. Tienen, además, confianza en un modo posible de hacer las cosas. Nos vamos encontrando en ferias de editoriales, en festivales, en lecturas de poesía… celebro esa explosión. Creo en el hacer y hay muchos que hacen y muy bien.

 

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Dentro de poco saldrá tu libro de poemas, Ahora, y con él se afianzará aún más tu poesía y tu presencia en el medio literario. ¿Qué temas te interesó abordar aquí y qué expectativas te trae esta nueva publicación?

Bueno, creo que dejé costurones a la vista, esta vez. Venía con el zurcido invisible y se me dio por lo rústico. No sé por qué. Los temas se repiten: la poética del resentimiento, lo perdido (que es nuestro para siempre), la belleza del cuerpo masculino, el mundito literario porteño, y además voces nuevas que quieren contar sus cosas.

 

De aquí en más, ¿cuáles son tus nuevos proyectos?

Seguir con las traducciones (estoy trabajando con Walt Whitman y Anne Sexton) y presentar mis libros Ahora (Del Dock) y Mi pequeño acto privado (Barnacle ediciones).

 

Por último, ¿qué te gustaría hacer que todavía no hiciste?  

Cuando quiero hacer algo, trato de que suceda a la brevedad. Para mí, todo es ahora.

 

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Así escribe Griselda García

 

                 Cinco poemas

 

El dique

 

En las últimas vacaciones Papá

construyó un dique en el río.

Le llevó toda la mañana.

Cuando terminó, el sol

había bronceado su espalda.

El agua nos llegaba a los tobillos

nos metíamos en zapatillas

para que los pies no dolieran.

 

En ese mismo río esparcimos

sus cenizas pocos años después.

 

Mamá llevó flores y una botella de vino.

No había nadie ese día

solo un hombre acostado en la arena

que al ver la botella gritó de satisfacción.

 

A Papá le hubiera gustado, pensé

y entrando al agua rompí el dique.

(de Ahora, 2016)

 

 

El negro del mar

 

Una madrugada fui a la playa

me saqué la ropa y me metí al agua

empecé a nadar y nadar.

Me debo haber adormecido, no sé cuánto tiempo pasó.

Cuando reaccioné estaba muy lejos de la orilla

me había envuelto una corriente

sentía oleadas de agua más fría, más caliente.

 

Nunca le conté a nadie esto, no me creerían.

 

Comencé a percibir manchas negras

más negras que el negro del mar

se movían lento, venían hacia mí.

Era un grupo de ballenas jorobadas

en viaje migratorio hacia el sur.

Sentí terror y supe que iba a morir.

Imaginé que una abría la boca y me succionaba

en una muerte lenta como en los cuentos infantiles.

 

A su paso el mar se inflaba y me elevaba

al bajar, se hacía un hueco en mi estómago.

Paralizado, sin poder decidir, empecé a llorar.

La ballena es mi mamífero preferido.

De chico soñaba que me agarraba de su cola

y paseábamos y conocíamos mundos nuevos.

Pero entre bufidos y cantos extraños

pasaron a mi lado como si yo no estuviera ahí.

 

Se fueron alejando y el agua quedó en calma.

Cuando pienso que estuve entre ellas

siento que nunca viví algo más terrorífico.

 

Así son los sueños, llegan en forma inesperada.

 

Nunca le conté a nadie esto, no lo creerían

pero vos sí, ¿no?

(de Ahora, 2016)

 

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Nene, ¿no te basta con tu novia?

 

Mis amigas me habían advertido:

ya te vas a ver rodeada de hombres jóvenes

como los pájaros que sobrevuelan a San Francisco.

Ahora, las nuevas generaciones me buscan

ese momento en que no sos joven ni vieja

y ellos son curiosos, quieren saber.

 

Me aplaudís cuando termino de leer

decís que te gusto, que escribo bien

me presentás a tu novia, estudia Letras.

Cuando ella se va me decís un piropo.

No sé si cambiaron los códigos

o te tomaste una licencia poética.

 

Nene, ¿no te basta con tu novia?

Te agradezco, pero se trata de

habitar el instante, el presente

la vida son tres días y ya pasaron dos.

 

Las novias de esa generación

son aniñadas, se visten tipo Sarah Key

busco incluirlas en las charlas pero no hay forma

tienen ojos tristes y me miran como a La Otra.

 

A ellos los ciega su carga vital, el ansia de poseer

no saben dar, solo pedir

nunca nadie les regaló nada

quieren cobrarle a todo el mundo

se tiran encima como animalitos

son, eso sí, émbolos perfectos.

 

Como dijo Dios, que es mujer:

veo que he creado muchos tipos

pero muy pocos hombres.

(de Ahora, 2016)

 

 

Dijo la loba

 

Vos, lobito mío

sos una de las crías

que no alcancé a devorar

(¿me sacaste el hambre

o llegaste cuando estaba saciada?).

 

Ya sabés erizar el pelaje

más tarde te enseñaré

a orientarte en el bosque

a esperar el momento

de distracción de la presa.

 

Vos, lobito mío

disfrutá las caricias

aprendé a ignorar las uñas.

 

Ahora te nutro

tu avidez rodea el pezón cargado

te hartás de leche dulce.

Muerta también seré tu alimento.

 

Seremos, en el final

carne vuelta a la carne.

 

(de Mi pequeño acto privado, 2015?

 

Ama de cría

 

Ávidos del pezón

los gemelos abren sus bocas.

Envuelta en la pesadez de la leche

me dejo adorar.

No quieren que me lave

cuantos más días pasen mejor, dicen

y bufan y resoplan.

 

Luego de la maceración

se disputarán mis desechos.

Quien gane desatará

su cortejo tardío

su celo de macho joven.

Lo sucio será su alimento.

 

Ahora hundo los dedos

en la espesura dorada

embriaga el olor

a manteca rancia.

 

Engendro sólo hijos varones

doy a luz un ejército voraz.

Serán vigías en mi vejez.

 

 (de Mi pequeño acto privado, 2015)

 


5 poemas de “Viejas palabras. Poesía rescatada: Lima, 1990-2000″ (2015), de Ofelia Huamanchumo de la Cuba

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Por: Ofelia Huamanchumo de la Cuba*

Crédito de las fotos: www.cafe-con-letra.blogspot.de

 

 

5 poemas de Viejas palabras. Poesía rescatada:

Lima, 1990-2000 (2015),

de Ofelia Huamanchumo de la Cuba

 

 

I.

 

El día que mueras    madre

habrá que hablar con papá

recién.

Hemos vivido juntos siempre

abismado él        tú de puente

para bien.

Pero

cómo cansan estos enlaces

cómo hastían estas mediaciones.

 

El día que mueras   madre

habrá que hablar con papá

caducarás tú   conexión

y empezaremos los hijos

a nacer en papá

a vivir su seriedad

a aceptar su parquedad

a comprender su quietud

a pintarle una virtud

y papá nos descubrirá

y papá nos gozará

por fin.

 

Pero sólo

el día que mueras    madre

el día que tú ya no estés

él

nos clavará su mirada

entre tu recuerdo

y la nada.

 

(de Nonada familiar, 1990)

 

 

 

Coro Contemporáneo de Ninfas Urbanas

I.

 

Lima Cuadrada

tus noches de luna redonda

no acabarán hoy.

Somos

asesinas a sueldo.

 

Por las veredas meadas

de tus callecitas que nunca perfumaron

jazmines ni magnolias

                                        como en el viejo vals.

Con las corvas sudorosas de aromas baratos y

con carmín y/o óvulos en las bocas.

Varias bocas ardientes en una y más

noches  pestilentes

de sangrados anémicos y lenguas bulliciosas.

Aliándonos con

amaneceres de salados caldos

o escabeches cebollados y pan con chicharrón.

Recibiendo unas pagas.

Lentamente

de menguante a creciente:

          TE MATAREMOS.

 

Y caerás

               redondita

al par que la luna

tú toditita

desolada     solita

Lima Cuadrada.

 

(de Poemas sueltos de la calle, 1991-1993)

 

 cover A VIEJAS PALABRAS

 

Desde mi muerte

 

Entre el vidrio y el  mármol

se escurre un vientecito suave

que no llega hasta mi cuerpo muerto

pero desordena el polvo

que yace en las doradas letras

con que se escribió mi nombre.

 

Esta lápida no impide

que yo te reclame, hijo mío,

me dejaste aislada y anciana

con la mano tendida y un solo ojo

lagrimeando con su tic nervioso.

 

Jamás te maldije y a pesar tuyo

hoy te quiero hablar y tú

sientes miedo

¿no quieres nada con el más allá?

 

(de Mortecinas, 1994)

 

 

 

I.

 

Fabiola podría ser poeta maldita en Lima

pero es mujer

podría gozar en la bohemia

copular con muchos hombres

amanecerse                  beber

Fabiola podría ser

pariente de las noches

de las calles marginadas

oscuras                  peligrosas

pero es mujer.

 

Fabiola sólo puede

escribir versos

le queda sólo

loquearse en un papel

drogarse a punta de tinta

y embriagarse hasta vomitar

sólo en rimas

sus meras fantasías

Fabiola puede

—y sólo debe—

abrirse de piernas

sobre los renglones y gritar

con un único falo:

su lapicero.

 

Fabiola es mujer en Lima

ignora y no sospecha y nunca

será poeta maldita

dicen ellos        ellos dicen

locumbeta    o   simple puta

eso es.

 

(de Fabiola, 1997)

 

Para zarpar hacia el altamar del amor

no hace falta guiarse

por la luz de las estrellas

o las del puerto más cercano.

Alistarse a poner los pies en tierra firme

o predisponerse a un viaje al infinito

no hacen falta.

Para amar no es necesario elegir nada.

A la luz de lo que sea

las tonalidades del amor son siempre bellas.

(de Amorosas, 2000).

 

 

 

 

 

*(Lima-Perú, 1971). Actualmente vive en Alemania, dedicada a la docencia, la investigación académica y la literatura. En poesía ha publicado las plaquetas: Fabiola (1997), Selección rescatada (2014), Die Formen meiner Liebe (2014); y las antologías: Viejas palabras – Poesía rescatada: Lima, 1990-2000 (2015); y Del Alpe y del Ande – Reunión poética bilingüe de Alemania y Perú (2015).

David Foster Wallace, el mito que nació como una broma

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La presente nota fue publicada por su autor, originalmente, en la web El Español.

 

 

Por: Pablo Muñoz

Crédito de la foto: www.airshipdaily.com

 

 

David Foster Wallace, el mito que nació

como una broma

 

 

La obra cumbre -e infinita- del escritor estadounidense cumple 20 años. No fue una novela, fue un diagnóstico.

 

 

Las películas biográficas centradas en las vidas de genios creadores presentan una exigencia doble. Por una parte, parece deseable el máximo respeto a los hechos incuestionables de la vida. Por otra, de manera inconsciente, esperamos ver en la vida de los creadores su obra. Rastros del genio. No queremos imaginar a Ray Charles solamente como un yonqui mujeriego que a ratos toca canciones de Ray Charles y es interpretado por un actor físicamente parecido a Ray Charles. Esperamos, pues, nexos entre vida y obra. Razonamientos y también mirada. Es material sensible. Por partida doble.

 

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Con el reciente estreno de The End of Tour que ficcionaliza el viaje que emprendió el periodista Dave Lipsky junto al genial escritor David Foster Wallace volvemos a encontrarnos con estos problemas. Foster Wallace (1962-2008) fue el escritor de una generación, aquella que creció a la sombra de la revolución sexual y con el surgimiento de la era dorada del consumo, las guerras en diferido y la MTV.

Pero lejos de conformarse, Foster Wallace tomó partido. Escribió crónicas esforzándose en comprender. Es legendario su Arriba, Simba donde analiza al candidato republicano John McCain y a toda una generación de votantes (jóvenes) que se habían quedado fuera de la arena política. Sus crónicas fueron tan importantes como sus novelas, por eso continúa siendo relevante: a Wallace le preocupaba el discurso público, el lugar que ocupaba la ficción en un mundo lleno de pantallas y qué cosas podía hacer un escritor para despertar la atención y también la conciencia.

 

David Foster Wallace cinco años

El escritor estadounidense David Foster Wallace

 

GRUNGE TORTURADO

Con su suicidio, comenzó la mitificación global por parte de un grupo de lectores y de medios dispuestos a convertirlo en un icono. Su aspecto, el pañuelo y las gafas, ayudan a imaginarlo más como un grunge torturado antes que cualquier otra cosa.

La película tiene la dignidad de presentar un punto de vista complicado (el genio frente a la persona común). Sin embargo, el Foster Wallace cinematográfico es un “genio incomprendido” desde su primera escena. Nunca entrevemos a un ser humano complicado o a una mente sobresaliente.

Jason Segel se esfuerza al máximo por darle al protagonista un lenguaje corporal retraído y no es casual que su imagen bailando cierre la película. Es, parece sentenciar la película, un hombre luminoso y diferente. Este Wallace imaginario es un monje de auto-ayuda que quiere que seamos “buenos” y no el escritor lleno de coraje de sus libros. Lo que falta es casi todo lo demás.

 

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APOCALÍPTICO 1990

También al leer obras primerizas esperamos ver al genio, sea como promesa intermitente o como esbozo prometedor de sus grandes temas. La primera novela de Foster Wallace, escrita cuando contaba con apenas veinticuatro años, es una prueba de ello. A raíz de su treinta aniversario, La escoba del sistema (The broom of the system) puede leerse gracias a la editorial independiente malagueña Pálido Fuego.

La heroína es Lenore Beardman, una mujer que trata de ser descifrada a la manera de la misteriosa dama de V. en la novela de Thomas Pynchon. Pero que es distorsionada y malinterpretada, como sucedía en la Lolita de Vladimir Nabokov. Todo ello, por supuesto, en un 1990 extraño, histérico, post-apocalíptico dominado por la CNB (Christian National Broadcasting) y donde los grupos de terapia juegan un papel esencial. El talento de Wallace para la comedia verbal y cultural es admirable, como vio ya uno de sus más atentos críticos, James Wood.

 

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EN CUERPO Y EN LO OTRO

En La escoba del sistema, hay momentos divertidísimos que permanecen intactos en la traducción de José Luis Amores a un español fluido y casi tan elástico como el inglés original. Por ejemplo “Vance Vigorous disfrutaba de una relación especial con Richard Nixon. Mientras el caso Watergate transcurría en colores brillantes, Vance dirigía miradas furtivas, se apretaba el puente de la nariz y se negaba a explicar las causas o dar las razones por las que hacía aquello”. O cuando un (ficticio) gobernador exclama “El estado se está convirtiendo en un gran barrio residencial, en un parque industrial y en un centro comercial. Demasiado desarrollo. La gente se está volviendo complaciente. Están olvidando la forma en que este Estado fue extraído de la naturaleza salvaje”.

Por supuesto, Wallace perfeccionaría sus virtudes y limaría sus defectos. Haría una prosa más dúctil, refinaría su sátira social y permearía mejor su mezcla de humor con tragedia. En esta primera novela vemos como el exceso de bromas filosóficas no añaden siempre profundidad. A veces son caricaturas brillantes sin otro efecto que el del aturdimiento. No pueden sostener toda la comedia durante quinientas páginas. Otras, son una prueba de que Foster Wallace había encontrado algo.

Y ese algo le llevó a La broma infinita, su mejor novela, o a los cuentos de Entrevistas breves con hombres repulsivos. Porque, al fondo de La escoba del sistema, hay un diagnóstico. Esta es la historia de un hombre incapaz de amar en una sociedad hermética, que debilita cualquier comunicación relevante. En cuerpo y en lo otro.

 

Sobre los sitios arqueológicos. Un acercamiento a la meta-poesía de Víctor Ruiz

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Por: Jorge Alejandro Vargas Prado

Crédito de la foto: El Comercio

 

Sobre los sitios arqueológicos o la posibilidad de ser

a través del eterno rotar de los astros.

Un acercamiento a la meta-poesía de Víctor Ruiz

 

 

Admirado Víctor:

Soy un árbol creciendo sobre esta hoja de papel y en vez de frutos tengo pequeñas esferas LED que te iluminan, apuesto amigo. ¿Soy, efectivamente, un árbol creciendo sobre esta hoja de papel?

Si es que no soy un árbol creciendo en silencio sobre esta hoja de papel, ¿cómo puedo definirme?, ¿qué soy yo? ¿Soy yo el mismo que te vio comer un ciruelo ayer por la tarde cuando mirábamos la Plaza de Armas desde Huaynapata? Mi nombre es Jorge, tal cual, pero las células de mi piel que conociste hace 8 años no son las mismas. Mis dientes tampoco son los mismos. ¿Sabías que todas las pestañas que tenía cuando te conocí se han caído, una a una, y ya no son pestañas sino átomos de tierra? Mi cuerpo, y por ende el tuyo, se ha renovado completamente. Ninguna de nuestras células de hace 8 años son las mismas. ¿Soy yo entonces Jorge? ¿Eres tú entonces Víctor? Qué somos, Víctor, sino sólo los restos arqueológicos de un par de niños azules.

He leído El fin de la poesía con emoción, apuesto amigo. Quisiera que en este momento sonrías para mostrarles a todos que eres aún más guapo cuando sonríes y que viéndote todos sonreír sepan que eres uno de los escritores más importantes del Perú en estos momentos. Me alegra que las personas presientan, viendo lo apuesto que eres y entendiendo que tu sonrisa se parece a las violetas,  que la poesía también está relacionada al compromiso con la situación espeluznante de nuestra época, que el talento y, sobre todo, el esfuerzo que demanda escribir produce también un profundo sentimiento de rechazo a la injusticia. Por eso, es una alegría inmensa poder conocerte y aprender de ti.

Para mí, El fin de la poesía es un poemario que reflexiona, entre otras varias cosas, sobre el estado transitorio del “ser”. Una metáfora interesante que se nos presenta para comenzar a desatar el nudo de esta madeja inacabable es la de los sitios arqueológicos  ¿Los restos arqueológicos de Roma, son Roma efectivamente? No. Roma ha caído en su intención de permanecer. ¿Será que lo que quiere permanecer, lo que quiere “ser” para siempre se destruye más rápido? La necesidad de “ser” permanentemente se construye, para mí, como un acto egoísta y poco humilde. Quizás por eso el título del libro: hacer poesía desde la negación del ser como estado que no se modifica.

Siempre te he criticado, querido Víctor, esta suerte de embelesamiento que tú y algunos compañeros generacionales tuyos parecen sentir por la Europa intelectual. La Europa intelectual tiene (o tuvo) una inmensa obsesión por el concepto, por la definición, por las fronteras claras e identificables. Por ello, de todos tus otros libros, este poemario es el que siento más cercano a mi corazón y a mis luchas desde este pedazo del mundo que puede ser nombrado como la montaña o los andes y eso me alegra.

