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Nunca salí del horroroso Chile. Hablan lxs escritorxs chilenxs

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Texto por Roberto Contreras

Crédito de la foto @RokkoFuentes

 

 

Nunca salí del horroroso Chile

 

Desde el pasado 18 de octubre ha sido solo una la consigna que se repite a lo largo de esta larga faja de tierra: “CHILE DESPERTÓ”. ¿Y es que el país estaba dormido? Al parecer sí, sumido en el letargo del Neoliberalismo de 30 años y entregados sin saberlo a la pesadilla de una Dictadura eterna. Se agolpan las imágenes. Cuesta escribir en estos días, solo nos queda el leer la realidad para pergeñar algunas letras.

Estas crónicas versan sobre el Chile interior, pero también recogen el pulso de algunos chilenos que desde dentro y fuera, observan y buscan salir solo de la expectación ante un momento inesperado de caos, pero también de esperanza.

¿Chile despertó? Sí, y acusando la invitación de los queridos amigos y camaradas de las letras de Vallejo & Co, respondemos cómo no: “cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;/ vuelve los ojos locos, y todo lo vivido/ se empoza, como charco de culpa, en la mirada. / Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!”

Nada nos detiene, nunca más. Ahora es cuando.

 

Octubre de 2019

 

 

 

Dossier de fotos y reflexiones de escritores chilenos

sobre la situación política actual de Chile

 

 

Carvacho Alfaro

(Quilpué-Chile, 1982). Profesor y escritor. Ha publicado los libros El violín del diablo, Clásicos de la miseria y Killpué.

Crédito de la foto: el autor.

 

NOS SACAMOS LAS VENDAS y las amarras

Nuestros cuerpos ya cicatrizaron

Mi pecho es un mapa de injusticias

Mezclada con balas y discursos añejos

La  voz nutre nuestro grito de guerreros:

 

¡Mira, Chile, el camino construido!

¡Escucha, Chile, nuestras voces de libertades!

Ya es hora de mirar el nuevo amanecer

De la sangre vertida en los vasos de plástico

del pan duro remojado

De la sala de espera donde siempre estuvimos

 

Con paso firme recorremos la Alameda

Compartiendo rebeldías del alma

Ya es hora de un nuevo despertar

Del océano de pueblo que clama y ama

En la llama de la barricada eterna que ilumina

 

Esa luz es la ruta del corazón encendido

Una luz que invade y lucha

Una luz del brillo de tus ojos lacrimosos

Del fuego eterno

y del canto de gargantas angustiadas

que nunca más dejará de inflamar

a nuestros corazones subversivos.

 

 

Jessica Atal

(Chile). Escritora, editora, crítica literaria. Vive en Santiago. Escribió en el diario El Mercurio entre 1988 y 2015. Fue gestora y editora general del sello editorial El Mercurio-Aguilar entre 2000 y 2009. Actualmente se desempeña como editora independiente y dicta talleres de escritura para adultos. Es colaboradora permanente de la revista cultural La Panera. Es mamá de Elisa, José y Nicolás. Ha publicado narrativa Ella también se va (2018), WhatsApp, Amor (2016); y en poesía Carne Blanca (2016), Cortina de elefantes (2014), Arquetipos (2013), Pérdida (2010) y Variaciones en azul profundo (1991).

Crédito de la foto: Jessica Atal.

 

Esta fotografía refleja el cambio necesario que las personas en Chile están exigiendo en este momento histórico. Las sociedades llegan a un punto de quiebre en situaciones límites y ahora, para lograr un cambio sustancial, es necesario preguntarse, como lo hace Martin Heidegger en “La historia del ser”, ¿cuáles son las circunstancias en que este quiebre se produce y dónde está la fuerza de superación? ¿Cuál es la dirección a seguir, la verdadera y buena, la que se nos muestra con fuerza? ¿Qué significa superación del poder? ¿No es acaso la explicación de la im-potencia hacia la realidad de lo real?

Esta fotografía representa el descontento de quienes se han quedado fuera de un sistema impuesto y conveniente solo para algunos; representa la vanidad de “los secuaces y confirmados”; el ruido de los pertenecientes al presente. Por eso, la historia ahora debe transformarse no en una vana sustitución de poderes, sino en un “esenciarse de la verdad del ser”. Es a partir del ser verdadero y esencial que debemos hacer historia.

 

 

Patricio Alvarado Barría

(Temuco-Chile, 1988). Reside actualmente en Barcelona. Ha publicado Triage (2015) y Edad de la ira (2019).