En el ande, los maestros enseñan con el ejemplo, casi sin explicitar con las palabras qué está bien o qué no está bien. Este poemario sigue ese mismo derrotero y, aunque mencionarlo ahora pueda quebrar un poco de su magia, nos muestra sin mostrarnos las falencias de esta época. Y nos muestra, sin mostrarnos cómo se puede escribir buena poesía. ¿No es este poemario meta-literatura? O mejor, ¿meta-vida? ¿No es esta manera de llamarlo lo más contradictorio que puede ocurrir?

Repito: ¿No es este poemario meta-literatura? ¿No es este poemario una suerte de arte poética que definirá la dirección que tomará tu trabajo creativo a futuro? ¿No estoy destruyendo el espíritu de tu poemario al intentar, justamente, definirlo? Me emociona mucho encontrar esa suerte de verdad en tránsito que se valida en su propia negación. Lo que se mueve o lo que rota, persiste. Lo que tienen intensión de permanecer, desaparece. ¿No es esa la lección más grande que nos dan los astros?

Hay cosas que, entiendo, se condenan en tu poemario, con la intención de quebrar el poder y su parálisis: la corrupción, el hambre, la fe católica.

¿Cómo se puede presentar El fin de la poesía en Cusco, la ciudad americana constantemente habitada más antigua de América? ¿No es Cusco una imagen interesante para entender este poemario?

El fin de la poesía me gusta, Víctor, porque es uno de los poemarios más sabios y más humildes que he leído de nuestra generación. La sensación de acceder a revelaciones profundas que podrían fácilmente servir para construir una vida más tranquila se sucede sin artificios ni vanidades. Esta humildad profunda que revela, que cuestiona, que encara, que desafía tiene estrecha relación con el lenguaje que utilizas, mi hermano. Lo refirmo, eres un nieto respetuoso de tus abuelos: José Watanabe, Antonio Cisneros, Jorge Eduardo Eielson y seguramente también de los otros caballeros de apellidos ingleses que no conozco, pero cuyos epígrafes aparecen constantemente.

Tu poemario, querido Víctor, produce la misma sensación de quedarse a mirar la inmensidad de las montañas hasta hacer vibrar las costilla o de quedarse observando al cielo hasta entender que hay estrellas que estamos viendo, pero que ya no existen, que sólo es luz viajando distancias incalculables. Para mí, entonces, tu poemario no solamente es sobre el “ser” sino también es sobre el “contemplar”.

Este texto, hasta aquí, es blanco. Que se mantenga blanco anularía la cierta validez que creo que tiene. Por eso, querido Víctor, quiero decirte que el único poema que me hizo trastabillar es uno de los más cortos: Si de algo sirviese la flor del cerezo / nadie repararía en su belleza

Este poema pequeño no es como los otros porque es el menos humilde, porque es el que más intención tiene de enseñar, porque es el que más clara intención tiene de hacer reflexionar y porque ignora que, para muchísimas personas, las flores de cerezo efectivamente sirven. Las flores de cerezo crecen en Asia y su utilidad espiritual, social y relacionada a la salud es indudable para ellos. La intención es sumamente clara en ese poema y su humildad se ha disuelto. Ése poema, creo yo, apuesto amigo, es el talón de Aquiles de tu libro.

Este texto, en varios sentidos, es todo lo contrario a tu poemario, Víctor. Este texto está inundado de auto-referencias y está también un poco redactado desde el balcón, donde soy yo quien tiene la autoridad para definirlo y eres tú, quien me lee, al que pretendo sorprender con mis hallazgos sesudos. Este texto tiene una clara intensión de definir lo bueno de lo malo. Este texto se ha escrito en pocas horas y la rapidez y el apuro no calzan con tus poemas, hermano o duque. Tu poemario, en varios sentidos, repito, es todo lo contrario a este texto que leo. Tu poemario es como tu sonrisa que es como las flores de violeta que crecen en los acantilados.

Cusco, marzo del 2016

CD Paso de los Trovos 100 DaDá, por Luis Bravo y Juan Ángel Italiano

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CD Paso de los Trovos 100 DaDá

 

Por medio del siguiente link, los invitamos a escuchar on-line y/o a descargar de manera gratuita, el CD Paso de los Trovos 100 DaDá, realizado por Luis Bravo y Juan Angel Italiano: https://juanangelitaliano.bandcamp.com/album/2016-paso-de-los-trovos-100-dad

 

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“Dadá cumple 100 años y en lugar de apagar velitas, las encendemos. Abrimos el campo  sonoro desde el pequeño mapa uruguayo, sabiendo que son pocas las veces que las voces de poetas iberoamericanos se avocan a resonar en poéticas fónicas, abstractas, asemánticas, lúdicas. Dadá hizo su aparición revulsiva, divertida y aún fluyente sobre el escenario del Cabaret Voltaire, un pub de la Zurich neutral, en 1916.” 


[La descarga se inicia presionando “free download”. Allí se dirigen a una pantalla en la que se puede seleccionar la calidad del audio (“format”). Al presionar el botón “download” se iniciará la descarga a su ordenador. No cierre su navegador durante el proceso. Dicha descarga incluye cada uno de los audios, y también un book o libro en pdf en el que figuran todos los textos y el detalle de los créditos de cada track. De yapa hay una breve pieza de video.]

13 + 1 poemas de Tarso de Melo

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Por: Tarso de Melo

Curador de la muestra: Fabrício Marques

Traducción: Joan Navarro

Revisión: Veronika Paulics

 

 

 

13 + 1 poemas de Tarso de Melo

 

 

POÉTICAS (1)

 

para Reynaldo Damazio, por Gelman

“Va a sus versos como quien va a su cueva” (Juan Gelman)

 

De donde caen las voces que hablan en el poema,

cae también un poco de silencio. Y ganas

 

de dar nombre al silencio, a lo que huye bajo lo que es dicho,

a lo que queda amarrado en las palabras que lo sustentan

 

– el poema, enterrado en la cueva del poema, nombrado

e innombrable. Más allá de las palabras, en la carne –

 

cerne – del sentido, como un dolor. O su hambre.

Como lo que viene a la cabeza – roe la memoria y parte.

 

Parte en parte. Lo que va al poema es pálida sombra

de lo que queda en los huesos. Grabado, en fiebre, incrustado.

 

Lo que es dicho se hace de las palabras que uno – con los días,

alguna pasión y sus armas – salva de allí. Y reparte

 

incontrolable, viento alrededor de sí mismo, agua entre

los dedos, sueño y llama, “árbol sin hojas que da sombra”.

 

Lo que se ha de decir escapa: cruza el río de palabras

y llega, cada vez más seco, a la otra orilla.

 

 

 

METAL

 

cada día un poco de la mano se queda en las palancas,

los cabellos se incorporan a los engranajes, renacen

sus dientes en las roldanas, manivelas instigan

y después sorben sus músculos, la boca de la máquina

escupe brazos, piernas, grita su canción monótona,

el sudor lubrifica las poleas, hierve los surcos del tornillo

(ideas ahora son de acero, el sueño vive en el aluminio)

 

el día entero se consume en ese trueque;

gastada, la vida

en breve cruzará la ciudad deshecha en cien caballos,

en brasa, trocada por mil quinientas cilindradas

 

 

 

CASA

 

en el piso que imagino

entre este cuarto del mundo

y un cielo cualquiera

 

nace a veces

impaciente

una flor que se rebela

 

y rechaza los favores

de la belleza

y de la tierra firme

 

hay una flor

que enseña (lección,

golpe, fábula)

 

mientras desprecia

uno a uno

sus pétalos

 

 

 

BANGLADESH 24042013

 

la foto final, el último aliento,

nervios entre vigas (vida, no oso,

no oigo), la sangre hermanada

con el hormigón, el amor bajo el polvo,

sueños bajo los escombros: fue la última

vez en que mi cuerpo supo el suyo,

fue la primera vez en que nosotros fuimos

sólo cuerpo, sólo cuerpos, nosotros

que antes éramos acero y músculos,

músculos y acero ahora envolvemos el polvo

de lo que éramos, el polvo de lo que fuimos,

mil como nosotros abrazados a la muerte,

tejidos ahora a lo que tejíamos,

nuestra ropas y las ropas en que

nos convertimos, ahora que nuestro amor

se llama muerte, ahora que nuestro

mundo es aún menor, sólo nosotros,

nuestro polvo, un nudo entre nosotros y todo.

 

Jpeg

El poeta Tarso de Melo

 

LAS MUERTES DE OSCAR

 

 

104, casi 105 años llevando consigo sus muertos

104, casi 105 años guardando la muerte para después

104, casi 105 años cediendo la vez a la muerte ajena

 

y Oscar, niño antiguo, rigiendo el mundo con el lápiz infinito,

interrumpía las curvas del hormigón para grabar las bajas

 

de las trincheras, del Pacífico, del Mar del Norte, Belgrado

los muertos de Oscar, enterrados bajo una “x”, llegaban en bandadas

de Kosovo, Ruanda, Dafur, Afganistán, Serbia, Iraq

de Somalia, Etiopía, Sudán, Liberia, Angola

caían del Andraus, del Joelma, de las Torres Gemelas

saltaban más allá de las redes antisuicidio

sucumbían en las Malvinas y en la tribus guaranís

abarrotaban los trenes de Auschwitz, Buchenwald, Dachau

desaparecían bajo el hielo de Siberia y al sol del Caribe

erraban de Treblinka a Guantánamo, de Bosnia a Haití

hartos de gas mostaza, agente naranja, napalm, ántrax

(Oscar guarda hasta hoy todos los gritos del DOPS

los ecos de la Candelaria, la sangre de los 111, las órdenes del PCC

los estampidos insomnes y el rojo caliente

intenso corriendo por los callejones de Jardim Ângela y más allá)

 

con Oscar enterramos todas sus muertes

y no sabemos qué hacer con las muertes de mañana

 

 

 

VARIACIONES SOBRE EL MIEDO

 

1.

 

las fibras aún arden

y cuentan las víctimas

que la vida aquí ya fue más ligera

 

que las heridas

siempre expuestas

ya dejaron dormir

 

pero hoy – y hoy no es

nada más nada menos

que esas cuerdas uniendo

lo que dejamos de ser

y lo que jamás seremos –

el viento no perdona, visita

casas, fosas, almas, y lleva

entre los dientes

las ilusiones con las que armamos

nuestro escondrijo

 

2.

 

no hay más que un mundo a ser creado

: dios, desempleado, asiste

(rasante solitario)

al desplome de su obra

 

3.

 

en la acera, en los ríos, en la turba,

en el cielo, en las sombras, en la carne:

dices tener miedo y aprietas

contra los añicos

los días, las noches, las palabras

que un día entregarías

 

tu (tu propio hombre del saco,

tu íntimo fantasma del espejo)

 

agarrado, más y más,

a las ramas, como hilachas,

que impiden el abismo

de engullir los vuelos

de tu infinita

fuga

 

4.

 

(las alas insomnes de un pájaro

apalean, en la distancia, la memoria

de esta noche, de este mundo)

 

5.

 

el mineral de tus miedos,

el desespero guardado en secreto,

un pavor que se pone trampas

 

: no hay santo dispuesto a recogerlos,

nada, ningún vaso que los ahogue,

nadie a quien donar tus alicates

 

déjalo todo donde está

 

 

 

PIES PARA FOTOS QUE NO EXISTEN

 

[uno] en esta

alegra ver

tan bien

en el desconocido

el rostro satisfecho

 

 

[dos] en aquella

como un viejo amigo

el completo extraño

feliz

 

 

[tres] aquí

la sonrisa que llena

el paisaje

de nadie

a nadie

 

 

 

RETRATO Nº 1

 

La noche cae como siempre cayó

y tú, impaciente, hablas de un nuevo hombre.

Levanto la cabeza, miro alrededor, no lo veo.

Pido menos prisa, otro vaso,

y me distraigo mientras los hombres de siempre,

exhibiendo su sed, demasiada barriga, menos dientes,

rascan lentamente los miembros que aún sienten

a orillas de un río que hace mucho los desprecia.

 

A veces nos escondemos en nuestros teléfonos,

aunque ellos no nos llamen, aunque nos devoren.

Bajamos por entre colores que prometen llevarnos más allá,

y ya percibimos que la mutación máxima a nuestro alcance

es sólo una dificultad cada vez mayor de salir a la superficie.

 

Es tarde. Extraño. Cuando despiertas, si despiertas,

dices que no quieres morir, pero no sabes lo que nos sujeta a la vida.

Ni lo quieres saber. Querías otros ojos, un oído más puro,

músculos y sinapsis, pero no sabes bien lo que harías con ellos.

 

La mesa está llena, la luz baja, la radio ya cansada

– pero el nuevo hombre no llega. En la tele el hombre de siempre

muestra sus garras, machacando en vivo a otros hombres de siempre.

Y tú preguntas, como quien no quiere respuesta, si el nuevo hombre

quizá usará sus superpoderes para ser todavía más superpodrido.

Podríamos reír. Pero lo dejamos para otro momento.

 

Es hora de irse. Otro país se evaporó, algunos más fueron linchados,

sus sueños fueron vendidos. Más pronto o más tarde, vendría la cuenta.

Y – por el cuerpo, por el vaso – no pasó lo bastante

para olvidarnos de que nadie vendrá a pagar por nosotros.

 

 

 

NATURAL

 

El juego está perdido, Doni, y no me vengas a decir

que la muerte es natural. Natural como la muerte del perro

bajo las ranuras de un pirelli, natural como el cuerpo

que no se levanta cuando todo en la ciudad grita, natural

como el cuerpo que no se despierta más y no permite dormir,

natural como la carne adhiriéndose invisible día tras día

a las suelas multicolores que pulverizan el estrago

que, insistentes, hacemos unos de los otros, unos a otros.

 

Se acabó el juego, tío, se acabó la partida. Vuelan

sobre nuestro espanto el resto de una conversación que

nadie más interrumpirá y el bulto inquieto

de todo lo que no dijimos bajo todo lo que fue dicho.

Sin alas, los pájaros sobrevivientes andarán

entre tus versos sin saber si ya no es suya la pasta,

la grasa, la plancha en que tanto vuelo se transformó.

 

Déjalo así. Una palabra más no dirá nada.

 

 

 

VERÓNICA

 

Yo quería ver sólo las fotos en que Verónica está hermosa.

Nunca más ver a Verónica como los hombres la quisieron.

Nunca más ver al hombre que los hombres arrancaron de Verónica.

La fiera que los hombres buscaron dentro de Verónica, nunca más.

No soporto las fotos en que Verónica desaparece

bajo los escombros en que los hombres la transformaron.

No soporto las fotos, a los hombres, sus golpes impresos en Verónica.

Nunca más quiero ver los ojos, la sangre, las marcas

que los hombres encontraron detrás de las pestañas de Verónica.

Nunca más quiero ver los gritos que los hombres estamparon

en la cara, en los dientes, en el sueño, en el globo ocular de Verónica.

Nunca más quiero ver lo que los hombres hicieron para verse

a si mismos en Verónica, para no verse en Verónica.

Nunca más quiero ver los cabellos que los hombres encontraron

bajo los cabellos de Verónica, el cuerpo que golpearon bajo las ropas

de Verónica, el monstruo que parieron con sus patadas.

Nunca más. Nunca más. Nunca más. Nunca más.

 

 

 

NO SÉ

 

No sé si es el caso de hacer otros versos

cuando todo lo que quiero ya se cae por los bordes

y las palabras ya no se pegan a lo que les gustaría.

 

No sé si soy yo o si es esa historia

que oí de alguien, de alguien que no sé,

sobre el fin de los tiempos en que plantábamos

nuestra feliz idea de futuro, de poesía, de amor.

 

No sé si es por causa de un cielo cargado

que no quiere salir más de ese extraño horizonte

que en nuestras cabezas aún sirve al propósito

de llevar nuestros pies un paso más allá, que sea.

 

No sé si es la hora, si es la falta de tiempo,

si es la hoja en que pronto o tarde caerán

las letras que no dicen nada que yo sepa.

 

No sé si es venganza no hacer alguna fuerza

para que nuestras preces traigan algo más que el bulto

de lo que ni sabemos cuánto nos robó.

 

No sé si, al azar, al fingir ese drama,

conquisto mucho más tedio que la lluvia,

más desprecio que el mar, frialdad y rechazo,

que suele salir entre los dedos del tempo.

 

 

 

ABANDONOS

 

(1)

 

por favor, olvida donde queda aquella calle

no llames más al número de siempre

suelta, suelta, te pido, suelta este asidero

no intentes más subir estos peldaños, deja

donde están tus ojos, deja

 

no sé si ya preguntaste a los perros de la calle

lo que piensan de lo que somos, inténtalo

no sé si, bajando un poco más,

consigues ver que la tarde ya desprecia

cualquier esfuerzo que sea para dar calor a

tus dolores, dudas, a tus dramas

 

(2)

 

será más fácil así, tus amigos

están todos peleados entre si

(cuanta lágrima detrás de tanta sonrisa

cuanta risa detrás de tanta lástima)

e intentas ser el eslabón entre ellos

pero ya no aguantas, ya no aguantan más

 

(3)

 

el último poema escrito por el muerto no decía adiós:

en sus gestos, en la hora final, nada había de distante

en los bolsillos, documentos, aseo y algún dinero

en los cordones lazo preciso, pero toda la vida un obstáculo

 

(4)

 

días, meses sin escribir un verso (silencioso

paseo de los ojos por las pantallas para ver huir

en el rastro de los colores las palabras que podrían ser suyas)

 

su cabeza nunca más volará como antes

sus piernas, para siempre, atrapadas por el barro

los puños mascados por incansables esposas

brazos torcidos, dientes rotos y la sangre

corriendo por fuera barriendo las palabras

del primero de los poemas jamás escritos

 

 

 

MALU

 

dicen que los dioses lo hacen todo

 

un dios que deshiciese

tal vez tendría hoy mi fe

 

 

 

FRAGMENTOS

 

para Jayme

 

es cruel dejar correr la sangre

(caliente, densa, lenta, ronca)

: escurrirse entre los versos, es cruel

hacer al lector, transeúnte, bailar samba

sobre los añicos del molotov,

desfilar entre los frutos de la matanza,

es cruel pegar en los ojos de quien visita

la piel arrancada de las víctimas,

las fibras que la bala se llevó fuera del cuerpo,

los pelos que se airearon, como es cruel,

Jayme, desgarrar los oídos del bobo

con el llanto que nadie más contiene

la gente no decía que la poesía debía

como una curativa hecha de distancia y tiempo

aquietar las heridas, los porrazos, la vida

que no cabe en nuestras manos frías?

– la gente, lo sé, no decía, porqué la poesía

se obstina en ser y querer mucho, quiere ser hoy

el mundo donde mañana andará Cecilia,

guardar los viajes en papel i de él sacar

el tiempo de paz en que todo será antimercancía,

y quien sabe la mochila que pesa más y menos

que todas, que lleva todo y a todas partes lleva,

que forastera se arraiga y desvía

 

 

 

———————————————————————————————————————————————-

(poemas en original portugués)

 

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 13 + 1 poemas de Tarso de Melo

 

 

POÉTICAS (1)

 

para Reynaldo Damazio, por Gelman

‹‹Va a sus versos como quien va a su cueva›› (Juan Gelman)

 

De onde caem as vozes que falam no poema,

cai também um pouco de silêncio. E vontade

 

de dar nome ao silêncio, ao que foge sob o que é dito,

ao que fica amarrado nas palavras que o sustentam

 

– o poema, enterrado na cova do poema, nomeado

e inominável. Para além das palavras, na carne –

 

cerne – do sentido, como uma dor. Ou sua fome.

Como o que vem à cabeça – rói a memória e parte.

 

Parte em parte. O que vai ao poema é pálida sombra

do que fica nos ossos. Gravado, em febre, incrustado.

 

O que é dito se faz das palavras que um – com os dias,

alguma paixão e suas armas – salva daí. E partilha

 

incontrolável, vento em redor de si mesmo, água entre

dedos, sonho e chama, “árbol sin hojas que da sombra”.

 

O que se há de dizer escapa: cruza o rio de palavras

e chega, cada vez mais seco, à outra margem.

 

 

 

METAL

 

a cada dia um pouco da mão fica nas alavancas,

os cabelos incorporam às engrenagens, renascem

os seus dentes nas roldanas, manivelas instigam

e depois sugam seus músculos, a boca da máquina

cospe braços, pernas, grita sua canção monótona,

o suor lubrifica as polias, ferve os sulcos do parafuso

(ideias agora são de aço, o sonho mora no alumínio)

 

o dia todo se consome nessa troca;

gasta, a vida

em breve vai cruzar a cidade desfeita em cem cavalos,

em brasa, trocada por mil e quinhentas cilindradas

 

 

 

CASA

 

no andar que imagino

entre este quarto do mundo

e um céu qualquer

 

nasce às vezes

impaciente

uma flor que se rebela

 

e rejeita os favores

da beleza

e da terra firme

 

há uma flor

que ensina (lição,

golpe, fábula)

 

enquanto despreza

uma a uma

suas pétalas

 

 

 

BANGLADESH 24042013

 

a foto final, o último fôlego,

nervos entre vigas (vida, não ouso,

não ouço), o sangue irmanado

ao concreto, o amor sob o pó,

sonhos sob os escombros: foi a última

vez em que meu corpo soube o seu,

foi a primeira vez em que nós fomos

apenas corpo, apenas corpos, nós

que antes éramos aço e músculos,

músculos e aço agora enlaçamos o pó

do que éramos, o pó a que fomos,

mil como nós abraçados à morte,

tecidos agora ao que tecíamos,

nossas roupas e as roupas em que

nos tornamos, agora que nosso amor

se chama morte, agora que nosso

mundo é ainda menor, apenas nós,

nosso pó, um nó entre nós e tudo.

 

 

 

AS MORTES DE OSCAR

 

104, quase 105 anos levando consigo seus mortos

104, quase 105 anos guardando a morte para depois

104, quase 105 anos cedendo a vez à morte alheia

 

e Oscar, menino antigo, regendo o mundo com o lápis infinito,

interrompia as curvas do concreto para gravar as baixas

 

das trincheiras, do Pacífico, do Mar do Norte, Belgrado

os mortos de Oscar, soterrados sob um “x”, chegavam em bandos

do Kosovo, Ruanda, Dafu, Afeganistão, Sérvia, Iraque

da Somália, Etiópia, Sudão, Libéria, Angola

despencavam do Andraus, do Joelma, das Torres Gêmeas

saltavam além das redes antissuicídios

sucumbiam nas Malvinas e nas tribos guaranis

apinhavam os trens de Auschwitz, Buchenwald, Dachau

sumiam sob o gelo da Sibéria e ao sol do Caribe

erravam de Treblinka a Guantánamo, da Bósnia ao Haiti

fartos de gás mostarda, agente laranja, napalm, antrax

(Oscar guarda até hoje todos os gritos do DOPS

os ecos da Candelária, o sangue dos 111, as ordens do PCC

os estampidos insones e o vermelho quente

intenso a correr pelas vielas do Jardim Ângela e além)

 

com Oscar enterramos todas as suas mortes

e não sabemos o que fazer com as mortes de amanhã

 

 

 

VARIAÇÕES SOBRE O MEDO

 

1.

 

as fibras ainda ardem

e contam as vítimas

que a vida aqui já foi mais leve

 

que as feridas

sempre expostas

já deixaram dormir

 

mas hoje – e hoje não é

nada mais nada menos

que essas cordas ligando

o que deixamos de ser

e o que jamais seremos –

o vento não perdoa, visita

casas, valas, almas, e leva

entre os dentes

as ilusões com que armamos

nosso esconderijo

 

2.

 

não há mais um mundo a ser criado

: deus, desempregado, assiste

(rasante solitário)

ao despencar de sua obra

 

3.

 

na calçada, nos rios, na turba,

no céu, nas sombras, na carne:

você diz ter medo e preme

aos cacos

os dias, as noites, as palavras

que um dia entregaria

 

você (seu próprio homem-do-saco,

sua íntima loira-do-banheiro)

 

agarrado, mais e mais,

aos galhos, como fiapos,

que impedem o abismo

de engolir os voos

de sua infinita

fuga

 

4.

 

(as asas insones de um pássaro

espancam, na distância, a memória

desta noite, deste mundo)

 

 

5.

 

o minério de seus medos,

o desespero posto em segredo,

um pavor que se armadilha

 

: não há santo disposto a recolhê-los,

nada, nenhum copo que os afogue,

ninguém a quem doar seu alicate

 

deixe tudo onde está

 

 

 

LEGENDAS PARA FOTOS QUE NÃO HÁ

 

[um] nesta

alegra ver

tão bem

no desconhecido

o rosto afeto

 

 

[dois] naquela

como um velho amigo

o completo estranho

feliz

 

 

[três] aqui

o sorriso que enche

a paisagem

de ninguém

a ninguém

 

 

 

RETRATO N. 1

 

A noite cai como sempre caiu

e você, impaciente, fala de um novo homem.

Levanto a cabeça, olho em volta, não o vejo.

Eu peço menos pressa, outro copo,

e me distraio enquanto os homens de sempre,

exibindo sua sede, barriga demais, dentes a menos,

coçam lentamente os membros que ainda sentem

à beira de um rio que há muito os despreza.

 

De tempos em tempos nos escondemos em nossos telefones,

mesmo que eles não nos chamem, mesmo que nos devorem.

Descemos por entre cores que prometem nos levar além,

e já percebemos que a mutação máxima ao nosso alcance

é apenas uma dificuldade cada vez maior de voltar à tona.

 

É tarde. Estranho. Quando acorda, se acorda,

você diz que não quer morrer, mas não sabe o que nos prende à vida.

Nem quer saber. Queria outros olhos, um ouvido mais puro,

músculos e sinapses, mas não sabe bem o que faria com eles.

 

A mesa está cheia, a luz baixa, o rádio já cansado

– mas o novo homem não chega. Na tevê o homem de sempre

mostra suas garras, moendo ao vivo outros homens de sempre.

E você pergunta, como quem não quer resposta, se o novo homem

acaso vai usar seus superpoderes para ser ainda mais superpodre.

Poderíamos rir. Mas guardamos para outro tempo.

 

Hora de ir. Outro país se esvaiu, mais alguns foram linchados,

seus sonhos foram vendidos. Mais cedo ou mais tarde, a conta viria.

E – pelo corpo, pelo copo – não passou o bastante

para esquecermos que ninguém virá pagar por nós.

 

 

 

NATURAL

 

O jogo está perdido, Doni, e não me venha dizer

que a morte é natural. Natural como a morte do cão

sob as ranhuras de um pirelli, natural como o corpo

que não levanta quando tudo na cidade grita, natural

como o corpo que não acorda mais e não permite dormir,

natural como a carne aderindo invisível dia após dia

às solas multicoloridas que pulverizam o estrago

que, insistentes, fazemos uns dos outros, uns aos outros.

 

Não há mais jogo, cara, não há mais partida. Voam

sobre nosso espanto o resto de uma conversa que

ninguém mais vai interromper e o vulto inquieto

de tudo o que não dissemos sob tudo que foi dito.

Sem asas, os pássaros sobreviventes vão andar

entre seus versos sem saber se já não é deles a pasta,

a graxa, a prancha em que tanto voo se transformou.

 

Deixe assim. Uma palavra a mais não dirá nada.

 

 

 

VERÔNICA

 

Eu queria ver apenas as fotos em que Verônica está linda.

Nunca mais ver Verônica como os homens a quiseram.

Nunca mais ver o homem que os homens arrancaram de Verônica.

O bicho que os homens buscaram dentro de Verônica, nunca mais.

Não suporto as fotos em que Verônica desaparece

sob os escombros em que os homens a transformaram.

Não suporto as fotos, os homens, seus socos impressos em Verônica.

Nunca mais quero ver os olhos, o sangue, as marcas

que os homens acharam detrás dos cílios de Verônica.

Nunca mais quero ver os gritos que os homens estamparam

na cara, nos dentes, no sonho, no globo ocular de Verônica.

Nunca mais quero ver o que os homens fizeram para verem

a si próprios em Verônica, para não se verem em Verônica.

Nunca mais quero ver os cabelos que os homens acharam

sob os cabelos de Verônica, o corpo que espancaram sob as roupas

de Verônica, o monstro que pariram com seus chutes.

Nunca mais. Nunca mais. Nunca mais. Nunca mais.

 

 

 

NÃO SEI

 

Não sei se é o caso de fazer outros versos

quando tudo que quero já cai pelas bordas

e as palavras não grudam mais no que gostariam.

 

Não sei se sou eu ou se é essa história

que ouvi de alguém, de alguém que não sei,

sobre o fim dos tempos em que plantávamos

nossa feliz ideia de futuro, de poesia, de amor.

 

Não sei se é por causa de um céu carregado

que não quer mais sair desse estranho horizonte

que em nossas cabeças ainda serve ao propósito

de levar nossos pés um passo além, que seja.

 

Não sei se é a hora, se é a falta de tempo,

se é a folha em que cedo ou tarde vão cair

as letras que não dizem nada que eu saiba.

 

Não sei se é vingança não fazer qualquer força

para que nossas preces tragam mais que o vulto

do que nem sabemos quanto roubou de nós.

 

Não sei se, ao acaso, ao fingir esse drama,

eu conquisto bem mais do que a chuva de tédio,

do que o mar de desprezo, de frieza e recusa,

que costuma vazar entre os dedos do tempo.

 

 

 

ABANDONOS

 

(1)

 

por favor, esqueça onde fica aquela rua

não ligue mais para o número de sempre

largue, largue, eu peço, largue esta alça

não tente mais subir estes degraus, deixe

onde estão os seus olhos, deixe

 

não sei se já perguntou aos cães da rua

o que pensam do que somos, tente

não sei se, descendo um pouco mais,

consegue ver que a tarde já despreza

qualquer esforço que seja para aquecer

suas dores, dúvidas, seus dramas

 

(2)

 

vai ser mais fácil assim, seus amigos

estão todos brigados entre si

(quanta lágrima por trás de tanto sorriso

quanto riso por trás de tanta lástima)

e você tenta ser o elo entre eles

mas já não aguenta, já não aguentam mais

 

(3)

 

o último poema escrito pelo morto não dizia adeus:

em seus gestos, na hora final, nada havia de distante

nos bolsos, documentos, asseio e algum dinheiro

nos cadarços laço preciso, mas a vida toda tropeço

 

(4)

 

dias, meses sem escrever um verso (silencioso

passeio dos olhos pelas telas para ver fugirem

no rastro das cores as palavras que poderiam ser suas)

 

sua cabeça nunca mais vai voar como antes

suas pernas, para sempre, agarradas pela lama

os punhos mascados por incansáveis algemas

braços torcidos, dentes quebrados e o sangue

correndo por fora a varrer as palavras

do primeiro dos poemas jamais escritos

 

 

 

MALU

 

dizem que deuses fazem tudo

 

um deus que desfizesse

talvez tivesse hoje a minha fé

 

 

 

ESTILHAÇOS

 

para o Jayme

 

é cruel deixar o sangue correr

(quente, denso, lento, rouco)

: escorrer entre os versos, é cruel

fazer o leitor, passante, sambar

sobre os cacos de molotov,

desfilar entre os frutos da chacina,

é cruel colar nos olhos de quem visita

a pele arrancada das vítimas,

as fibras que a bala levou corpo afora,

os pelos que tomaram o ar, como é cruel,

Jayme, rasgar os ouvidos do tolo

com o choro que ninguém mais contém

a gente não dizia que a poesia devia

como um curativo feito de distância e tempo

aquietar as feridas, as porradas, a vida

que não cabe em nossas mãos frias?

– a gente, eu sei, não dizia, porque a poesia

teima em ser e querer muito, quer ser hoje

o mundo em que amanhã andará Cecília,

guardar as viagens no papel e dele sacar

o tempo de paz em que tudo será antimercadoria,

e quem sabe a mochila que pesa mais e menos

que todas, que leva tudo e a todo canto leva,

que estrangeira se entranha e desvia

 

 

 

 

 

*(Santo André-Brasil, 1976). Abogado y profesor universitario, doctor en filosofía del derecho por la Universidad de São Paulo. Sus libros de poesía están reunidos en el volumen Poemas 1999-2014 (2014).

Los poemas «Poéticas (1)», «Metal», «Casa», «Bangladesh 24042013», «Las muertes de Oscar», «Variaciones sobre el miedo», «Pies para fotos que no lo tienen», «Retrato nº 1» y «Natural» fueron publicados en Poemas 1999-2014 (2014). El resto son inéditos en libro.

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(Santo André-Brasil, 1976). Advogado e professor universitário, doutor em filosofia do direito pela Universidade de São Paulo. Seus livros de poesia estão reunidos em Poemas 1999-2014 (2014).

Os poemas «Poéticas (1) », «Metal», «Casa», «Bangladesh 24042013», «As mortes de Oscar», «Variações sobre o medo», «Legendas para fotos que não há», «Retrato n. 1» e «Natural» foram publicados em Poemas 1999-2014 (2014). Os demais são inéditos em livro.

 

“Góngora & Argot: Ensayos sobre la poesía de Roger Santiváñez” (2015), por Miguel Ildefonso

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Por: Miguel Ildefonso

Crédito de la foto: www.elcomercio.pe

 

 

 

Góngora & Argot: Ensayos sobre la poesía

de Roger Santiváñez (2015),

por Miguel Ildefonso

 

 

Roger Santiváñez (Piura, 1956) es uno de los poetas más importantes del Perú y de la lengua española. Su obra ha sido estudiada a lo largo del tiempo, principalmente desde que llegara a la consagración hacia fines de la convulsionada década del ochenta. Góngora & Argot: Ensayos sobre la poesía de Roger Santiváñez (Perro de Ambiente, editor. 2015) nos permite abordar estos estudios y penetrar en esta obra poética en toda su evolución. El autor del presente libro compilatorio, Paul Guillén, nos dice en el prólogo: “Podemos encontrar diferentes lecturas, incluso aun polémicas que me­recen una revisión, por ejemplo, respecto a la presencia del neobarroco en Santiváñez, autores como Gómez O. y Padilla niegan una filiación directa, por su parte, Shellhorse y Di Laura detectan de manera natural esta genealogía. El concepto ‘violencia política’ es analizado por auto­res como Zevallos Aguilar, Chueca, De Lima y Guerrero Peirano, cada uno de ellos hace aportes, por ejemplo, recogen ideas de ‘necropolíti­ca’ de Achille Mbembe, ‘alegoría’ de Walter Benjamin, de los estudios culturales y del feminismo.”

 

Es importante señalar, tal como lo hace Guillén, el tema de lo neobarroco, ligado al trabajo con el lenguaje (la rupturas, las sonoridades), y el de la violencia (política, erótica), para delimitar las bases con las que el poeta ha ido construyendo un mundo que, a la vez que ha ido penetrando estéticamente en su materia verbal, fue expandiéndose (migrando) a otros campos (primero de Piura a Lima, y hace más de una década que el poeta radica en Estados Unidos).

 

El título alude a la fusión de lo culto proveniente de la tradición gongorina con el argot de la calle (del lumpen, de Lima, del Perú). Por eso, otro de los aciertos del libro es el haber empezado con la reunión de los estudios de Symbol, publicado en 1991, con el cual vemos una evolución en la poesía de Roger Santiváñez; no un cambio radical, pues justamente los estudiosos aquí presentes se encargan de inventariar esos rasgos nuevos en la poesía peruana que afloraron plenamente en Symbol, y que están presentes ya en los libros anteriores de Santiváñez.

 

Las dos secciones siguientes tienen los títulos: De Eucaristía a New Port, y Estudios panorámicos.

 

Symbol deviene plurilingüismo en el que están juntas distintas hablas de épocas, geografías y estratos; nos dice Silvia Goldman en SYMBOL DE ROGER SANTIVÁÑEZ: LA LETRA QUE SOBRA ES LA LETRA QUE FALTA. Es esencia y necesario partir de la materia lingüística de esta poesía, pues el sentido del discurso nace desde el trastrocamiento de los signos, desde la trasplantación de sus campos semánticos. Por eso Germán Labrador Méndez resalta lo siguiente en POUNDEMONIUM LENGUA, PODER Y FARMACIA EN SYMBOL DE ROGER SANTIVÁÑEZ: “uno de los más herméticos libros de Roger Santiváñez, donde el esfuerzo de concentración lingüística, de deconstrucción de las formas, en nombre de una poesía aun así documental, adquiere tal vez mayor intensidad y refinamiento.” Este crítico nos habla de los “ritos de comunión para volver al origen. De la mano de los poetas románticos y de los surrealistas. Alquimia del deseo, de los fluidos corporales, como producción de la poesía y como apropiación del tiempo”. Esta lectura me parece importante para entender el acercamiento a lo religioso en la poesía de Santiváñez: “lo bello, lo triste y lo verdadero escriben su mito de duración y transcendencia desde formas de religiosidad popular, desde cultos claramente sincréticos, como si hubiese dioses secretos que, de cuando en cuando, vuelven”.

 

Luis Fernando Chueca, en SYMBOL ENTRE EL CONVERSACIONALISMO Y EL NEOBARROCO: VIOLENCIA Y DESCENTRAMIENTO COMO DETONANTES DE UNA RECONFIGURACIÓN EN LA ESCRITURA POÉTICA DE ROGER SANTIVÁÑEZ, enfatiza las alusiones a la violencia presentes en el poemario anterior de Santiváñez, Homenaje para iniciados (de 1984), y afirma, además que Symbol y  Cor Cordium (de 1995) son “los poemario del autor en que la escritura tiende más radicalmente a la desestructuración, el descentramiento y la ‘lumpenización del lenguaje’ preconizada por los Kloaka.”

 

Cierto es que en la memoria de la poesía peruana nos han quedado presentes versos e imágenes como: “Y atraco en el sokotroko de tu vulva” o “Abría tu Tampu-tokto de par en par y parías / el nuevo ser soñado por los clásicos”. Por eso, y por muchos más, Symbol es uno de los grandes poemarios que cierran el siglo XX, y que está a la altura del trabajo de César Vallejo.