Crédito de la foto: s/d.

 

No es una fotografía a todo color en Plaza Italia ni en la Alameda. Tampoco es el Monumento a Cristóbal Colón con las banderas y el puerto de fondo tras el lente, aunque pudo serlo: las columnas cerraron Las Ramblas a la fuerza, reverberando a once mil kilómetros de distancia entre las oleadas de inmigrantes, los turistas y la ceguera de una sociedad del bienestar, de la usura, de los privilegios. No hay metáforas aquí: la rabia por asesinatos, torturas, montajes y desapariciones no es casual cuando la militarización de las comunidades mapuches se esparce por un momento sobre el resto de la angosta y larga faja. A pesar de todo, las imágenes son interrumpidas, un recorte en blanco y negro del operador rastrero tras el púlpito de Pinochet interfiere la frecuencia: el sicariato de la dictadura y el empresariado permanece a la espera de un retiro a precio de miseria y sangre. No hubo efectos especiales en esa cinta.

 

 

Pablo Azócar

(San Fernando-Chile, 1959). Escritor y periodista. Ha publicado novelas, cuentos, poesía y ensayos. Actualmente realiza trabajos editoriales y clases de literatura.

Crédito de la foto: Alexis Díaz.

 

¿A quién le convienen las ciudades incendiadas? El tremendo movimiento social de estos días no debe ser ambiguo frente a la violencia. Después de 46 años estamos por primera vez conversando de política de verdad. Las personas de todas las edades y condiciones que estamos hablando de cabildos, y de rayar de nuevo la cancha, y de dibujar entre todos un nuevo país, debemos ser muy claros: no queremos que quemen el metro, no queremos que quemen farmacias, colegios, buses, supermercados. Establecer con claridad esta distinción será muy importante en los días que vienen. No olvidemos que la Revolución Francesa acabó con Napoleón proclamado Emperador y que en Brasil las revueltas populares de 2013 durante el gobierno de Dilma Rousseff desembocaron en Bolsonaro. Las ciudades incendiadas les convienen a los que quieren que nada cambie.

 

 

Gastón Carrasco Aguilar

(Santiago de Chile-Chile, 1988). Ha publicado El instante no es decisivo (2014), Viewmaster (2011/2016) y Monstruos marinos (2017).

Crédito de la foto: Francisco Farías.

 

El joven manifestante sobre la estatua de un Balmaceda encapuchado parece anunciar la caída del imperio, el inicio del juicio final. Su proclama se une a la de otros que piden, al igual que el grafitti en la base del obelisco, “No + represión”. Su imagen recuerda a los rebeldes de “La caída de los ángeles” de Bruegel. Hay un orden en ese caos y algo ético en gastar su voz (aunque se pierda entre las otras). Todo es plural, colectivo. No importa quién rayó la consigna ni quién grita, el asunto está en responder con fuerza a la prepotencia. Más allá otros hombres y mujeres están sobre el monumento al Genio de la Libertad, ese ángel con una antorcha en su mano que, junto al león, mira hacia el poniente. Alguien enarbola la bandera mapuche (Wenufolle o Canelo del cielo). El ángel lleva una “A” anarca en sus alas y el león la frase “Poder Popular”. Se dice que la escultura de Roberto Negri fue fundida con monedas que le arrojó la gente cuando el metal aún seguía caliente. Todo esto en la primera década del siglo pasado, en plena “Cuestión social”. Esa misma negación al dinero, al metal, es lo que mueve a la gente hoy. La misma lucha de hace cien años. La libertad no debe ser una escultura inamovible ni el dinero un dios al cual seguir. El joven sobre la estatua anuncia la caída.

 

 

Adhemar Cereño

(Santiago de Chile-Chile 1987). Poeta y realizador audiovisual. Reside actualmente en Uruguay. En 2011 publicó la plaqueta independiente La espesura de la glaciación. Es padre de Sofía de 6 años.

Fotogramas de MAFI realizado por A. Luco.

 

Primero es el asombro de los impactos sobre los cuerpos. Acarreados al fuego alteran la escena del horror. Cuerpos de cenizas que no regresan. Otros cuantos bailan semidesnudos la marcha de la muerte. Quiero ir a mi casa, conchetumare, le escuché sollozando sus restos esparcidos sobre la Alameda. ¿Dónde irán los desaparecidos esta noche? A una payasita de barrio le ahorcaron su única función. Estación Baquedano, combinación con línea torturas. De fondo la cordillera. Cualquier lugar de Chile.