 

José Ignacio López Soria abre la segunda sección con DIÁLOGO CON EUCARISTÍA DE ROGER SANTIVÁÑEZ en donde hace la lectura del simbolismo religioso presente en Eucaristía: “desde el título, (está) poblado de términos procedentes de la cultura religiosa. Desfilan por el poemario personajes bíblicos o de la tradición cristiana: Dios, Adonáis, Cristo, el Señor, Adán, vírgenes, ángeles y santos y hasta el Señor de los Temblores.” Jorge Polanco Salinas (en EL OCÉANO TRIZADO DE ROGER SANTIVÁÑEZ), resalta algo importante (otro enfoque a tener en cuenta) en la evolución de la poética de Santiváñez: “En Eucaristía ya se insinuaba lo que iba a suceder en el actual libro. El acento de algunos poemas de Amastris está puesto en el inglés debido a razones vitales: el enfrentamiento cotidiano del autor con el idioma al haberse trasladado a Estados Unidos. Como poeta este fenómeno es crucial. Confrontar dos lenguas y mixturarlas es ocasionado por una experiencia del lenguaje novedosa. En otros escritores latinoamericanos también se observa cómo se está dando testimonio de dicho suceso.”

 

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Al inicio de esta breve reseña mencionamos la consagración del poeta (que señalo con la aparición de Symbol); que, en realidad, es la consagración de un lenguaje renovador. Sobre esto Mario Montalbetti en TAL VEZ SEA NUESTRO MAHLER nos decía: “Tal vez Santiváñez sea nuestro Mahler. No porque arregle sus cuitas metafísicas directamente con algún dios íntimo sino porque su importancia se descubrirá, lamentablemente, dentro de algún tiempo.” Efectivamente, esa consagración ya vino, ganando poco a poco el consenso. Este libro, editado por el poeta y crítico Paul Guillén, era necesario hacía tiempo puesto que Santiváñez no solo es un poeta con una obra consolidada, sino es el poeta de toda una generación, en donde se halla la voz de una generación. Y lo que hace falta en la poesía peruana son los estudios críticos, estudios serios, y no solo los textos periodísticos o impresionistas en las cuales se ha quedado, al parecer, la critica desde hace unas décadas.

 

Por ello, una propuesta “ilícita” en la poesía peruana puede demorar en ser comprendida a cabalidad por la crítica, como en su tiempo le sucedió a Vallejo. Montalbetti nos dice en su lectura: “¿Qué asociaciones ilícitas? Santiváñez coloca, por ejemplo, la palabra alisio a una palabra de distancia de la palabra Alicia pero sin pretensiones de rima; junta la palabra corales con la palabra caracoles que la contiene anagramáticamente; o junta el inglés almost con el piurano olmos que le suenan, a un oído castellano, ‘olmos the same’. Lo mismo ocurre con la yuxtaposición del quechua jatunruna con el inglés running que ahora se deshace (o arruina) en runin; o, refiriéndose a la noche, a una noche, con la asociación finiquita y riquifita, que debe ser la monumental condensación de una noche que ya termina, que es delgada, que es fina, que está rica y que está fit.”

 

ROGER SANTIVAÑEZ Y LABRANDA, UN POEMARIO AÉREO, LEVE, VAPOROSO Y FUERTE titula Mirko Lauer a su ensayo. Aquí da un testimonio: “a partir de un momento, probablemente en la lectura de Cor Cordium (1995), con los trabajos del poeta ya en su segundo decenio me convertí, es la palabra exacta en este caso, en un fan. Empezó a atraerme un lado canalla irreverente que su poesía en realidad siempre tuvo, pero que para mí había vivido enterrado bajo mis propios prejuicios. Descubrir la chunga, que al pie del altar, cualquier altar, se potencia mucho. Pero ese misticismo contrafáctico y desbordado existía, inleído por mí, por lo menos desde Symbol (1991).”

 

Para Lauer el barroco, evidente en Symbol, llega a imponerse del todo recién en Labranda (2008) “con enorme fuerza y delicadeza”, su modelo permanente es Martín Adán “no solo para sus encuentros y reencuentros con la forma culterana, para la simbología de lo amatorio, para el manejo celosiado de la trasgresión. También para el tratamiento de la ternura en lo infantil y lo preadolescente”. Interesante esta lectura, en la cual halla también otras influencias como la sensualidad de José Lezama Lima: “Piura es su Cuba.” Y finalmente afirma lo siguiente: “La lectura de la obra reunida del poeta y este último poemario hacen pensar en algo así como una mega-generación que parte de Adán en los años 20 y aterriza en Santiváñez.”

 

Hablando de las influencias, en estos estudios se aborda la impronta de Ezra Pound; también la presencia de Jorge E. Eielson, Luis Hernández y Rodolfo Hinostroza.

 

Tenemos, por otra parte, ensayos de José Ignacio Padilla (ROGER SANTIVÁÑEZ: ROBERTS POOL CREPÚSCULOS), de Victoria Guerrero Peirano (en AMARANTH: LA FLOR DE SANTIVÁÑEZ nos dice la poeta y critica que “Amaranth es el libro de la memoria y de la ternura”). Biviana Hernández escribe UNA PALABRA EXIGÍA SU NUEVA GUITARRA: ALGUNAS NOTAS SOBRE LA POESÍA ÚLTIMA DE ROGER SANTIVÁÑEZ, aquí resume bien la propuesta más reciente de nuestro poeta estudiado: “Tras leer los últimos libros de poesía del poeta peruano Roger Santiváñez (…) me parece evidente reconocer en la utopía (de la naturaleza y del amor), no solo las isotopías más recurrentes de esta, su poesía última, sino también las claves fundamentales del valor que a ella le concede el poeta como motor de su ya larga y reconocida trayectoria. Un hilo común que conecta, penetra y atraviesa estos poemarios es la atmósfera bucólica, pastoril, de los paisajes. Una atmósfera que bien evoca y convoca la imagen de las topofilias de Yi-Fu Tuan, cuando refiere a los diversos modos en que el sujeto se ve afectado por la experiencia de los lugares que habita o ha habitado.”

 

En otro lugar de su estudio dice también: “Cercano al Teillier de Para ángeles y gorriones, Santiváñez parece decirnos, en esta etapa de su trabajo poético, que en el mundo donde verdaderamente habita el poeta, la experiencia (vital y poética, el arte y la vida) seguirá siendo la búsqueda de lo ‘bello’”. Y transcribe unas palabras del poeta chileno que diera en una entrevista: “Yo escribía lo que me dictaba mi verdadero yo, el que trato de alcanzar en esta lucha entre mí mismo y mi poesía, reflejada también en mi vida. Porque no importa ser buen o mal poeta, escribir buenos o malos versos, sino transformarse en poeta, superar la avería de lo cotidiano, luchar contra el universo que se deshace, no aceptar los valores que no sean poéticos, seguir escuchando al ruiseñor de Keats, que da alegría para siempre…”

 

En Góngora & Argot: Ensayos sobre la poesía de Roger Santiváñez podemos leer, además, los importantes estudios de Mariana Alegría (que aborda Virtú seguido de Roberts Pool Crepúsculos), de Antonio Ochoa (estudia Virtú; “me gustaría aventurar una primera respuesta en este momento y decir que en Virtú es el ritmo lo que otorga el sentido”, afirma), de Paul Guillén (se encarga de New Port), de Víctor Vich quien escribe FUGAS DE LA CULTURA EN LA POESÍA DE ROGER SANTIVÁÑEZ (con los aportes lacaneanos), de Ulises Juan Zevallos Aguilar que titula a su estudio LITERATURA Y NECROPOLÍTICA EN EL PERÚ DE LOS 80. EL PROYECTO IDEOLÓGICO ESTÉTICO DEL MOVIMIENTO KLOAKA.

 

El poeta y crítico Luis Fernando Chueca Pontificia nos trae otro ensayo titulado VIOLENCIA POLÍTICA, NACIÓN PERUANA Y POESÍA EN “LA GUERRA CON CHILE” DE ROGER SANTIVÁÑEZ. Paolo De Lima publica 1984: LA VIOLENCIA POLÍTICA ESTÁ EN LIMA POUNDIANA TRASLACIÓN DE TIEMPOS + RIMBAUDIANA OSKURIDAD EXISTENCIAL EN HOMENAJE PARA INICIADOS DE ROGER SANTIVÁÑEZ; igualmente Victoria Guerrero Peirano nos trae otro aporte valioso, GÉNERO, VIOLENCIA POLÍTICA Y REPRESENTACIÓN EN LA POESÍA DE ROGER SANTIVÁÑEZ: “THE XTO. INSINUANTE” Y HOMENAJE PARA INICIADOS.

 

Por su parte el poeta y crítico chileno Cristián Gómez publica ¿QUIÉN ES ROGER SANTIVÁÑEZ?: MIGRACIONES LÍRICAS EN EL PERÚ RECIENTE. Aquí hace mención a unas ideas de José Antonio Mazzotti, importantes para los estudios de la poesía de Santiváñez y que sustentan lo que decíamos arriba sobre la voz generacional en esta poesía: “De acuerdo a lo que plantea José Antonio Mazzotti, la violencia verbal y sintáctica con la que opera Santiváñez, traduce a través de distintas mediaciones expresivas el tipo de violencia que se vivía en el Perú en la década del ‘80. El académico y poeta peruano subraya que en Santiváñez hay una primacía de un sujeto del habla (pero también su representación) profundamente escindido, que pasa por distintos niveles de conciencia así como también por diversos registros poéticos, donde, en palabras de Mazzotti, ‘la violencia verbal y los niveles de perversidad amorosa y social han llegado a límites nunca antes vistos en la poesía peruana’.”

 

Para terminar tenemos los ensayos de Adam Joseph Shellhorse (EL SENTIDO POÉTICO Y EL GESTO NEOBARROCO DE ROGER SANTIVÁÑEZ), de Giancarla Di Laura (UNA APROXIMACIÓN HACIA LA POESÍA DE ROGER SANTIVÁÑEZ), de Eduardo Chirinos (LA INDIFERENCIA DE BEATRIZ O LOS DOLORES MORALES DE SANTIVÁÑEZ) y el testimonio amical y ensayístico de Sigifredo Alberto Burneo Sánchez titulado BÚSQUEDAS Y HALLAZGOS EN LA POESÍA DE ROGER SANTIVÁÑEZ, en el que con nostalgia piurana dice: “Las prolongadas conversaciones con el poeta Roger Santiváñez —en el jardín de su casa en la Urbanización Santa Isabel, o entre las altas paredes de la casa de mis abuelos en el barrio sur, o en las noches interminables compartidas en parques o en cantinas— terminaron abruptamente cuando el joven poeta abandonó la tierra piurana para instalarse en Lima.”

 

Vuelta al origen (como las palabras de Sigifredo Burneo) es la poesía, y es la mirada crítica que nos presentan estos estudios fundamentales no solo para comprender y desentrañar la poesía Roger Santiváñez, sino también para construir un corpus (basado en el conocimiento y el análisis) de la poesía peruana de estas últimas décadas.

 

 

 

5 poemas de Léonce W. Lupette

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Por: Léonce W. Lupette

Selección de textos : Reynaldo Jiménez

Crédito de la foto: www.caterinaseneva.wordpress.com

 

 

5 poemas de Léonce W. Lupette

 

 

 

mi bida Frag-ment-âria

epse kolásh de des-faz-ajes

ipsa imdumemptaria

hek-tarias d’imbvem-tarios

arxi-varios somos arxi-arxivos

de xikos xicos & xikos grandchis

amikus ficus perdidus amikas

benévolas ka’usentes

sentos y sentas

di ojos estáñikos ke revientam

su mir-ada es-kupiendo

pastishas anti-vióti-kas

3 mi-êrdas dentadas

em 100 anos de soledad

em posizao ‘orizontal

la berti-kal kuesta il

berti-go go go

lo akku-mulado

molido parado

em la caixa do super

merka-do su-dando

mis huesos mi-kado

no-su-daka su-dando

me dieron dis-nea

du-dando do más ser-kano

dos más cerka-nos em bista

merda em disnea-lândia

tmatum conzentratum

vinum varatum

shogúr vainisha fress-kur-a

nderevikuape horizontal

des-vanezco vakante

vakas terratenientes

terra em lugar

de lugar

xe-reales

frutas i-ra-ízes

¿quiém se mueve?

Mantiene em-zen-dido

las brazas

em los brazos —

 

 

 

Los gases ga-gases las gasas garages Garagen o-lina o en

La Molina la peri- la perish- la putre pu-Peru Pe Peri- la

pheria de la aquella bastión de la co-com-bustión de lo que

numka abasta jamás no abastará lo ke muele es este molino

de aire de lija de Lima que es tan abrasivo que gasta mucosas

productos resi-duales triales quadrales las ko-sas kositas ke

kedan después de la ko-kombustión ke no sirven y ke se-a

kumulan nel aire penetran pa-pártiku- parto-partículas se

entremeten en-entre las lass das da- also las córneas & ké

korno es esta monta- nah, -no ese mo-món-te ke de repén-te se

aparece detrás dessa tina-cortina ke se impone ke hace que

todo parece pegado nun muro un mur no de ouate mais de

quelque chose plus opaque une espèce de género-gelatinosidad

pe-pega-pe-pero volvamos a lo ke así no más se entremete

komo sucios kristales michi-minúskulos ke fraksionan la

kasi ya no posible visión y la frotan karkomen lo ke se kedó

entre lo visto y el kristalino y así y los grises las kapas de

lo inútil lo indeskomponible in-interfieren las Ferien die

nein las fieras respirolfakto-visuales & eso: lo incombustible

 

 

 

Re-posa una sopa en el paso del sapo que vino de lejos saltó

no de Salta su salto se posa a-posa a-dentro de otra Bewegung

dʼun altro mouvement de un éxito-éxodo vuelo-volcánico de Chu-

crut no Chubut ka-ka-butt ese velo pu-plus y Las Plumas que no

son un Plural sino son un punto el punto que más rápido pierde

su po-pulation que se pierde por otros ca-minos y los ca-minos

que llevan a este descorchado lugar raras veces por raras mentes

son tomados aunque no sean las pobla-colonias de leva-da-

duras pu-puras y la región en mapudungun es Chupat como si

el lugar nos dijera chupad ese néctar piedráti-rocátrico y todo

cerca de Languiñeo y que no es que no tiene languidez que ma

langue resiente todo lo contractu-todos los contra-ríos las contra-

dicciones del iodo vol-cánico cásico paco-o-páco & casi naranja

aunque Chupat si-significa-ca-claro y/o trans-parente y esto acá

es tan turbio un turbo lava-lavático como que vino con mucha

sulfitoxidasa y desde-de muy de adentro de lo enig- lo eno-mag-

mático y primero dispara du gaz, amargor su sulfor las volcánicas

plumas de alcohol que se esfuman en mi pala-dar para-dar y da-

distribuir acideces por muchos la-lados insipi-inspi-in-inesperados

nel flujo de chao-caóticos gustativos, empalme de embalse &

disparo y luego se sienta se asienta se ronro-se redondea emcurba

en la materialización gustativa de cítricos y ya encuentra su vuelo

su camino lo cual ya casi es una lástima ya que me había poro-

proyectado perderme con él en su recorrido el exprimido de la(s)

piedra(s) negras el manjar de los dioses son dioses raros igual

los que están en el mundo

 

para paz levinson

 

 

 

Nu gehd nich um informacij-ma-majic informatió-ma ma-tio ma tía

ma ljubav-ma-ría ma u teid tîd oer tid whenn so-solo do-doba stump-

stundem noch bleive noch blei nor belief no beliew in-form in-formis

in-formitas form da-dagsform vonner förmig-unförmigkeit her-tinken

er-tinken te-rinken no piti po-piti sat sat di saat diese saat nimmer satt

neuro-neumo-morán neumoran mo-morán morirá morirallá em-minuts

di-minuta minutn mi-nuti pre-minu pre-kinu ke-kimo-te te-rapia ke-ke-

mo-terapia no-rapia harpiya trapiya zračenjem ke kemo me-kemo me-

memo mo-ría hemo-ría ra-gia la rage le soulage-soulagement saoulage-

ment mit de-mohn me-momohn-un un plötzlich zak zak rak rak mehr

zrak-zraka durch memo-die me-ta ta-tastn tasta-se me zakrea pan krea

ki-kiero des-kanzo des-kancear re-krear creer en uma kraćenje kračun

 

para maría & lili

DRECKSÄCK

 

         alguno   te   grita

                           que   akzidente   por   &

                  por   terco

en   la      obra      en   construcción

                  de   tu   carga   lembral

                           se quedó

 

tanto más cuanto que el nombre

         se ha conservado

                  regularmente

 

formas   semejantes   no   han   sido

         ajenas

                  y una variante

corre

corro      doy

vueltas

         bueltas

                           y

güeltas

en   mi   vici         o

         en   la   tuya      suaba      suabo

azul   que   tenías      de   niño

y   en   la   que   dabas

         veltas

                  beltas

                           y

gueltas

                  esbeltas

sin   nunca   llegar

         o   azul   era   mía

con   ruedas                    o   rudas

                  dos   y   dos

 

souerbo   souarbo

         sorbe

 

es   verdad

                  que   este

                                    no   es

caso típico

                  fruente

                  flueco

                                    prueba

culuebra        y

                                    lerdo

quizás

                  duero     rasuero

         y   suelo

         suelo                   con   o   sín

me   quedar   no

         sé   si   abajo

                  debajo            debaixo

         culuebra   na’rena   feita

                  del Hymalayá

                  o Akonkagua

que son          o   eran

         mis recuerdos   o   fueron

no                    mi memoria

         del cerro Tití

                  que   siquiera   no

                           me aplastó

 

 

 

 

 

*Escritor, traductor y filólogo. Es franco-alemán y vive en Alemania y Argentina. Estudió Literatura comparada, filosofía y literatura latinoamericana en Fráncfort del Meno y Buenos Aires. Ha publicado en poesía, entre otros-. a|k|va|res (2010) y Tablettenzoo (2013). Es coeditor de revista virtual de poesía y artes karawa.net (junto a K. Ames, M. Genschel, N. Lange, S. v. Brocke). Destacan entre sus traducciones: John Ashbery (A worldly country/Ein weltgewandtes Land); Esteban Echeverría (El matadero/Der Schlachthof); su antología del poeta paraguayo multilingüístico Jorge Kanese; Charles Bernstein (Angriff der Schwierigen Gedichte, junto con T. Amslinger, N. Lange, M. Traxler); John Berryman (77 Dream Songs, Lubooks 2016). Últimamente trabajó, junto a M. G. Burello, en una edición bilingüe y filológicamente cuidada de la última poesía de Friedrich Hölderlin (El Hilo de Ariadna, 2016). Página de autor: http://karawa.net/autoren/leonce-w-lupette.


Sobre “¿Qué será de ti? Poesía joven de Brasil” (2015), Selección y traducción de Luis Aguilar

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Por: Carlos Alcorta

Crédito de la foto: Ed. Vaso Roto

 

 

Sobre ¿Qué será de ti? Poesía joven de Brasil (2015),

Selección y traducción de Luis Aguilar

 

 

Como no podía ser menos, en un país de contrastes tan enormes como Brasil no tiene cabida una poética uniforme, tratándose además de la poesía más reciente que se está escribiendo, porque, como veremos más adelante, pocas cosas comunes, aparte de unas fechas de nacimiento próximas, poseen la mayoría de estos veintiséis poeta reunidos en esta antología por la autorizada mano de Luis Aguilar, poeta, traductor y periodista nacido en Tamaulipas en 1969 que cuenta con un importante número de títulos publicados tanto en poesía como en narrativa, muchos de ellos galardonados con reputados premios. Ha sido, además, usufructuario de una beca del Programa de Residencias para Traductores Extranjeros de la Fundación Nacional de Brasil, lo que, sin duda, le concede aún mayor crédito para llevar a cabo una empresa de tal envergadura como ésta, porque, sin duda, no ha resultado tarea fácil elegir dichas voces y seleccionar aquellos poemas capaces de dar una imagen cabal —aunque, inevitablemente, parcial— de la poesía escrita por las generaciones más recientes en un país con tan rica tradición literaria. Él mismo lo explica: «Seleccionar a los poetas para una antología es siempre una complicación, y más si el ojo revisor pretende tomar distancia del canon […] pensar una antología fuera del canon, donde la apuesta no es la estabilidad sino el riesgo, no el pasado sino el futuro, resulta doblemente complicado; sobre todo porque con frecuencia no se asientan con claridad las condicionantes que determinan las inclusiones».

 

Para llevar adelante cualquier proyecto es necesario acotar los presupuestos de los que parte y los objetivos que se pretenden conseguir. Las premisas que ha utilizado Luis Aguilar se reducen a tres: «la edad, considerando jóvenes hasta el momento del arranque del proyecto a todos los poetas menores de cuarenta años; el haber obtenido al menos un reconocimiento público —criterio éste, a mi modo de ver, cuanto menos, discutible—; y tener en su haber, cuando menos, dos libros publicados con ISBN». Nos guste más o menos, el antólogo es quién decide cómo abordar su trabajo y bajo esas condiciones hemos de leer a los autores. Hay, sin embargo, un matiz que necesita alguna puntualización. Aguilar escribe lo siguiente: «En el producto final no están todos los que son ni son todos los que están». La primera parte del aserto es una obviedad, pero uno no puede dejar de preguntarse cuánto de cierto hay en la segunda parte de la frase: «ni son todos los que están». Quiero creer que se trata de una errata, porque, de lo contario, he de confesar mi perplejidad. Ningún antólogo, si es el autor efectivo de la antología que firma, debe incluir a autores que no considera dignos de formar parte de su selección.

 

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Dejando al margen esta minucia, ¿Qué será de ti? está integrada por poetas nacidos en su mayoría en la década de los setenta y de los ochenta —Pádua Fernandes, la de más edad, es del año 1971, mientras que Renan Nuernberger y Thiago Ponce de Moraes, ambos de 1986, son los más jóvenes—. El arco temporal que existe entre ellos es, como se ve, lo suficientemente dilatado como para que pertenezcan a generaciones diferentes, pero el objetivo de esta antología no es hacer un rastreo generacional en el sentido estricto ni siquiera estético, y esa es su gran apuesta, porque en el escaparate de estas páginas se pueden leer todo tipo de propuestas, desde las más arriesgadas como las de Márcio-André o Sergio Cohn a las más ajustadas a un canon discursivo, como Leonardo Gandolfi o Ricardo Rizzo, por citar sólo algunos nombres en esta variadísima muestra. Hay voces todavía en agraz que corresponden generalmente a poetas jóvenes y otras que poseen una personalidad incuestionable (la ya mencionada Pádua Fernandes, Marcelo Sorrentino, Anita Costa Malufe o Marília Garcia, entre otros).

 

Podríamos mencionar otros nombres de los muchos que nos parecen interesantes, pero lo mejor de esta antología —y aquí debemos hacer mención a la extraordinaria labor que está llevando a cabo la editorial Vaso Roto, comprometida en poner al día al lector en español ofreciéndole muestras de las variadas poéticas foráneas como la polaca, la argentina, la rumana y, ahora, la brasileña— es la función didáctica que cumple a la perfección. El libro cuenta con un apéndice en el que se informa brevemente de la bibliografía de cada autor. Teniendo en cuenta que el prólogo es muy escueto, estos datos resultan imprescindibles. A partir de ellos, y después de leer a cada uno de los poetas, el lector podrá hacer su propio balance y  establecer el orden de acuerdo a sus preferencias, porque el propósito de difusión de la nueva poesía que se escribe en Brasil está con este volumen, más que cumplido.

 

El animal…, o la poesía animista de Renato Pita Zilbert + 3 poemas

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Vallejo & Co., presenta un análisis crítico del último libro de poemas de Renato Pita Zilbert: El animal muere en los límites de un país conocido (2015).

 

 Por: Luis Enrique Mendoza

Crédito de la foto: Izq. Paracaídas Ed.

Der. Facebook autor

 

 

El animal…, o la poesía animista

de Renato Pita Zilbert + 3 poemas

 

 

Inscrito en la ruta del chamanismo amerindio, el último poemario de Renato Pita, ”El animal muere en los límites de un país conocido”, propone una continuidad lírica-ontológica entre el hombre y su entorno. Atrás quedaron los poemas intimistas e inexistentes de “Para salir el sol contigo” (2012). Esta nueva entrega muestra una voz apuntalada, consciente de su lugar de enunciación y comprometida con la “política cósmica” de los pueblos amazónicos. No en vano Renato es un eficaz comunicador y activista de los derechos de los pueblos indígenas.

El libro estructura una crítica al statu quo occidentalizante bajo el auspicio de tres epígrafes. El primero -que da nombre al libro y que abre la primera parte- es un verso del escritor catalán Pere Gimferrer (“El animal muere en los límites de un país conocido y allí los ojos se le abren”), el segundo es del poeta argentino Roberto Juarroz (“venían de desmorir”), y el tercero es del artista peruano Jorge Eduardo Eielson (“El sol del caos es grato a la serpiente y al poeta”).

Sin hacer proselitismo, el libro hace suyos los saberes y prácticas indígenas y los enfrenta al discurso del capitalismo saqueador. Apliquemos algo de antropología contemporánea. El texto no opera por acumulación de imágenes, sino por reciprocidad de perspectivas. No objetiviza el entorno, lo personifica. No apunta a “algo”, sino a “alguien”. No quiebra las relaciones entre naturaleza y cultura, las recombina. Así, lo que está en juego en este libro es el rescate de un discurso históricamente postergado, “el perspectivismo chamánico amerindio como política cósmica” (Viveiros de Castro). Aquí un botón:

 

otro ejemplo

 

UN HONGO ANCHO Y FABULOSO (COMO DE OTRO MUNDO) VIVE

en la lupuna, árbol ingobernable por su altísima talla como

estatua de la libertad [otra libertad] escaso por la tala, el triplay,

entre otros.

 

un hongo habita la lupuna y ambos son seres nobles [categoría

de otro mundo, nobleza de otro mundo] como también lo son

insectos, roedores, aves y demás compañía [otros compañeros,

otros vínculos, prácticas, etcétera].

 

es que de pie y entera, la lupuna es más y mejor como mundo

[otro mundo en este mundo] que como materia maderable

 

o sea como cierta esperanza necesitable le necesitamos

 

 

A la discontinuidad entre sujeto y objeto, la poética del libro opone una continuidad entre ambos. La forma del Otro no es la cosa, sino la persona. Surgen varias cuestiones de fondo. La principal es que el yo poético cede paso a un yo “ecosófico” (Arhem/Guattari/Shawi). Lo que significa que el eje vertebrador no gira en torno al ser humano en cuanto tal, sino a los ecosistemas en cuanto tales. En contraste con la lógica naturalista occidentalizante, los poemas de “El animal…” están construidos al hilo de una comprensión eco-lógica entre humanos y no humanos. Los ecosistemas son el centro de enunciación poética.

 

Antes conviene aclarar los términos del debate.

En occidente la subjetivación del pensamiento y la objetivación del entorno ha operado bajo distintas formas y realidades. Uno de ellas viene del naturalismo, lo que se traduce en la imagen de una conciencia que des-cubre-el-mundo a partir del ejercicio “correcto” del entendimiento. Esta es la concepción tradicional del conocimiento, la relación “ego-sófica” de un sujeto con un objeto, de un “dentro” con un “afuera”. Bajo los lentes del naturalismo, el objeto en cuestión (el entorno) se transparenta al sujeto si y solo si este le aplica correctamente el método previamente establecido: la duda metódica, línea directa con el método científico. La polaridad entre sujeto y objeto es vista como necesaria.

 

 

S ——— O

 

De lo anterior podemos sacar tres consecuencias relevantes. La primera es que la fibra de lo Real ha sido tratada, desde inicios de la modernidad, a partir del paradigma naturalista que intenta transparentar un objeto tal a un sujeto tal; la segunda –implícita en la anterior- es que todo aquello que no sea susceptible de ser investigado por el método será excluido del conocimiento; y la tercera posiciona la (supuesta) prioridad epistémica del sujeto humano como eje constructor (destructor) del mundo, por oposición al entorno biótico y abiótico.

 

Conviene dar un salto más.

En el siglo XIX el simbolismo europeo y el decadentismo francés buscaron romper con este marco de referencia. Era el metal negro de la lírica moderna. “Hay cierta gloria en no ser comprendido”, decía Baudelaire. Y para ello se tenía que violentar y replantear la urdimbre del lenguaje y aprovechar las fracturas sociales de entonces. El repertorio suponía una puesta en duda del lenguaje. La conclusión fue radical: lo normal es lo anormal.

En América Latina este proceso se puso en evidencia en el primer tajo del siglo XX, con la poética de Vicente Huidobro (Altazor, 1919), César Vallejo (Trilce, 1922), Pablo Neruda (Primera residencia, 1929), y Oliverio Girondo (En la masmédula, 1954). Todos bajo la memoria tutelar de Rubén Darío y José Martí. Los “maestros herederos de las vanguardias” (Eduardo Milán) vinieron después: José Lezama Lima, Nicanor Parra y Octavio Paz.

En el panorama reciente de la poesía latinoamericana (aunque no tan reciente) ha habido varios intentos por romper con la polaridad sujeto-objeto/fondo-forma/naturaleza-cultura. Algunas propuestas son explícitas y otras implícitas. El corte es nítido en Contra natura (1971) de Rodolfo Hinostroza, en Hospital Británico (1986) de Héctor Viel Temperley y en la poética telúrica de los concretistas brasileños. Y podríamos seguir. Sin embargo, lo que debe quedar claro es que el eje programático ha estado ligado a las vanguardias, al giro lingüístico, a la anormalidad, al coloquialismo y al neobarroc(s)o.

 

¿El lenguaje es inicio y fin?

Pero hay nuevas y varias exploraciones. Al menos esa es la hipótesis de trabajo. Una de ellas inicia en “lo político” y acaba en lo lingüístico, y otra arranca en “lo indígena” (que no “indigenismo”) y termina en el lenguaje descolonizado. Ambas propuestas llegan al lenguaje sin partir del lenguaje. Ambas son políticas sin ser proselitistas y ambas son amerindias sin ser indigenistas. Sin duda aún quedan por definirse varias nociones y por tematizar otras exploraciones. Ahí vamos.

Pues bien, este el caso -o podría ser el caso- de “El animal…” de Renato Pita, cuyo juego poético empieza en lo indígena, pero llega a la espalda del lenguaje: el lenguaje cósmico. Un texto inquietante que sugiere que la humanidad -parte de la humanidad- padece de una suerte de autismo poético que subordina a otras especies a su propia reproducción lingüística (¿zoon politikón?) Como afirma el poeta amazónico Carlos Reyes Ramírez, Pita ha salido bien librado en ese intento de “escribir desde otra experiencia”.

A diferencias de las típicas propuestas limeño-céntricas, el yo poético del libro indaga en la naturaleza cósmica de los bosques a fuerza de transmutarse en y con ellos. Los “icaros” o cantos brillan por su existencia. En el mundo indígena el grueso de animales y plantas se conciben como entidades dotadas de un alma, lo que implica reconocerles atributos equivalentes a los del género humano. La conciencia reflexiva, la vida afectiva, la intencionalidad, y los límites entre lo permitido y lo prohibido parecen no ser monopolio de la humanidad. Y esa es la ruta que sigue el libro.

Frente a la indiferencia de la crítica peruana por las lógicas indígenas, Renato Pita ha construido un texto definido por la vitalidad amerindia. Por un ecosistema “consciente de la totalidad de relaciones que se desarrollan en su seno” (Philippe Descola). Pese a algunos tropezones, el balance es positivo: efectividad en lo lírico, riesgo en lo programático y pluralismo lingüístico. Una suerte de animismo poético. Una entrega necesaria en tiempos de intemperie bullanguera. Latinoamérica-Amazonía-Perú: “Aquí anduvo / vivió simple un animal de colores reales”.

 

S ——— O

 

Portada El animal muere en los límites

 

3 poemas de El animal muere en los límites de un país conocido (2015),

de Renato Pita Zilbert

 

 

 

SE EXPANDE UNA PLANTITA EN SU CUERPO DE HOMBRE Y LE TUPE

de follajes / desde donde nace la herida se le abre la trepadora

/ es un cuerpo verde en un cuerpo rojo confundidas las fibras

don caos germen de los tallos / rodea cartílagos rótulas tobillos

aprisionados ojo hoyos abiertos cubiertos / lógicamente el ano

orejas pene o vagina atiborrados salvajes de arbustos propios

no se reconocen / color clorofila de yerba ocupa el cuello

descollado de plantas luxa y crece a las extremidades exánimes

destituidas / falo o vulva dijimos o lo que sea el cenagal silvestre

de donde brota como agua orina tibia verde expandiéndose /

placer según los tallos

 

él o ella recuerda el último pasado cuando bebía agua en el

arroyo y miraba su reflejo en el agua del arroyo mientras oh él

oh ella eran y no el arroyo

 

oh verde decía / verde bermellón y verde agua de la sangre

abandona la orilla del cuerpo por los poros hojas verdes

aparecidas para hacer mejor la fotosíntesis / olor humus lotos

algas matas raíces da igual son olores sin sugerencia en la nariz

finada / igual todo ocurrió con la calma belleza consecuencia

del cuerpo que se deshace como buen arroyo sigue su curso

/ yace huerto abandonado el ex cuerpo / será su forma de ser

perdurable / alimenticio

 

***

 

COMPÁRALA

con la mancha negra sobre la historia muerta

que suprime una laguna por ejemplo.

compárala con lo otro que es el estiércol cenizo

de un ave azul o de un silencioso lagarto verde azul y verde

dos cónclaves invisibles a ti.

 

ahí donde surge hongo o larva es un lugar mejor

que la historia muerta en tus ojos o manos.

 

la pulpa y el acopio duermen extraños a ti y la paciencia

del cuerpo de una madre es simple y la tierra es simple

ahí donde se reintegran los nutrientes, entonces

el seno es simple y sin embargo total y redondo y cónclave

 

Pero tú no eres simple, ni tu historia.

 

***

 

SILBÓ COMO PARA CONTRARRESTAR EL DAÑO. LUEGO

te voy a hacer sentar donde se sientan las aves

te voy a hacer comer donde comen las aves

te voy a hacer dormir donde duermen las aves

te voy a hacer vivir donde duermen las aves

dijo el shawi

 

yo, como paciente

guerrero y aprendiz entre la noche de los árboles la memoria

paseo porque tengo madre que me acompaña y canto

te voy a hacer sentar donde se sientan las aves

te voy a hacer comer donde comen las aves

te voy a hacer dormir donde duermen las aves

te voy a hacer vivir donde duermen las aves

yo como paciente

dijo el shawi

silbó.

“En las montañas de las brumas” (parte III, poesía japonesa), por Ricardo Silva-Santisteban

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Vallejo & Co. presenta, en primicia web y en cuatro entregas, una serie de traducciones de poesía asiática (china y japonesa) realizada por Ricardo Silva-Santisteban, reconocido poeta, académico, traductor y editor peruano, quien fuera responsable de las colecciones El Manantial Oculto y Obras Esenciales del Rectorado de la Pontificia Universidad Católica del Perú y, en la actualidad, responsable y promotor de la excelente colección La fuente escondida bajo el auspicio de la Biblioteca Abraham Valdelomar, de la Huacachina-Ica.

            En la presente entrega, publicamos textos de los poetas japoneses Enamoto Kikaku, Nozawa Bonchoo, Mokudo, Tanko, Yosa Buson, Masaoka Shiki y, el celebérrimo, Kobayashi Issa.

 

Por: Ricardo Silva-Santisteban

Crédito de la foto: www.data.ukiyo-e.org

 

 

EN LAS MONTAÑAS DE LAS BRUMAS

 

 

En las montañas de las brumas pertenece, en realidad, a El ciervo en la fuente, mi colección de traducciones sueltas. Hubo, sin embargo, dos motivos para no incluirlo allí: por tratarse de versiones indirectas y por no extender un libro ya de por sí bastante considerable. Puede verse, por tanto, la presente publicación como un apéndice de dicho libro, pero, no por tratarse de un agregado, puede decirse que estas versiones me hayan costado menos trabajo ni que las haya realizado con menos placer. China y Japón han producido la poesía lírica más admirable y hermosa del planeta y su lectura ha sido, y sigue siendo para mí, de un inefable gozo.

 

Ricardo Silva-Santisteban

 

 

 

POESÍA JAPONESA

(Parte III)

 

A Nobuoki y Sumiko Ushijima

 

Kikaku1

Enamoto Kikaku (1661-1707)

 

¡Resplandeciente plenilunio!,

en las esteras del piso

caen sombras de los pinos.

 

 

Boncho_1

Nozawa Bonchoo (野沢 凡兆, ?-1714)

 

El río cruza

—larga línea infinita—

campos de nieve.

 

2heian

Mokudo (1665-1723)

 

¡Fresca brisa de primavera!

A través de la verde cebada

corre el sonido del agua.

 

 

 

Tanko (siglo XVIII)

 

Suave, muy suave,

desde el centro del bosque,

turbión de otoño.

 

 

 

Tanko (1709-1771)

 

«Ved, ved las luciérnagas»,

me gustaría decir,

pero estoy solo.

 

 

BUSON2

Yosa Buson (与謝蕪村, 1716-1789)

 

JAIKUS

 

Una camelia,

derrama el agua

del último aguacero.

 

            *

 

Caen flores del cerezo

en los húmedos lechos de arroz:

estrellas en el rayo de luna.

 

            *

 

En la campana del templo

algo permanece en quieto sueño.

¡Ved, una mariposa!

 

 

Kobayashi_Issa-Portrait

Kobayashi Issa (小林一茶, 1763-1828)

 

JAIKUS

 

Bajo las ramas

de los capullos de cerezo

no hay extraños.