 

 

Roberto Contreras

(Santiago de Chile-Chile, 1975). Profesor, escritor y editor. Ha publicado en diversos géneros (novela, poesía, crónica, crítica literaria). Su libro más reciente es Pedazos de agua.

Crédito de la fotografía: David Concha Astorga

 

“La realidad es el único libro que nos quita el sueño”, es un verso de Enrique Lihn, que encaraba el montaje de la aparición de la Virgen en Villa Alemana en 1987. Lihn así quiso desbaratar el volador de luces de la inteligencia de Pinochet, mientras se instalaba el Modelo Neoliberal, y ahora me sirve para revisar los montajes que se han repetido en estos días de agitación social –incendio de las estaciones del Metro, saqueo de supermercados y farmacias, quema de bancos, autobuses– reviviendo para los nacidos a comienzos del ’70 la única película de terror que entonces conocíamos: la Dictadura. La respuesta fue inmediata, carabineros en las esquinas, estado de excepción y toque de queda, con una estampida militar en las calles tutelando día y noche las ciudades. La película repitiéndose bajo el registro de millones de celulares y pantallas. Escribo desde Arica, una zona fronteriza, militarizada desde siempre. Quizás por lo mismo, todo ocurre muy rápido. La foto de un policía de investigaciones, apuntando al fotógrafo que captura el momento infame mientras busca con su mirilla la avanzada de los manifestantes, descubriendo a los “agentes de la realidad”, irrumpiendo con la pesadilla de sus balas, en el sueño de un país que despertó.

 

 

Gonzalo Córdoba Saavedra

(Mendoza-Chile, 1981). Editor y lector. También autor de algunos libros de poesía y cuento.

Crédito de la foto: s/d.

 

Pensaba postear una foto con un mensaje del estilo «mi alma está allí también». Pero, por favor, qué ñoñada es esa. ¿De dónde viene esa idea del alma? Y además, si existiese, de qué serviría mi alma en la Alameda. Hasta parece una linda aliteración… Pero hablamos de acción, y para ello hay que poner el cuerpo. Y ponerle el cuerpo como si nos guiara el alma o alguna otra weá. Poner el cuerpo es poner el pecho, los brazos, las manos, las uñas, las piernas, el estómago y el hígado, la sangre y la bilis, la saliva, la garganta, los dientes, los ojos, las orejas, la nariz, la lengua, los hoyos, los esfínteres y todas las tripas. Hay que poner todo en juego. Bueno, y el alma también. Aunque no sepamos dónde está. Aunque no interese si realmente existe. Hay que ponerle cuerpo y alma.

 

 

Alejandra Costamagna

(Santiago de Chile-Chile, 1970). Periodista y doctora en Literatura. Ha publicado cinco libros de cuentos y cinco novelas. Su más reciente libro, El sistema del tacto (Ed. Anagrama), fue finalista del Premio Herralde 2018.

Crédito de la foto: rayado mural “¡Únete al baile!” / Video de manifestantes coreando El baile de los que sobran

 

“¡Únete al baile!”. Veo la frase en los muros y escucho multitudes coreando la canción que Los Prisioneros grabara en 1986. Tal como dijo Jorge González estos días, es lindo y triste a la vez que se siga cantando porque confirma que las desigualdades persisten. Ver la frase bajo toque de queda, con militares en la calle otra vez, nos hizo viajar a los 80 a toda velocidad. Entonces coreábamos “El baile de los que sobran” junto con el “¡Y va a caer!”. Los Prisioneros canalizaban una rabia que al mismo tiempo nos permitía bailar. Es hermoso y triste recordarlo mientras suena como el himno de las protestas de 2019. Pero también es sabio, porque nos hace enfocar el problema desde su origen. Y recordar que el modelo que nos tiene acogotados, pateando piedras en esta “cueca democrática” como la llamaba Pedro Lemebel, se fraguó en la mismísima dictadura que hasta hoy nos mueve el piso.

 

 

Amanda Durán

(Chile, 1982). Poeta. A los doce años publica su primer libro con prólogo de Nicanor Parra. Ha publicado en poesía Zona primavera (1994), Ovulada (2007, 2008 y 2019), Antro (2010), La Belleza (2017), La Vi llegar del Rock (Disco de blues con su poesía 2018) y Nudo / Trilogía Ovulada-Antro-La Belleza (2019).

Crédito de la foto: s/d.