 

            *

 

¡Ah, en la sombra

se marchitan crisantemos,

mueren, desaparecen!

 

            *

 

Algo hermoso de verse

por los huecos de la ventana:

la Vía Láctea.

 

 

Golden Week 2010 348

Masaoka Shiki (正岡子規, 1867-1902)

 

JAIKUS

 

La grulla salvaje

vuela encima del sendero

en el rayo de luna.

 

            *

 

Desde el distante límite

del frío, la luna en el océano

se eleva rutilante.

 

            *

 

En todas las islas

fluye ahora destellante luz:

el mar en primavera.

 

            *

 

Cruzando la mitad del pueblo

fluye una pequeña corriente

bordeada de sauces llorones.

 

 

 

 

 

 

NOTA

Para la sección japonesa, a The Manyoshu, The Nippon Gakujutsu Shinkokai Translation of One Thousand Poems, With a Foreword by Donald Keene (New York, Columbia University Press, 1969); Anthology of Japanese Literature: From the earliest era to the mid-nineteenth century, Compiled and edited by Donald Keene (Tokyo, Charles E. Tuttle, 1977); Donald Keene: Appreciations of Japanese Culture (Tokyo, Kodansha International, 1981); The Translations of Ezra Pound, with and introduction by Hugh Kenner (London, Faber and Faber, 1970); Kenneth Yasuda: The Japanese Haiku (Tokyo, Charles F. Tuttle, 1975); Daniel C. Buchanan: One Hundred Famous Haiku (Tokyo and San Francisco, Japan Publications, 1976); Basho: The Narrow Road to the Deep North and other Travel Sketches. Translated from the Japanese with an introduction by Nobumild Yuasa (Harmondsworth, Penguin Books, 1974); Monkey’s Raincoat (Sarumino): Linked Poetry of the Basho School with Haiku Selections, Translated by Lenore Mayhew (Tokyo, Charles E. Tuttle, 1985) y The Year of my Life, A Translation of Issa’s Oraga Haru by Noboyuki Yuasa (Berkeley/ Los Angeles/ London, University of California Press, 1972).

 

SOBRE LA POESÍA CIVIL EN “CANCIONES PARA UNA MÚSICA SILENTE” (2014) de Antonio Colinas

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Por: Martín Rodríguez-Gaona

Crédito de la foto:

 

 

REGRESANDO MÁS TARDE AL LABERINTO:

SOBRE LA POESÍA CIVIL EN CANCIONES PARA UNA MÚSICA SILENTE

 

 

Mas quizá, más allá del odio y la vesania,

sólo importe un símbolo extremo.

-Antonio Colinas, “A las tres muchachas, enfermeras

voluntarias de la Cruz Roja, asesinadas en un hospitalillo de montaña”.

 

 

Los más de ciento veinte poemas de Canciones para una música silente (2014) abren una grieta, un punto de fuga, una ramificación y una continuidad en la obra de Antonio Colinas. El libro sorprende por su intensidad, por su volumen y por su eclecticismo –seis secciones que, en cierto sentido, conforman varios libros en uno-, perfilando asuntos que, si bien no son nuevos para el poeta -como el compromiso civil o la revisión histórica-, no habían sido abordados de modo tan decidido en sus versos.

En esta veta destaca, pese a la brevedad y por la aparente oposición al resto de su producción, la tercera sección del libro “Siete poemas civiles”, con textos dedicados a una revisión histórica y emotiva de la Guerra Civil. Mas esta diferencia es engañosa, pues en el libro predomina la investigación interior característica, con secuencias muy logradas como “Un verano en Arabí” o el conjunto de poemas de “Canciones para una música silente”.

No obstante, centrándonos en esa nota aparentemente discordante, es necesario precisar que Colinas siempre fue sensible al mundo exterior, tanto a la creación humana como a la belleza del paisaje, aunque haya demostrado  extremo cuidado al trabajar la realidad en clave no realista. El culturalismo, la contemplación de la naturaleza y el desplazamiento (la mirada renovada que permiten los viajes), funcionaron como estímulos, como detonantes de la sensibilidad, los cuales le permitieron la consolidación de una obra poética que, ante todo, representa un medio de conocimiento y de reconciliación.

Entonces, la introspección trascendente de Colinas requirió, necesariamente, cierto aislamiento del mundo (que algunos confundieron con un epidérmico y conservador esteticismo). El aprendizaje de este aislamiento introspectivo permitió cultivar una vida espiritual, el crear resonancias que hicieron surgir un eco, un jardín interior. Pero este anhelo responde a una situación original de desequilibrio: la melancolía de una ausencia inconfesable o indefinible, como en el poema “El poeta visita la casa donde nació” de  Preludios a una noche total (1969):

Abrasaba la luna el patio, los tejados,

cuando salté la tapia rota y entré en la casa

donde un día atisbé la luz por vez primera.

¡Qué llaga tan tremenda, qué asombro inesperado

para el que espera alivio buscando en el recuerdo!

Cruzaba los pasillos tropezando en los cántaros

oscuros, polvorientos, y crujían los pasos

y el corazón crujía de horror y de ternura.

Pesaba la honda nota del corazón al ir

penetrando y las lágrimas quedaban contenidas.

Desván para recuerdos sólo era aquel lugar

que el tiempo empapó todo de lluvia y de tristeza.

 

Canciones-para-una-m-sica-silente-Antonio-Colinas26022015_7

 

Por lo tanto, reconciliar la eterna dualidad entre creación y destrucción, entre belleza y violencia ha sido la motivación permanente y primordial de la obra de Antonio Colinas. De este modo, asumir la poesía como música silente permitió alcanzar una integración corporal con la naturaleza, vivir una animalidad armónica, como se manifiesta en los apuntes de Tres tratados de armonía (título que, sintomáticamente, parte de un estudio musical de Jean Philippe Rameau).

Logrado este punto, el de una realización personal, del que los dieciséis libros de la Obra poética completa son testimonio, sólo quedaría el silencio. O, de alguna manera, romper el círculo tan arduamente construido y seguir abierto al mundo.Colinas, con valor y sabiduría, asume los riesgos y elige lo segundo. Y así, recuperando y ampliando su conexión con lo telúrico, constata que el mundo que le ha tocado vivir en sus años de madurez es particularmente problemático e injusto, estando las raíces de este mal conectadas ala historia, al pasado.

Pero, nuevamente, la respuesta de Antonio Colinas parte de una fuerza que se encuentra en la poesía misma: la música que surge de la propia voz sirve para explorar las grietas (las de su obra y las del mundo). Así, enfrentar un entorno en crisis desde la armonía, buscando contribuir a generar un orden o un sentido, como propugna “Siete poemas civiles”, implica algo muy distinto a refugiarse en una torre de marfil.

Por eso, es necesario rescatar indicios de poesía civil en su obra previa. Y, puestos en esta clave, no es difícil encontrarlos en distintos momentos. Poemas como “Giacomo Casanova acepta el cargo de bibliotecario que le ofrece, en Bohemia, el conde Waldstein” (Sepulcro en Tarquinia,1975), “Crónicas de Maratón y Salamina” y “Córdoba arde eternamente sobre un río de fuego” (Astrolabio,1979), comparten una misma repulsión ante el horror de la violencia histórica. Sin embargo, la nota decisiva y afirmativa sería el reconocimiento de la dignidad del poeta que eleva su voz y se enfrenta al poder, como se expresa contundentemente en “Carta a Boris Pasternak” en Los silencios de fuego (1998):

Por eso, yo no quiero saber si hubo un muro,

si se trazan aún fronteras como heridas,

si a veces se levantan en el mundo,

y en la mente del hombre,

alambradas de espinos, muros de odio.

Hoy sigo haciendo lo que siempre hice

cuando de joven descubrí tus libros:

reconozco tu lucha,

reconozco la lucha del que sólo posee su palabra,

reconozco la lucha del que a solas resiste.

 

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Esta opción cívica, si bien surge desde su obra previa, se define tanto por la urgencia de la actualidad (v.g., la segunda parte del poema “Para olvidar el odio”, dedicada a los atentados de Atocha de 2004), como por las vertientes que su poesía ha transitado o descartado. En este sentido, creemos relevante su presente vinculación con el culturalismo y lo órfico.  Aunque la tradición órfica le haya proporcionado una apertura al misterio y también a la oscuridad, el poeta nunca se entregó a lo tanático ni se permitió ser deliberadamente hermético, pues su palabra está dirigida firmemente hacia la luz. El culturalismo por su parte, de influencia más propiamente formal, le proporcionó un instrumento decisivo para edificar un locus amenus mental, pero fue notoria su predilección por el monólogo dramático frente al pictorialismo del correlato objetivo. Inclinación que reafirmaba a la voz como el elemento más contundente para despertar la emoción.

Pero el culturalismo también le permitió el ejercicio del relato como mecanismo para la recreación de anécdotas y personajes, desplegados con el fin de extraer una lección moral del pasado. Y esta vertiente de su obra es la que en la actualidad le sirve para explorar un nuevo círculo, pues una voz busca siempre hallar interlocutores.

Por consiguiente la voz es ahora, también, el instrumento para una invocación civil, hecha desde lo concreto, desde lo personal. Antes que una alternativa política, ésta le permite exponer una convicción moral (que extrae enseñanzas tanto en la ecología como en la historia) y que puede manifestar a partir de una trabajada autoridad. De este modo, combatir por lo humano supone una misión simultáneamente colectiva e individual, en la que el primer reto sería no extraviarse en la negatividad, en el odio y la destrucción, como afirmara antes en “La visita del mal” del Libro de la mansedumbre (1997) y hoy en un poema como “Tras el muro del patio de los naranjos”, donde reafirma la diferencia entre la vivencia externa y la íntima:

Fuera, silbidos como navajas airadas,

banderas imposibles, sol que quema los ojos.

Dentro, rumor de agua serena

en la fuente de mármol,

la sombra que musita susurros inaudibles,

penumbra aromada que acaricia.

 

Desde la intimidad del silencio, yendo más allá de su obra, el poeta pretende continuar cantando, desarrollando otros aspectos de la espiral infinita. La memoria histórica, el humanismo contemporáneo y su responsabilidad cívica, tal como son asumidos por Antonio Colinas, sugieren una forma de reivindicar no sólo cierta posibilidad de trascendencia, sino la supervivencia de la especie misma.

Poema inédito de José Kozer: “Hago historia”

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Vallejo & Co. se complace en presentar, en primicia, el poema “Hago historia” (inédito) de un escritor que no necesita mayor presentación, José Kozer.

 

Por: José Kozer

Crédito de la foto: www.elnuevoherald.com

 

 

Poema inédito de José Kozer:

“Hago historia”

 

 

HAGO HISTORIA

 

 

La sombra de un gajo pelado le deja una cicatriz

                        repentina (potencial)

                        en su mejilla, la misma

                        mano (real) que hizo

                        restañar la herida

                        obliga a florecer la

                        rama del, alza la

                        vista, qué árbol era:

                        cielos vacíos, y él,

                        él mismo no aparece,

                        no estaba ahí, un

                        gajo de abedul.

                        Bosques floridos

                        de los Urales, Selva

                        Negra, tropelías,

                        camisas carmelitas

                        de los batallones

                        saludan al paso de,

                        oca: todos colgarán

                        pronto de la rama

                        pelada se lleva la

                        mano a la mejilla.

 

¿Irá a llover, así de temprano? Había olvidado

                        que puede llover a

                        cualquier hora,

                        empieza a nevar.

                        Tumbas en la

                        frontera norte,

                        puertos de salida,

                        hacinamientos,
                        
                        estrellas amarillas,

                        desafueros carmelitas,

                        pasos rojos de ganso,

                        hoy cae una buena,

                        verán. La escarcha

                        primero, luego

                        pedrisco, las negras

                        huellas de los

                        latrocinios, sueños

                        varados de solsticios

                        de verano, no quedará

                        nadie, verán. Urales,

                        Berlín, Madrid, huid,

                        huid por Lisboa, por

                        aquí se va a La

                        Habana y no a Pekín.

Una historia real, eso es lo malo, luego se

                        dan golpes de pecho,

                        algunas actrices lloran

                        en technicolor. Aquel

                        gajo un knut, fusta de

                        jinete a caballo del

                        lomo judío, la grupa

                        de su mujer: a

                        zurriagazos con el

                        hebreo, no quede

                        uno, de él quedó un

                        hermano mayor,

                        ambos matriz de

                        nuevas poblaciones,

                        otros idiomas, pasarse

                        una vida traduciendo.

                        ¿En cuál espejo

                        reconocer a sus

                        hermanos, su madre

                        perdida en el azogue

                        carmelita, el padre

                        hasta el final

                        comerciando tiznes,

                        humaredas, morideros

                        de tubérculos

                        gangrenados, morir

                        era un filo acerado

                        suspendido en su

                        cabeza desde tiempo

                        inmemorial?¿Sería

                        un disparate haber

                        dejado de creer en

                        Dios?

 

De ruda cabeza dura nací. Oyendo historias. Y de

                        una señorita convertida

                        en señora (fondona) ni

                        de hecho ni de palabra

                        fui maltratado y sin

                        embargo estaba

                        inquieto. Acosado.

                        Sombra de la sombra

                        de un gajo en la mejilla

                        derecha, la herida

                        inveterada del costado,

                        siempre no obstante

                        supe que saldría ileso:

                        huid a pie, en chalupa,

                        en vetturino, vienen

                        por otro lado de a

                        dos en los sidecares.

                        Dos abuelos en Varsovia

                        bayonetados, cinco tíos

                        obligados a cavar sus

                        propias tumbas, mi

                        padre murió tomando

                        un baño eléctrico de

                        sol, mi madre calladita:

                        y yo, inter nos, no

                        reniego, no me

                        apresto, todo en

                        el Universo tiene

                        su sentido y lugar,

                        ninguno.

5 poemas de “Desalojo de la Naturaleza” (inédito), de Juan Arabia

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Por: Juan Arabia*

Crédito de la foto: www.revistamegafon.files.wordpress.com

 

 

5 poemas de Desalojo de la Naturaleza (inédito),

de Juan Arabia

 

Juicio

 

Nos alejamos de la ciudad,

infortunio, infortunio, etcétera…

En la que ya no hacemos

más canciones…

 

Nuestra flauta quedó encerrada

en la raíz de un sauce:

destruyendo el suelo…

Levantando calles y baldosas.

 

Nos vamos lejos, amigos:

donde las vacas beben,

donde la savia fluye.

Nuestros versos necesitan

ser juzgados,

 

pero en tierras más salvajes…

 

 

 

Salida por Charles Boutet

 

En Parc Pierquin todavía siguen los festejos
por la aparición del santo blanco…

Guirnaldas y pájaros,
húmedos del primer rocío
del atardecer,
caen de los árboles ¾sin peso¾
sobre el silencio de la noche
de la provincia desierta.

¡Pensar que la Place Ducale,
centro y pulmón de la ciudad,
de día es un acueducto infinito
de placeres burgueses!

Por la noche, las carcajadas
persiguen las luces
al estilo Luis XVI:
unos jóvenes bandidos
improvisan el saqueo.

Mientras los cisnes descansan en La Meuse
Las hojas caen por la Av. Charles Boutet…

 

 

 

Condición

improba saecli conditio!

 

Todos bárbaros y todos malvados.

¡Pecadora condición de la naturaleza!

 

 

 

Elegía XVIII

 

Endecasílabos blancos…

Dispuestos a lamentarnos siempre:

acompañen al desventurado corazón

en otro estilo que el de las

disposiciones actuales.

 

Porque ahora -justamente-

¡tenemos causa para manifestar dolor!

 

Y es tan grande el daño,

que apenas me imagino

si podría haber otro mayor…

 

 

B. A.

 

Ciudad donde nací,

sucia como una esclava…

                        escucha:

 

Me alejé de tus calles como mis

ancestros se alejaron de Europa;

aturdido por tus depósitos

y por tus nuevos barrios…

 

Pero no parezco un campesino:

Ahora entiendo que quiero destruir todo.

 

¡Buenos Aires!

¡El interior se alimenta de tu barco ebrio!

Un solo propósito,

una sola determinación:

 

Recuperar cada desalojo

                        de la naturaleza…

 

                        el bien y el mal,

                        desde sus raíces.

 

 

 

 

 

*(Buenos Aires-Argentina, 1983). Traductor y crítico literario. Egresado de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente, es director del sello editorial y de la revista Buenos Aires Poetry.

Pepe Hierro y cierta crítica, por Manuel Rico

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Vallejo & Co. reproduce la presente nota del escritor y crítico español Manuel Rico sobre el trabajo de los escritores contemporáneos através del uso de los medios actuales de comunicación virtual, en especial, de los blogs. Este texto fue presentado originalmente en Al Margen, blog personal de Manuel Rico. Cortesía blog: www.manuelrico.blogspot.com

 

 

Por: Manuel Rico

Crédito de la foto: www.teinteresa.es

 

 

Pepe Hierro y cierta crítica*

 

 

Recuerdo una anécdota de Pepe Hierro de hace muchos años, quizá de 1996 ó 1997, que expresa de manera muy gráfica cómo vivió el poeta las prescripciones médicas durante los últimos años de su vida. El humo del tabaco era veneno puro para el enfisema pulmonar que padecía desde hacía tiempo. Y Lines, su mujer, y Marian, su hija, vivían con gran tensión sus permanentes vulneraciones de la prohibición. Un día que hoy me parece remoto, con motivo de la celebración del “doblete” premio de la Crítica y Premio Nacional de Poesía a Itinerario para náufragos, de Diego Jesús Jiménez, el premiado y Társila, su mujer, organizaron una cena en su casa. E. y yo llegamos antes y estuvimos charlando un buen rato con los anfitriones. Los invitados fueron llamando al timbre  (Carlos Sahagún, Juan Carlos Mestre y Aleja, Félix Grande, Lupe y Paca Aguirre….) y unas veces Diego, otras yo, les abríamos la puerta. A E. y a mí nos tocó abrir a Pepe, que llegaba con Lines. Ella se adelantó y Pepe se detuvo junto a mí para decirme algo al oído. Cuando Lines estuvo dentro de la casa, me dijo algo así como: “Si me das tres cigarros te regalo un dibujo”. Yo entonces fumaba como un carretero y él tenía por costumbre entretener las conversaciones de las sobremesas con dibujos que coloreaba no sólo con los rotuladores que solía llevar en el bolsillo de sus grandes camisolas, sino con los más diversos vinos y licores que habían regado la comida o la cena. Hoy, su dibujo cuelga en mi cuarto de trabajo.