 

Una de las realidades más brutales de Chile se llama Servicio Nacional de Menores, entidad que por años ostentó acoger a niños en riesgo social y que finalmente se convirtió en un poderoso campo de exterminio para las clases marginadas. Ya hace varios años se escuchaba que adentro de esas paredes pasaban cosas horrendas, pero hasta abril del 2016, tras la muerte de la pequeña Lissette (11 años) nadie se había acercado siquiera a mirar a estos niños por las ranuras.

En los últimos 11 años el genocidio del Estado de Chile contra sus niños suma 1.313 menores muertos, la cifra cala los huesos, pero aún no cala a quienes gobiernan. SENAME sigue existiendo, y en esos hogares tutelados por el Estado se registra un promedio anual de 2.000 abusos. En el SENAME sí educan a niños: ellos aprenden del horror hasta el horror, ellos aprenden a romperse, ellos son exterminados como plaga en manos de un país que no pueden sentir propio. Ellos aprenden a desaparecer.

¿Nos extraña entonces que estos niños, después hombres quieran hacer pedazos una ciudad que se ha hecho la ciega por tantos años? ¿Le extraña tanto al presidente Piñera que este país reventara por todos sus rincones? Un país que no protege a sus niños es un país que se desangra. Un país que no protege a sus niños no es un país, es una herida.

Esta fotografía fue compartida por la poeta chilena Alejandra Montoya, maestra de muchos presidiarios y expresidiarios de la Penitenciaria de Valparaíso, asegurando que más del 50% de sus alumnos pasó por el SENAME. Ese Chile, el que nadie quería mirar, también despertó. Dice un proverbio africano “El Niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto quemará la villa entera, para sentir su calor”. No se trata de estar de acuerdo con la violencia, se trata de no cerrar nunca más nuestros ojos.

 

 

Soledad Fariña

(Antofagasta-Chile, 1943). Poeta, y profesora. Estudió Ciencias políticas y administrativas en la Universidad de Chile, Filosofía y humanidades en la Universidad de Estocolmo (Suecia) y Ciencias de la religión y cultura árabe en la Universidad de Chile. Ha publicado en poesía El primer libro (1985), Una palabra cómplice: encuentro con Gabriela Mistral (1992), Narciso y los árboles (2001), Donde comienza el aire (2006), Yllu (2015), 1985 (2016), entre otros; en narrativa Otro cuento de pájaros (1999) y en ensayo Una reflexión mestiza desde la escritura de cuatro mujeres chilenas, ensayo (1994).

Crédito de la foto: Rosario Fernández Ossandón durante la marcha “Mujeres de Luto”.

 

Perdimos un ojo por los que no quieren ver*

Entusiasmo y alegría en las calles por la acción de rebelarse, gritar nuestras demandas ¡y ser tantos, tantas! Esperanza de cambios profundos, movilización diaria, también acciones: junto con las salidas a la calle, cabildos -autoconvocados por la sociedad civil- para sistematizar las peticiones y estudiar el modo de canalizarlas y, ante todo, cambio de la Constitución actual. Pero también hay una fuerte represión, ahora, de la policía y es imposible no compararla con la de la dictadura. Sin embargo, hay algo que no habíamos visto antes, la gran cantidad de jóvenes que han perdido sus ojos por balines disparados a la cara. 157 jóvenes presentan estallido ocular o herida penetrante en el ojo. A partir del testimonio de una joven que perdió uno de sus ojos, escribí este poema.

 

El ojo agudo   atento     el que distingue minucias en la noche

el que escarba en la inmundicia invisible

el que graba y recuerda    grita ahora

luego del estruendo de luz que lo dejó sin luz

¡Mira! le dice al Otro (ojo)     Tú eres el Faro ahora

pregúntale por qué      yo corría   arrancaba

voltée un instante  -dardo agudo  sangre acuosa

oscuridad   dolor    dolor-

Tú eres el Faro ahora pregúntale     desde mi cuenca

qué se siente  ser Perseguidor.

 

————————-

*título de la Acción de arte realizada el 3 de noviembre en el Frontis del Museo de Bellas Artes.

 

 

María Cecilia Gajardo

(Talca-Chile, 1985). Poeta. Editora en Ed. UDP y Ed. Tácitas; también participó en el segundo tomo de Obras completas, de Nicanor Parra (Galaxia Gutenberg). Actualmente es docente de cine y literatura. Ha publicado en poesía Piel verano (2016) y Sara Moncada (2019).

Crédito de la foto: s/d.

 

Coincidencia

Iba a escribir sobre Dictadura, sobre asamblea constituyente, sobre ausencia de oposición, sobre política interna, pero me voy a detener en un episodio.

Llegué a mi casa hace un par de horas, pasaba por Plaza Italia después de haber hecho unos minutos de clases. La marcha estaba convocada a eso de las 17:00, yo estaba ahí a las 15:30. Había muchos carabineros y poca gente “normal”. Fui testigo y víctima de cómo sus camiones de guerra arrasaban con todo. Caí al suelo y a mi lado había un niño de dos o tres años asustado. En un segundo vi a todos los niños y niñas de Chile en un mural imaginario. Hay un verso del himno de los carabineros que dice así: “Duerme tranquila, niña inocente/ sin preocuparte del bandolero/ que por tu sueño dulce y sonriente/ vela a tu amante carabinero”.

Ya no existen noches tranquilas, la niña inocente ha sido despojada de esa inocencia, esa niña es Chile y dentro de ese espacio muchas niñas no despertarán más. Nos están matando.

 

 

Galo Ghigliotto

(Valdivia-Chile, 1977). Escritor, editor y guionista. Director editorial de Cuneta y organizador de La Furia del Libro. Ha publicado en poesía Valdivia (2006), Bonnie&Clyde (2007), Aeropuerto (2009), Monosúper (2016); y en narrativa A cada rato el fin del mundo (2013) y Matar al madinga (2016).

Crédito de la foto: @KaliaOnahe (Twitter).

 

Elijo esta imagen por su simbolismo. El personaje que aparece en esta foto representa a un halaháche, uno de los espíritus de la ceremonia del Hain, realizada por los extintos selk’nam de Tierra del Fuego. Los selk’nam fueron completamente aniquilados por el capitalismo: con tal de usar y apropiarse de la Tierra del Fuego para criar ganado, empresarios chilenos y colonos dieron pie a un pogromo y posterior genocidio que terminó con la extinción total de los selk’nam durante la década de 1920. El genocidio quedó impune, y muchos de los “prósperos” empresarios que lo patrocinaron tienen el día de hoy calles que llevan sus nombres. Viendo la fotografía, podemos sentir que uno de los espíritus del pasado ha venido al presente a luchar contra lo mismo que terminó con la desaparición completa de un pueblo: el abuso, la explotación, la ambición desmedida de unos pocos. Es el símbolo de una lucha centenaria por la justicia y la dignidad.

 

 

Emilio Gordillo

(Santiago, 1981) Escritor y editor. Reside en México. Escribió la novela Croma (2013) e Indios Verdes (2018).

Crédito de la foto: https://www.facebook.com/advandrebarros/videos/2527205397386766/?t=2

 

Durante más de que quince años fantaseé con la explosión social chilena y, ahora que sucedió, ni vivo en ese país que debería sentir mío, ni entiendo bien qué está sucediendo allá. Siempre tuve una sola certeza: el modelo no va a aguantar. Lo repetía en cenas, reuniones, clases, fiestas, restaurants, bares y en cualquier conversación que pasara de los diez minutos. Me convertí en un tipo insufrible que insistía hasta el desquicio: “el país no va a aguantar. Tiene que irse todo a la mierda”, y un largo y tedioso etcétera. Escribí libros sobre ello. No cejé. Asumí el rol del sujeto insoportable que se dedica a molestar y ante quien era necesario decir: “no, en Chile las cosas funcionan”. “Eres muy exagerado”. “El problema es que a ti nunca te han ofrecido nada”. Tan ajeno me sentí, que acabé por alejarme poco a poco. Los años se acumularon y ya he pasado una década fuera del país donde nací.

Chile me dolía y ya no. Más bien me duele ver a la gente maltratada por los militares, la policía y el estado, así como me duele México, así como me duele Ecuador y todos los países donde el neoliberalismo no permite la continuidad de la vida humana y no humana. Estos días sentí abismo y terror con cada balazo y agresión que circuló en videos y fotos, con los montajes del estado y la tragedia repetida como comedia oscura en la actuación de los militares. Mucha gente que quiero sigue allá. Todo se ha desenvuelto tan rápido y la magnitud es tal, que se abren caminos posibles de procesos más comunes, opciones a todo este delirio neoliberal en el que se vivió durante tantos años, y Chile de pronto se me aparece como una trampa, un lugar donde, tal vez, sea posible un giro a las costumbres neoliberales tan inscritas ya en nuestro ADN.