Desde el pasado mes de marzo, la Fundación Centro de Poesía José Hierro, con el apoyo de diversas instituciones, viene desarrollando un amplio programa de actividades para celebrar los noventa años que Pepe cumpliría y la década transcurrida desde que murió, cuatro años después de recibir el Premio Cervantes. Un merecido homenaje que está sirviendo para recuperar su personalidad civil y poética y para valorar en toda su dimensión la obra del único poeta español del último medio siglo que dio a la luz un auténtico best-seller poético: Cuaderno de Nueva York, poemario que contó con numerosas ediciones y del que se dice que llegaron a venderse casi cincuenta mil ejemplares, algo que en poesía parece una quimera. En cualquier caso, la poesía de Hierro, antes de publicar su Cuaderno ya había alcanzado cotas de calidad difícilmente imaginables en poemas como “Canción de cuna para dormir a un preso”, ”Requiem” o “Alucinación en Salamanca”. La música de su verso, su concepción de la poesía como lugar de encuentro entre lo civil y la más radical intimidad, su búsqueda de nuevos caminos para el idioma (el salto de lo que él llamó “reportaje” a la “alucinación”) otorgan una potente personalidad, claramente diferenciada de cualquier otra, a su obra poética.

 

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El pasado jueves, 24 de mayo, tuve el honor y la fortuna de compartir, en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, mesa y debate con Juan José Lanz, Antonio Ortega, Luis García Jambrina y Túa Blesa sobre la valoración crítica de su poesía. De entre los muchos aspectos que se valoraron, hubo uno que creo imprescindible destacar y que iba implícito en una de las preguntas que Jordi Doce, moderador del debate, puso sobre la mesa.  A los interrogantes con que se abrió el coloquio  (“¿Cuál es la estimación crítica de que goza la obra de José Hierro en estos momento? ¿No se le está tratando quizá con cierta indiferencia, como un poeta cuya valía nadie discute, pero al que quizá no hace falta «estudiar» o releer críticamente? En otras palabras, ¿no se le está dando muchas veces por sabido (o leído)?”)  yo respondí con cinco razones a mi juicio claves para entender el fondo de las preguntas de Jordi.
La primera, afirmando que  la obra de Hierro ocupa un lugar indiscutible en la literatura española del siglo XX. Nadie la cuestiona. El premio Cervantes no sólo dio carta de naturaleza a la altura de su poesía, sino que estableció un “statu quo” a su obra que ningún crítico, ni siquiera los que se han mostrado muy alejados de la estética de Hierro, discuten. Hay cierto silencio, sí. Pero un silencio parecido al que al día de hoy envuelve la obra de poetas como Gerardo Diego, o algunos grandes nombres del 27, o a Blas de Otero. 

De otro lado (segunda razón), Hierro fue un poeta sin generación Nacido en 1922 era más joven que la mayoría de los poetas de la primera Generación de postguerra, más joven que Otero y Celaya y más viejo que los sucesores de la Generación del 50 (González, Gil de Biedma, Valente). Y, lamentablemente, la crítica, sea académica sea periodística, suele estar muy apegada a las categorizaciones generacionales. En el fondo, se da por sentada la calidad y la importancia de la poesía de Hierro. Y si no es así, se guarda silencio: no hay un utillaje teórico generacional para cuestionarlo.

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Pepe Hierro fue (tercera razón), además, un poeta “mestizo” en el aliento de fondo de su obra: no fue un poeta sólo social. Fue un poeta en el que lo íntimo y lo colectivo se integraron y mezclaron. Que nadie se equivoque: no infravaloraba la poesía social (recuerdo que una vez le pregunté su opinión sobre Blas de Otero: su respuesta fue contundente: “el mejor”, dijo), sino que reconocía la presencia en su poesía de Juan Ramón, de Lope, de Quevedo, de Antonio Machado, además de valorar las grandes conquistas de los poetas del 27. Eso significa que en un tiempo de confrontación, para entendernos, entre la estética más próxima a la revista  Espadaña y el garcilasismo, él no estaba en ninguna de esas trincheras. Eso dificulta el tratamiento crítico de su obra: no olvidemos que la crítica, en gran medida, se alimenta en la confrontación entre estéticas, en el argumento y en el contraargumento.

Por otra parte (cuarta razón), Hierro, extremadamente sensible para respirar e identificar los vientos de la modernidad, extremadamente sutil en la elaboración de cada poema, anticipó el cambio estético que protagonizaría la llamada “generación del lenguaje” con su Libro de las alucinaciones (1964) y lo ahondó en libros memorables como Agenda (1990) y, sobre todo, en un poemario lleno de complejidad, de contemporaneidad, de dificultad y transparencia a la vez, Cuaderno de Nueva York. Eso le convierte en un poeta inclasiflicable y difícil de abordar para una crítica acostumbrada a lo previsible. José Olivio Jiménez, Dionisio Cañas o María Pillar Palomo, Gonzalo Corona, Juan José Lanz han sido, sin embargo, algunos de los críticos y profesores que, con mayor hondura y precisión, se han acercado a ella.

 

Cuaderno de Nueva York

Por último, no conviene olvidar el trato que le dieron a Pepe Hierro (después se lo darían a Antonio Gamoneda) algunos significados miembros de la Generación del 50, magníficos poetas por otro lado. Del silencio de la mayoría a la descalificación de Carlos Barral o de Valente (quien le llegó a reprochar, de manera indirecta, su trabajo, en los años 50 y 60, en la Editora Nacional, o, hasta 1987, en Radio Nacional), juicios que tienen mucho que ver con el origen social de buena parte de los poetas de la generación del medio siglo, especialmente los de la Escuela de Barcelona. Son ciudadanos con la vida resuelta, niños de la guerra a cubierto de una guerra  que en sus memorias y novelas algunos recuerdan como un “tiempo de felicidad”, y adolescentes de buena familia en la posguerra. La ironía, la crítica corrosiva a la propia clase de origen (Gil de Biedma sobre todo) no existe en Hierro. En todo caso, su ironía está cargada de ternura, de compasión, de dolor y…. ¿por qué no?, de miedo. Juan José Lanz refleja, en la “Cronología” que escribió para Agenda, la poderosa razón de fondo de esa tristeza, de esa visión dolorida: ”1939. En septiembre, ingresa en prisión, acusado de pertenecer a una red clandestina de ayuda y socorro a los presos, y recorre las cárceles de Santander, Comendadoras (Madrid), Palencia, de nuevo Santander, Porlier y Torrijos (Madrid), Segovia y Alcalá de Henares. Es procesado dos veces y, finalmente, se le condena a doce años y un día de reclusión, per abandona la cárcel en enero de 1944. A los pocos días, muere su padre”.

Termino recomendando un magnífico libro extrañamente (o no tan extrañamente) silenciado sobre la vida y la obra de nuestro poeta. Su autor es Pedro J. de la Peña y su título es José Hierro. Vida, obra y actitudes. Está publicado por la Universidad Popular José Hierro de San Sebastián de los Reyes. Apareció hace tres años y su lectura es una tarea imprescindible para quienes quieran adentrarse en la poesía (y en la prosa, y en la pintura) del poeta madrileño de nacimiento y cántabro de adopción.

 

 

*publicado originalmente el 28 de mayo de 2012.


5 poemas de “Antología de baja pureza” (2013), por Víctor Hugo Díaz

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Por: Víctor Hugo Díaz

Crédito de la foto: www.letras.s5.com

 

 

5 poemas de Antología de baja pureza (2013),

por Víctor Hugo Díaz

 

 

INSECTOS V

 

Una mujer canta en el baño

Desde la casa deshabitada

las uñas se aferran al piso a las sábanas

Los insectos sudan a diario en sus madrigueras

Cambian de piel

Cacarean/ danzan

Y en torno a mis pies

Un cementerio de fósforos quemados.

 

 

 

NADA RETIENEN LOS OJOS PARA SIEMPRE

Un cuerpo femenino baja en tacos los peldaños
Hematomas hermosos le coronan muslo
sin medias la carne blanca.
Desde su lugar Vincent la contempla
- lo primero es imaginarla desnuda
dibujando poses -
reviviendo leyendas de peste
una noche
donde no es posible dormir.

 

 

 

LA IRREALIDAD DE LOS PARQUES
Al salir cerró la puerta
y enfiló hacia el parque

 

La luna llena despertaba ladridos
Un manto verde anegado de luz fría
hacia crepitar sus pasos;
pero si no la cree uno quién -pensaba-
si todo cicatriza como en la pornografía

 

Porque algo parpadea y abre distinto
Ya nada por decir
Otra foto condenada a los archivos.
(Se alejó en silencio inspector;
eran otros los árboles en aquella irrealidad)

 

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LA FELICIDAD INVERTIDA

 

Llueve mi cabeza

y moja la alfombra de una casa extraña

–Convéncete, la buena suerte viaja un paso atrás,

en el asiento posterior.

 

El pavimento se tiñe rojo a la luz de esta noche:

labios húmedos antes del primer beso

en un gesto frío que recuerda la carne envasada.

 

Lo menos importante es lo que está pasando

 

el resto, lo denso, es lo que no pasará

Porque después se acaba la cuerda, viene la resaca

y nadie piensa en la guerra.

 

Hoy es el primer día fuera del puente

 

Hay una espina de papel en la garganta

que nunca se decide

 

Es esta bronca incurable

que se mete por los ojos, la boca seca

la carta en blanco que se lleva a la espalda

 

esta que nadie puede ver.

 

 

 

RUINAS

 

                                                        …última reunión, una ronda de cuatro ángulos.

 

El dedo extranjero oprime el obturador

que retrata esta postal de familia

reunidos en un abrazo de piedra pulimentada

y sonrisas de paisaje andino

Como ir a dar una interminable vuelta a la manzana

para consumar la despedida.

 

Fragilidad y buen humor

La mejoría de ánimo que antecede la caída del reino

y la última batalla.

 

La fotografía descansará en la transparencia del álbum

Algo que mostrar a los amigos

 

Perderá el color igual que la memoria

se verá borrosa

pero se quedará.

 

Relanzamiento del Concurso “El Poeta Joven del Perú”

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Vallejo & Co. se complace en anunciar y difundir el relanzamiento del Concurso “El Poeta Joven del Perú” en su Décima versión, tras más de una década desde su último lanzamiento. Se trata de uno de los más importantes concursos de poesía del país desde la década de 1960, año en que el poeta Marco Antonio Corcuera junto al grupo literario “Cuadernos Trimestrales de Poesía” de La Libertad empezó la realización de este trascendental evento a realizarse cada quinquenio. Entre las figuras literarias más importantes que ganaron este premio se encuentran los poetas: Javier Heraud y César Calvo quienes ganaron la primera edición en conjunto en 1960, José Watanabe en 1970 y Montserrat Álvarez en 1990, entre otros.

Tras la sentida muerte de Marco Antonio Corcuera, en 2009, sus descendientes crearon la Fundación Marco Antonio Corcuera, y es esta institución la que este año junto con el Centro Cultural de la Universidad de Piura relanzan y convocan la décima edición de este concurso,  con miras a la celebración del centenario del nacimiento del poeta Corcuera (1917-2017).

En este enlace se puede consultar las bases.

Invitamos a todos los poetas jóvenes, menores de 30 años, a participar en el evento y a difundir la cultura y la poesía en el país.

 

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Carta a Javier Heraud, por Eduardo González Viaña

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Vallejo & Co. reproduce la misiva que el escritor Eduardo González Viaña escribiera a su amigo, el poeta Javier Heraud, muerto trágicamente en un incidente en la selva peruana, allá por el lejano 1963. Al cumplirse un año más del sensible fallecimiento del poeta Heraud, publicamos a modo de homenaje la presente carta, que fuera publicada por su autor en el blog www.elcorreodesalem.com, el 13 de mayo de 2013.

 

 

Por: Eduardo González Viaña

Crédito de la foto: www.blog.pucp.edu.pe

 

 

Carta a Javier Heraud, por Eduardo González Viaña

 

 

Hermano: de todos nuestros compañeros de generación, eres el que mejor se conserva.

Conservas los mismos ojos asombrados del chico que estaba recibiendo el primer premio de aprovechamiento en el colegio “Markham”.

Tienes la misma cara del muchacho de 18 años que viaja al norte para recibir el premio al mejor poeta joven del Perú.

Recuerdo que a través de los aires antiguos y dulces de Trujillo te abrías paso para leernos poemas del libro que ya a esa edad habías publicado.

Recuerdo que eras un muchacho grandote y de pies enormes, y que tenías pronunciadas ojeras de niño sabio.

En nosotros, las ojeras se instalaron por la edad y también por algunas experiencias tristes. El pelo se les puso blanco a algunos. A otros, se nos fue cayendo. En ti, nada de eso ocurrió porque sobre ti no pasaron los años.

 

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Los poetas César Calvo, Arturo Cotcuera y Javier Heraud.

 

No pasaron por que los años no pasan sobre el río, y tú eras y eres un río. Además de que tu poema lo proclama, te acribillaron cuando te ibas flotando sobre una canoa por el río Madre de Dios. Y por eso sigues siendo “el río que viaja en las orillas, puerta o corazón abierto; el río que viaja por los pastos, dolor o rosa cortada; el río que viaja dentro de los hombres, el río que canta al mediodía, el río eterno de la dicha.”

Eso ocurrió hace 50 años. Como lo ha contado tu padre, saliste de Puerto Maldonado inerme, sobre el tronco de un árbol, a la deriva, y pudiste haber sido detenido sin necesidad de disparos. Tu compañero había enarbolado un trapo blanco. No obstante, los policías y los civiles a quienes se había azuzado te disparaban desde las orillas, durante una hora y media.

Eso ocurrió el 15 mayo de 1963. El “valiente” capitán que comandaba a los sicarios gritaba: “Fuego, fuego, hay que rematarlos.” Ya estabas muerto cuando continuaban zumbando las balas dum dum. La autopsia encontró diecinueve forados en tu cuerpo.

¿Por qué tanto odio, Javier?

Eran los años en que todo el mundo estaba pendiente de la revolución cubana. En el Perú, teníamos que levantarnos a las cuatro o cinco de la mañana para escuchar secretamente “Radio Habana, Cuba”

Estaba prohibido captar esa emisora, ver la película “Morir en Madrid”, cantar “Natalie”, dejarse crecer la barba, viajar a los países socialistas. Los gobiernos temían que fuéramos contaminados por las ideas de libertad y de justicia.

Los dueños del país querían hacer creer que representaban las ideas cristianas. Sin embargo, día tras día, los monopolistas del campo, los contaminadores de las minas, los agiotistas de las finanzas y algunos insaciables e inflados presidentes han demostrado que no hay materialismo más perverso que el suyo.

 

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César Calvo y Javier Heraud

 

Ser socialista como lo fuiste y lo eres, querido Javier, equivale ayer y ahora a aceptar la cruz de los mártires, y a seguir las ideas del dulce y humilde rabí de Galilea.

Lo que hicieron contigo se ha continuado haciendo. Exterminar a los hombres que piensan diferente es una abominación, pero es la única arma que conoce la derecha. El odio se amortigua para todos, menos para ellos. Ahora, llaman “antisistema” a lo que pensamos quienes nos oponemos al neoliberalismo. Mañana, terminarán de elaborar las leyes que clausuren la libertad de expresión. La derecha no ha terminado de mostrar su perversidad, y ahora lo va a hacer.

Ser poeta es ser dueño de una voz que denuncia la bestialidad de los tiempos y clama por la solidaridad y la justicia. Sólo la unidad de los justos hará que perduremos como tú, querido Javier Heraud, que sigues escribiendo para el futuro, para los niños y niñas que a los 18 años escriban poesía, para los compañeros que vengan mañana.

Literatos peruanos que estudiaron en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Homenaje 465 años

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Para celebrar los 465 años de a fundación de la Universidad más antigua de América, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Vallejo & Co. repasa una breve lista de los literatos peruanos más importantes que han estudiado en esa Alma Máter, algunos lograr terminar sus estudios, otros sólo fueron aves de paso; sin embargo, el espíritu sanmarquino vivió en cada uno de ellos. Larga vida a la Decana de América.

 

 

Literatos peruanos que estudiaron en

la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

 

 

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Blanca Varela (1926-2009). Ingresó a la Universidad San Marcos en 1943 para estudiar Letras y Educación.

 

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César Vallejo (1892-1938). En 1918 viajó a Lima para estudiar un doctorado en la Facultad de Letras de la Universidad San Marcos. Ese año publicó Los Heraldos Negros.

 

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Alfredo Bryce (1939). En 1957 ingresó a la Universidad San Marcos y se licenció en Derecho, obteniendo el título de Doctor en Letras en 1977.

 

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Alejandro Romualdo (1926-2008). Cursó Literatura en la Facultad de Letras de la Universidad San Marcos.

 

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Javier Sologuren (1921-2004). Ingresó a la Universidad San Marcos donde cursó Letras (1940-1944).

 

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Emilio Adolfo Westphalen (1911-2001). En 1928 ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad San Marcos.

 

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Xavier Abril de Vivero (1905-1990). Ingresó a la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad San Marcos y a la de Letras en 1929.

 

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Sebastián Salazar Bondy (1924-1965). En 1941 ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad San Marcos.

 

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Francisco Bendezú (1928-2004). Ingresó a la Universidad San Marcos, en cuya Facultad de Letras siguió la especialidad de Literatura (1945-1951).

 

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Abraham Valdelomar (1888-1919). Ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad  San Marcos.

 

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Martín Adán (1908-1985). Empezó sus estudios universitarios en la Universidad de San Marcos en 1928.

 

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José María Arguedas (1911-1969). Matriculado en la Universidad de San Marcos para estudiar Literatura.

 

 

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Carlos Oquendo de Amat (1905-1936). Ingresó a Universidad San Marcos en 1922 a la Facultad de Letras.

 

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Mario Vargas Llosa (1936). Premio Nobel. Ingresó a la Universidad San Marcos en 1953 para estudiar Literatura.

 

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Carlos Germán Belli (1927). Ingresó a la Universidad San Marcos en 1946, estudió y se doctoró allí como Literato en 1980.

 

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Washington Delgado (1927–2003). De 1950 a 1954 estudió literatura en la Universidad San Marcos.

 

 

 

Bonus track:

 

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Juan Mejía Baca (1912-1991). En 1929 inició estudios de Medicina en la Universidad San Marcos, que interrumpió para seguir Letras y Ciencias Políticas.

 

Entre muchos otros estudiantes y egresados literatos ilustres de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

“Cuando ocurre la poesía,busco tender un puente hacia el otro”, entrevista a Marialuz Albuja

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Por: Enrique Solinas

Crédito de la foto: la autora

 

 

“Cuando ocurre la poesía,busco tender un puente hacia el otro,

pues tengo la esperanza de que habrá otro,

en algún lugar, al final del camino”,

entrevista a Marialuz Albuja

 

 

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MARIALUZ ALBUJA (Quito, 1972). Escritora, traductora y editora. Estudió Artes Liberales en la Universidad San Francisco de Quito y obtuvo su maestría en Estudios de la Cultura, con mención en Literatura Hispanoamericana, por la Universidad Andina Simón Bolívar. Fue docente en las áreas de Literatura Hispanoamericana, Inglés y Español en diferentes colegios y universidades del Ecuador y del extranjero (Estados Unidos, Francia y República Popular China). Forma parte de antologías nacionales e internacionales, siendo traducida al euskera, al francés, al inglés, al italiano y al portugués. Hasta la fecha publicó Las naranjas y el mar (1997), Llevo de la luna un rayo (1999), Paisaje de sal (2004), La pendiente imposible (2008), Detrás de la brisa (2012), Cristales invisibles (Antología personal, 2013) y El invisible despertar del páramo (2014, recopilación). También ha publicado poesía para niños: Cuando cierro mis ojos, Aunque no sea cuento de hadas esta historia y Cuando duerme el sol. Es cofundadora del sello editorial Rascacielos.