Personalmente, soy escéptico, aunque espero ayudar en todo lo que pueda. Chile es para mí como una exesposa a la que se le desea todo el bien del mundo, con el corazón. Sí es necesario darse cuenta de que, si llegamos hasta acá, es porque todos hemos sido cómplices, pues todos creímos en esa promesa del modelo pinochetista: “cada quien puede llegar a ser millonario, solo basta esforzarse”. Ahora sabemos que no era verdad. Mi temor, el miedo que Chile aún me da, es que esto solo explotó cuando las pruebas eran totalmente irrefutables. A muchos compatriotas ya se los había llevado la chingada hace rato, y una gran masa prefirió observar hacia otro lugar, no hacerse cargo de su prójimo.

Chile es para mí como este video. Una cosa incomprensible, llamativa, a ratos asombrosa y difícil de asimilar: un militar bailando una cueca, mientras un ruedo de ciudadanos aplaude, y al militar le cuelga una metralleta, un poco más abajo del pañuelo que gira, gira, y gira. No muy lejos, alguien muere de hambre, de soledad, de cuentas o de pena, y un puñado de seres aplaude al compás del baile nacional de aquel país cuyo escudo reza: “Por la razón o la fuerza”.

 

 

Rodrigo Hidalgo Moscoso

(Chile, 1976). Periodista y profesor de lenguaje. Publicó la novela Desafinan con el frío (2013). Comenta libros y artes escénicas en www.eldesconcierto.cl y se dedica al fomento lector.

Crédito de la foto: Susana Hidalgo.

 

Vamos a tener que compartir, vamos a tener que abandonar nuestros privilegios. La plena conciencia que tienen de estar repartiendo mal la torta. La nula disposición a dejar de hacerlo. La bomba les estalló en la cara. Y para enfrentar la crisis, recurrieron a una estrategia esquizoide de doble entrada: por un lado la represión, los militares a la calle; y por otro la infiltración, contratar por una miseria en vino o droga a los miserables, al lumpen, al flaite, el mercenario de más baja estofa que ha aprendido a saquear, a incendiar, a disparar balas locas, a quemar casas viejas por encargo de inmobiliarias. Provocar a los exaltados, avivar la cueca, echarle bencina a la barricada y al mismo tiempo empoderar a la milicia. Un espiral de violencia sin sentido ni fin. Que corra sangre no más. No contaban con que la población hubiese perdido el miedo. A pesar de los muertos.

 

 

 

Andrea Jeftanovic

(Santiago de Chile-Chile, 1970). Narradora y ensayista. Socióloga y doctora en Literatura. Ha publicado en narrativa Amar numa língua estrangeira (2013), Conversaciones con Isidora Aguirre, entrevistas y testimonios (2009), No aceptes caramelos de extraños cuentos (2011, 2012, 2015), Destinos errantes (2016, 2018); y en ensayo Hablan los hijos (2011), Escribir desde el trapecio (2017)

Crédito de la foto: s/d.

 

Balines fuera de escena

Hace más de cuatro años escribo sobre teatro para un periódico. Voy a ver obras, elijo las que más me cautivan y escribo sobre ellas asociando la experiencia de espectadora con el texto, o bien con la trayectoria de la compañía, y a veces,  con lo que ocurre en el país. Hace tres semanas ocurrió algo insólito para el ejercicio de la crítica teatral: un balín disparado por  la policía, alcanzó a unas de las actrices, al salir de la función, de la obra que había recientemente reseñado.

El balín que disparó un funcionario de Fuerzas especiales, en medio de las primeras jornadas del estallido social que vive el país, impactó en el rostro de la actriz María Paz Grandjean cuando salía de la función, a eso de las 22 horas desde un sala de teatro en el centro de la capital. La actriz debió ser llevada de emergencia a la posta central que estaba desbordada de heridos. La intérprete estuvo en recuperación dos semanas. Tuvo suerte, si la comparamos con los 180 heridos por estallido ocular o con los 24 muertos o con los cientos de torturados.

El balín que impactó el rostro de la actriz es una munición de guerra que condensa en su metal lo peor de Chile: la brutalidad y la codicia.  ¿Cómo será reconstruir un país con jóvenes tuertos?  La escena agujereada no permite ni una bala más.

 

 

Paz López

(Santiago de Chile-Chile, 1981). Magíster en Teoría e Historia del Arte de la Universidad de Chile. Cursa el Doctorado en Filosofía con mención en Estética y Teoría del Arte de la Universidad de Chile. Es directora del Magíster en Estudios Culturales de la Universidad ARCIS y docente de Teoría del Arte y Cultura Contemporánea en las Universidades Alberto Hurtado, Andrés Bello y ARCIS. Ha publicado en coautoría Ensayos sobre artes visuales. Prácticas y discursos de los años 70 y 80 en Chile. Volumen IV (2015).

 

Hasta que valga la pena vivir. Esta frase austera, inscrita en muros y pancartas, atraviesa sin embargo los cuerpos como un cuchillo. Es un grito de dolor y hastío por el tiempo sufrido; un levantamiento contra quienes han convertido nuestra vida en una lucha incansable por estar meramente vivos; una sublevación en el corazón de un país que ha hecho de la tristeza, el cansancio, la pobreza, la migaja, el tedio, la limosna, la sobrevivencia, la única forma de vida posible. Es una frase también hermosa, porque pone a palpitar, sin fórmulas ni mandatos, sin sacerdotes ni estrategas, una fuerza vital que busca abrirse paso o imaginar una vida más próxima a la potencia y la alegría. Por ahora son miles de cuerpos que se tocan, que no le temen al contagio, a lo desconocido, a estar juntos sin otra mediación que el deseo de experimentar una vida que valga la pena ser vivida.

 

 

Luis López-Aliaga

(Santiago de Chile-Chile, 1968). Narrador y guionista. Ha publicado en narrativa Cuestión de astronomía (1995), Fiesta de disfraces (1997), El verano del ángel (1999), Bazar Imperio (2005), El bulto (2010), Primos (2011), La imaginación del padre (2014) Geografía de las nubes (2016).

Crédito de la foto: s/d.

 

El terror infantil es, quizás, el más difícil de gobernar, se instala para siempre en uno, remiso hasta que una imagen, un sonido, un olor, lo trae de vuelta y uno, ya viejo, se estremece y vuelve a ser el niño desamparado que se había ido. Un camión militar en las calles, las caras pintadas, los guantes negros, el arma oscura que les cruza el pecho, es además un recuerdo compartido, una imagen generacional.  La imagen de un trauma y también de la inoperancia política, la ineptitud de un presidente que ahora, entrampado en las cifras macroeconómicas y en la algarabía del poder, es incapaz de descifrar el hastío y decide sacar, como en el pasado, a los militares a las calles. Como incapaz fue de imaginar que los jóvenes, nuestros hijos, no crecieron con ese miedo y seguirán en las calles, también porque nosotros nos encargamos de disimular el trauma, de que ellos no heredaran la pesadilla. Estamos aún en eso.

 

 

Montserrat Martorell

(Buenos Aires-Argentina, 1988). Periodista, escritora y catedrática chilena. Ha publicado en novela La última ceniza (2016) y Antes del después (2018).

Crédito de la foto: Susana Hidalgo.

 

Me piden que escriba, me piden que cuente qué pasa, cómo vivo este tiempo apagado, suspendido, quieto. Y no sé cómo empezar. Quizás porque en ese mutismo hay olas que terminan siendo un galope y ese galope puede ser muy violento. Hoy somos espejos que enumeramos, que tejemos sobre muertos que tienen el rostro de un padre, de una madre, de un hijo. Hoy somos espejos que caminan sobre desaparecidos, sobre bombas que no tienen tiempo, sobre caos, sobre tierra, sobre musgo. Hoy somos espejos que escriben en voz alta el dolor y la esperanza. Y ese es un mantra: hay que poner la lengua sobre el abecedario, sobre aquello que no tocamos todavía, sobre aquello que no entendemos, sobre aquello que no coincide.

Escribir sobre gente que camina, que camina sola, muy sola. Escribir sobre gente que vuela. Escribir sobre heridas que son de mármol. Escribir sobre la idea de que algunos nos quieren dejar sin verdades. Escribir sobre lo urgente que es ahora la resistencia. Escribir sobre cómo le ponemos palabras a la dictadura. Escribir sobre cómo le ponemos palabras a la democracia. Escribir sobre cómo le ponemos palabras a la transición; sobre cómo bautizamos a un modelo que nos modela la grieta, a un modelo que nos modela un laberinto dibujado arriba y abajo y arriba y abajo.

Escribir es resistir. Y resistimos. Y nos asambleamos y nos acurrucamos debajo de ese espíritu inquieto y joven que es la rabia, que es el fuego, que es la sospecha de saber que vas a caerte, que vas a temblar. Octubre nos hace temblar. Y tú tienes que sentir el miedo en la cara. Y tú tienes que sentir el miedo en el cuello, el miedo en una garganta rota, en una pierna baleada, en un párpado herido, en un cráneo triste, en un cráneo triste que nunca quisiste tocar.