 

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Entrevista

 

¿Cómo llegó la literatura hasta vos y cómo fue el camino que recorriste hasta ahora?

La literatura llegó a mí de la manera más natural del mundo, pues fue el resultado de salir al jardín y mirar lo que estaba alrededor; observar a mi abuela pelando las papas al mediodía, mientras me contaba historias de su niñez; sentarme en la cama, junto a mi abuelo, para escuchar lecturas de Charles Dickens o de Julio Verne; acomodarme en las rodillas de mi tía Eugenia para mirar las ilustraciones de un cuento o sentir a mi madre cantando en la oscuridad mientras yo me quedaba dormida. Fue también la noción del dolor, como el presentimiento de algo que me esperaba en algún sitio y cuya llegada sería inevitable.

El lenguaje me entró en forma de poesía, pues escuchaba poemas de todo tipo, recitados de memoria por mi abuela, que acaba de morir hace muy poco (cuando estaba a punto de cumplir los cien años) y que tuvo una memoria y una sensibilidad prodigiosas.

También presentí la literatura en las historias de miedo que la nana, Esperanza, nos contaba a mis hermanos y a mí cuando mis padres salían de casa, así como en el ingenio del tío Eduardo (un humorista reconocido en su ciudad natal, Cuenca) repleto de juegos semánticos que, años después, me recordarían a Cabrera Infante.

Muy pronto intuí que existía un mundo paralelo del cual quería ser parte. No conocía el alfabeto, pero ya había descubierto mi vocación.

Y en busca de ese territorio intuido, fui entrando en el mundo de la lectura y en la búsqueda de experiencias vitales que, durante toda mi juventud, me impulsaron a viajar, a guardar mis impresiones en libretas, a darle un significado –en palabras- a eso que yo consideraba “mi vida”.

Hasta que un día me atreví a publicar el primer libro de poemas y asumí el compromiso de seguir escribiendo, ya no solamente como un modo de expresión, sino desde el desdoblamiento de quien se lee a sí mismo y descubre que sus textos no son perfectos ni hermosos, sino que requieren un arduo trabajo. No ha sido fácil. En más de una ocasión he querido bajarme del tren, pero sigo encontrando en la escritura mi forma de estar en el mundo. Mientras así siga siendo, me quedaré.

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¿Qué significa ser hoy un escritor en el Ecuador? 

Puede significar lo mismo que ser un escritor en cualquier otro lugar, aunque con el aporte de una mirada distinta. Sin embargo, esta mirada distinta no me parece que nazca del hecho de “ser escritor en el Ecuador”, sino de una visión particular del mundo que es, más bien, individual.

Toda persona construye, inevitablemente, su propia visión del mundo. Es cierto que esta visión se ve configurada por el entorno, por la naturaleza circundante, por la política, por los hechos sociales e históricos, por los escritores fundacionales de una nación… Sin embargo, el mundo se ha abierto cada vez más, y los ciudadanos nos hemos ido convirtiendo paulatinamente en seres que atraviesan fronteras de todo tipo. Fronteras que, sin embargo, sorprenden cuando tras ellas nos encontramos con las mismas inquietudes universales: el amor, la muerte, el dolor, el gozo, la fragilidad…

Ser escritor, aquí o en China, significa ir en dirección contraria hacia la que el mundo, con sus necesidades apremiantes y engañosas, pretende arrastrar a quienes no puedan resistirse.

 

¿Cómo es tu proceso de escritura?

No escribo por obligación ni por el compromiso de mantener mi “identidad” de escritora. Creo que si la necesidad de escribir desaparece, hay que dejar de hacerlo, al menos hasta que vuelva. Forzar la escritura sólo dará como resultado textos notoramiente impostados. Me refiero a la escritura de poesía, pues reconozco que en otros géneros es muy importante mantener otro tipo de disciplina.

Mi proceso de escritura obedece, en un primer momento, a la mencionada necesidad, manifiesta en el texto que se abre camino como entidad viva.

Una vez presente el texto, repito, como entidad viva, viene el momento más importante: un trabajo largo y minucioso, que no admite apuros ni cronogramas. Aparecen las dudas, los insomnios, el miedo a haber fracasado en la escritura. Y, muchas veces, el fracaso. Otras, el gozo de conseguir algo no esperado, que no reconocemos como propio porque ya no lo es.

Mis poemas demoran años en alcanzar su versión, no quiero decir “final”, porque siento que nunca estarán del todo terminados, pero, al menos, la versión que me siento capaz de compartir con el lector.

 

¿Qué te interesa a la hora de leer?

A la hora de leer busco textos (sean novelas, cuentos, poemas, ensayos) que me remuevan profundamente. Necesito verme confrontada en mis creencias, en mi modo de ver el mundo. Hay libros que nunca salen de mi mesa de noche: La Ilíada, la Odisea, Rayuela, El Romancero Gitano… Hay autores que releo cada cierto tiempo, como a Faulkner, Kafka, Pessoa, Marina Tsvetáieva, Anna Ajmátova, Jorge Luis Borges… Y libros a los que siempre regreso: Trilce, Cien años de soledad, fragmentos de El Quijote o de Las mil y una noche.

Busco textos que me ofrezcan algo nuevo cada vez, aunque los haya leído antes, como quien entra en las aguas de Heráclito. Y frecuentemente me veo atacada por descubrimientos u obsesiones temporales, aunque se trate de libros antiguos que se hayan tardado en llegar a mis manos. Tal es el caso de La Cartuja de Parma, que ahora me tiene sin pestañear.

También me obsesionan en estos tiempos, léase algunos años, los ensayos de Fernando Iwasaki, que me abren constantemente las puertas hacia otras lecturas y hacia temas contemporáneos o del pasado con una naturalidad asombrosa. Lo mismo me ocurre con mi paisano, Abdón Ubidia, cuya lectura me conduce a referentes imprescindibles.

¿Qué busco en un texto? Quizás, dialogar con otros más sabios que yo, ésos que han creado no sólo obras literarias sino un universo.

 

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Tu poesía tiene el don de los poetas románticos: belleza y verdad sobre cualquier trampa del discurso, y al mismo tiempo, es posible intuir elementos autorreferenciales que describen con dureza el mundo contemporáneo. ¿Cómo percibís que sucede en vos el fenómeno poético?

Cuando escribo, jamás priorizo el discurso sino lo que quiero mostrar, sin ocultarlo. Siento que el fenómeno poético ocurre en mí como un quitar velos para decir lo que el mundo convencional pretende suavizar o disimular. En el momento en que ocurre la poesía (porque me parece que ocurre, literalmente, como un suceso real y vivo) busco tender un puente hacia el otro, dondequiera que esté, pues tengo la esperanza de que habrá otro, en algún lugar, al final del camino.

Me resulta inevitable dejar de lado los elementos autorreferenciales que pueblan mi escritura, pues tanto como las lecturas que me nutren, están las vivencias que me hacen. Sé, sin embargo, que nada de esto es lo que realmente “soy”, pero la escritura implica invención, y cuando transporto a un poema momentos de la existencia, estoy reinventándome a mí misma y al mundo. Muchas veces hay dureza en este acto, pues su ejercicio supone desnudar las cosas para que se vean expuestas vergonzosamente en su dolor, en su intensidad, en su riqueza. Es una especie de desdoblamiento que consiste en exponerse, sin defensa alguna, desde el mundo paralelo que todo lo puede contar porque todo es ficción, aunque fuese verdad.

 

¿Cómo sientes que los lectores recepcionan tu poesía?

Los lectores reciben mi poesía como algo suyo. Se apropian de ella casi al instante y dialogan con lo que está presente allí. Es cierto, también, que quienes buscan experimentación o ruptura, no encuentran en mis textos nada que les llame la atención. Pero no escribo para dar gusto a nadie sino obedeciendo a una necesidad expresiva que ha encontrado su propia forma de manifestarse. Si en algún momento cambiase dicha necesidad y se llegran a abrir caminos aventurados, entonces tendré que tomarlos. Estoy dispuesta a todo, siempre y cuando sea honesto. Por ahora, me siento más que satisfecha con mis pocos lectores, ésos que dicen hallarse a sí mismos en lo que escribo.

 

 

En el Ecuador, ¿el género es importante? ¿Es tenido en cuenta?

El Ecuador es un país en donde la poesía tiene presencia. Además, los poetas han sido los que han abierto el camino hacia nuevos modos de expresión. Hemos tenido a Hugo Mayo, a Alfredo Gangotena, a César Dávila Andrade, a Francisco Granizo, por nombrar a unos pocos, todos ellos fundacionales de la nueva poesía no solo ecuatoriana sino latinoamericana. El hecho de que hayan sido menos difundidos en el extranjero, en comparación a algunos de sus colegas de otras nacionalidades, se debe a factores extraliterarios.

En la actualidad hay poetas que están escribiendo y publicando sostenidamente, en diálogo con sus contemporáneos de América Latina, de España y de otras lenguas. Muchos han sido traducidos y editados en varios continentes.

Además, en el Ecuador hoy en día se llevan a cabo encuentros internacionales de poesía que se han ganado un lugar importante entre los escritores de diversos países. Tal es el caso de Poesía en Paralelo Cero, cuyo fundador y realizador es Xavier Oquendo Troncoso; Desembarco Poético, impulsado por Ernesto Carrión; El Festival de la Lira, por Cristóbal Zapata; el encuentro Ileana Espinel Cedeño, por Augusto Rodríguez, todos ellos poetas y gestores culturales. No son éstos los únicos esfuerzos que se realizan, pero son quizá los que más se han sostenido en el tiempo y que han traído al país a voces muy representativas de la poesía en español y en otras lenguas, y que, al mismo tiempo, han posicionado a nuestros poetas en el imaginario del público local, que espera cada vez con más entusiasmo la realización de estos encuentros abiertos a todo el quiera disfrutar de la poesía. Por otra parte, su realización ha favorecido el que escritores ecuatorianos sean visibilizados afuera de las fronteras.

Existen, además, poetas y escritores dedicados a la labor de antologar y de rescatar constantemente el trabajo poético de sus coterráneos. Tal es el caso, otra vez, de Xavier Oquendo Troncoso, de Luis Carlos Mussó, de Raúl Serrano Sánchez, también por nombrar a unos pocos.

 

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¿Por qué y para qué escribir?

En un mundo en el que ya todo se ha dicho, parecería que escribir es un ejercicio inútil. Sin embargo, la visión individual de cada escritor, sobre los temas de siempre, que son tres o cuatro, es lo que enriquece el diálogo iniciado desde la antigüedad hasta hoy. Y es que la literatura es una conversación interminable en la que participan lectores y escritores por igual. Es cierto, también, y muy triste, que lectores y escritores estén convirtiéndose en una especie en extinción. Pero no soy tan pesimista: creo que siempre habrá quien encuentre su “nicho” y su modo de existir en la literatura. A la final, todo es literatura. El cuento que nos hacemos sobre nosotros mismos. La identidad que nos creamos. La idea que queremos dejar en los demás. Nuestros dramas. Nuestras desdichas. Nuestra supuesta –y pasajera- felicidad. Acaso dejar constancia de ello sea lo que nos sigue llamando con tanta fuerza a llenar páginas con signos. Y siempre, inevitablemente, el deseo de crear un nuevo lenguaje que vuelva a decir, como por primera vez, lo que ya tanto se ha dicho, pero sin un discurso desgastado e incapaz de alcanzar el origen.

Dime cuáles son tus proyectos actuales

Quisiera dar la vuelta al mundo en 365 días, pues 80 me parecen muy pocos, aunque ahora podría hacerse en 2, o hasta en menos. Pero como soy profesora universitaria, madre de tres, traductora y sobreviviente –no sé hasta cuándo- del sistema monetario (porque capitalista ya no me dice nada), mis proyectos son mucho menos aventurados: aprender a tomar la vida como llega, terminar mi nuevo libro de poesía, que está casi listo pero que aún no tiene título ni editor, disfrutar lo que queda de la infancia de mis hijos, terminar una antología de poesía ecuatoriana que estoy preparando, seguir trabajando con el sello editorial que fundé junto con la poeta Sandra De la Torre Guarderas, y bajo el cual hemos ya editado cuatro libros, publicar una colección de cuentos que han permanecido escondidos desde hace mucho tiempo… Y atreverme a terminar una novela corta.

Tengo claro que el oficio de la escritura no es una carrera de caballos. Y sé que me tomará tiempo finalizar lo que está en proceso. Pero suelo terminar lo que he empezado, así que seré paciente.

Quién sabe si un día de estos realmente me embarco en la vuelta al mundo y desaparezco de esta faz de la tierra… Una tentación que todos tenemos, ¿o no?

 

Para terminar, ¿qué se puede esperar del poema?

Nada.

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Así escribe Marialuz Albuja

 

Si ella pudiese

sólo ahora

recuperar los ademanes de la casa

el entusiasmo en la cocina

apenas sombra que habitó estos muros antes que su cuerpo

antes, también, de conocer

esa manera en que la muerte imprime señas sobre un rostro

gestos que nadie ha descifrado

laberintos.

 

Si aún supiera descubrir la madrugada

en que corrió tras la negrura del ciprés

para entrever en las pupilas del abuelo

ese dolor que se escondía bajo tierra

como un despojo que hasta ahora puede amar.

 

Y si quisiera recordar el breve júbilo

de las palabras descubiertas

como sueños

 

comprendería lo que tanto le hace falta

y en amistad con cada cosa

partiría.

 

Casi fugaz.

De frente.

Sin ninguna culpa.

 

 

 

SIMULTÁNEAS ALREDEDOR DEL MUNDO

Golpeo el teclado

este piano de vocales y consonantes que lanzan su música inaudible

dejando que la ciudad se me escape lentamente por el oído izquierdo

mientras por el derecho me invade la tierra cruda que está del otro lado

los chaquiñanes detrás de mi casa…

Si los seguía llegaban a la autopista

que sin saberlo rompe los montes

separa el campo

 

y mi madre

en su pequeño escarabajo por el camino empedrado

mientras yo, en la Gran Muralla,

bajo la luna llena

me recuesto.

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Esto de no dormir

de quebrarme

de alzar la cabeza en la madrugada

para rumiar no me acuerdo qué cosas.

 

Esto de verme las manos como si no fueran mías

porque unas venas azules, gruesas y serpenteadas ahora las surcan.

 

Este deseo de huir

tras la niebla húmeda de la costa

y no volver más al escritorio, a la calle, al ropero.

 

Esto de hablar para nadie

para mi abuelo cuando era novato

para la puta que descubrí en una calle de Santo Domingo

para la Pájara Pinta, que ayer extravió su quietud…

 

¿Acaso todo esto será El Desamor?

 

 

 

No soy yo

ni soy esto que escribo.

Tampoco soy la sombra de lo que habría querido ser

o escribir.

Menos aún, mi rostro en el espejo

fiel a su imagen

desde hace cuánta soledad en los relojes.

 

No soy la madre de tres hijos

ni la mujer de un irlandés americano

misógino

anarquista

 

ni el fantasma de mí

ni la serpiente en que pensé me había convertido

(en el poema para Ulises

tú lo sabes).

 

No soy la palabra que sigo esperando en las noches despejadas

-como caída del cielo-

y nada tengo que ver con ésa que se sienta a leer versos en la mecedora.

Pero me he acostumbrado tanto a mí

que tengo miedo de perderme

 

aunque, en verdad, no pierda nada si me esfumo

si mis sentidos

mis ideas

mis terribles presunciones

hacen un pacto con la muerte

a mis espaldas.

 

Tal vez por eso

mi pequeño personaje

inútilmente se entretenga en fantasías y supuestos…

 

Intimidado frente a aquello que sí soy

no puede más que alucinar

por si le creo, nuevamente, sus mentiras.

 

 

 

Ven a decir lo que se te antoje

insulta

grita

despierta a todos.

No temas desenmascararme

hace tiempo perdí la reputación.

 

Quisiera dormir para siempre

mas la curiosidad de escuchar lo que digas

me tiene en pie.

Tu voz me ayuda a cruzar murallas

cuando presiento la cercanía de lo perfecto.

 

Quisiera asumir la entereza de ser lo que soy

con el descaro de los que llegan a cualquier hora

sin importar hasta dónde

ni cuándo.

 

Quisiera…

 

Pero agonizo al saber que en mi mano

estuviste.

 

 

 

Hoy retumba en el muro un sonido

la cadencia que tanto esperé

y solo ahora

porque no me sirve

llega.

Igual que en la lejanía

tus pasos anuncian encuentro

se apartan las aguas

la noche bordea tu filo…

 

Y te dejo partir

 

otra vez.

Como siempre.

 

 

 

Háganse a un lado desertores de lo bello

quiero estar sola entre las uvas esta tarde

no vaya a ser que todo caiga en el olvido

sin yo guardar su nitidez.

 

Cédanme espacio para el duelo

y no me miren

mientras beso la palmera

hundo las manos en el césped

me despojo…

 

Hagan silencio mientras salgo de esta casa

donde mis pies reconocieron la quietud.

 

Ahora pueden regodearse entre mis restos.

He conocido el paraíso

antes del fin.

 

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El frío me araña los huesos.

Padre, me has desterrado.

Voy en busca de un lugar para quedarme

y sólo me encuentro con las colinas donde se eleva tu casa en el horizonte.

 

No sabes que ya no soy yo,

que hace tiempo me dejé esperando un tren que jamás llegaría,

que una tarde me abandoné en un mercado repleto de gente

mientras mi boca se perdía en las delicias de la fruta.

 

Ahora tú me echas.

Pero no sabes que ya no soy yo

que hace tiempo me abalancé bajo las ruedas de un coche

que una mañana desperté en otra tierra

y volvió mi vacío.

 

A veces me espanta la noción de mi cuerpo

llamándome desde ese lugar al que no tengo acceso.

Sin embargo pueden ser bellos el destierro y el abandono

como lo son las gotas de sangre en el cristal destrozado por un puño.

Como lo es mi dolor en la oscuridad.

Él será la tierra que habrá de sacarme a flote

cuando todo lo demás comience a hundirse.

 

Me has desterrado, padre.

Tal vez sea justo.

Pero hace tiempo que ya no me importa saberlo.

 

 

 

El miedo me traspasaba con deleite

cuando venía el gato negro a pronunciar todos mis nombres

 

cuando asechaba tras de mí

para arrancarme.

 

Cómo volver

si ya los pájaros limpiaron el sendero

y las luciérnagas borraron su reflejo en el paisaje.

Si no ocurriese que la duda me persigue

ya ni siquiera intentaría recordar

 

pero  la niña sin escrúpulos que fui

deja sus huellas en el fango

escupe

llora

se revuelca

 

mientras aquella

la de los abuelos

viene a buscarme entre las sombras

todavía.

 

 

 

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