 

 

Jonnathan Opazo Hernández

(San Javier-Chile, 1990). Escritor. Reside en la ciudad de Talca. Ha publicado algunos libros de poesía y es crítico literario.

Crédito de la foto: Roberto Baeza.

 

Talca, 25 de octubre. Hace exactos 7 días, Sebastián Piñera Echeñique —ninguna calle llevará tu nombre— declaró que estaba en guerra contra un enemigo implacable y organizado. ¿La solución? Militares y carabineros, el pan multiplicado de la represión estatal. Talca, 25 de octubre. Vimos un bus de carabineros avanzar a toda velocidad por la calle 1 sur. Carabineros de Chile usó su micro como un ariete. Gaseó a familias. Vimos a padres con sus coches arrancando, mientras la noche caía con su azul oceánico. Micros como arietes. La guerra. Pienso: el corazón de un carabinero tiene el tamaño de una bomba lacrimógena.

 

 

Ashle Ozuljevic Subaique

(Santiago de Chile-Chile, 1986). Actualmente transita Barcelona. Poeta, narradora, ensayista, profesora de yoga y mamá. Ha publicado el libro en narativa Vidas robadas (2011), Anteojos de sal (2013); en ensayo El silencio final: Representación y gesto ante la muerte en Diario de muerte (2015); y en poesía Tres (2016). Obtuvo la Beca de Creación literaria con los relatos de Las verdes ideas incoloras duermen furiosamente (2015) y con la serie poética Botánica (2017), en proceso de publicación.

Crédito de la foto: s/d.

 

Necesito comenzar excusándome: ¿puedo en este momento dejar de ser confesional, personal, para ser universal y hablar de algo que nos afecta a millones? No, no puedo.

La imagen que más me impactó, lo hizo hasta el silencio por paroxismo que antecede al pálpito de todos los terrores, y que dio paso al llanto y a los gritos. Me llegó por mensaje privado en una red social al día siguiente del primer toque de queda: fue la fotografía de mi hermano adolescente bajo las palabras «SE BUSCA. Salió a marchar en Coquimbo.  Si alguien lo ha visto, por favor avise a…». Bajo el desfase horario que significa vivir en otro continente, la noticia arribaba demasiado tarde.

Esto no es un cuento. No necesito mantener la tensión narrativa ni la atención de nadie: mi hermano llegó a casa, sin mutilaciones ni rasguños. Llegó todo lo a salvo que puede llegar un chico nacido en la postdictadura chilena. Llegó sin ser torturado, con ambos ojos, con sangre en las venas. Llegó.

Pero, ¿y si no hubiese sido así? ¿si en un universo distópico que discurriese en el 2019, en un régimen democrático del Cono Sur, personas que marcharan enarbolando súplicas por Dignidad y Equidad no llegaran a sus casas?

El dolor es saber que mi familia y la de mis compañerxs, que las personas que quise en mi infancia y a las que amé en mi temprana juventud atraviesan calles atiborradas de terror. El dolor es saber que lo hacen desayunándose el miedo, sin embargo, metabolizándolo para nutrir su fortaleza. Transformando la frustración en resistencia. El dolor, desde la lejanía, llega como ondas expansivas en el agua. Se ve enorme desde esta orilla y, sin embargo, sabemos que es más suave de lo que se siente realmente allá, en el epicentro. Lo intuimos.

Elegí una fotografía de mujeres enlutadas porque es la historia de Chile. Acá muchas y muchos también llevamos luto: por las familias que siguen esperando que alguien vuelva, porque creemos que la democracia ha muerto, que la precaria paz forjada sobre heridas mal cicatrizadas está exánime, porque sentimos amenazadas nuestras frágiles esperanzas, porque el decoro y el sentido común parecen extintos.

Esto no es un cuento. No habrá un narrador que reviva a nadie ni ningún personaje llevará una diadema triunfal, cualquier metáfora queda pequeña:

En Chile se está matando. Su Gobierno tiene las manos manchadas. Estamos de luto.

 

 

Gaspar Peñaloza

(Viña del Mar-Chile, 1994). Publicó Sedimento.

Crédito de la foto: André Melis.

 

Era un mar de gente caminando paralela al océano pacífico. Éramos una serpiente hecha de cuerpos gracias a las curvas de la bahía porteña. Me quedo con una bandera mapuche entre muchas que tenía escrito encima “asamblea constituyente”. De esa forma hay que hacerla incluyendo toda la historia del territorio en un proceso vinculante. Todas las constituciones han sido autoritarias y reproducen la estructura colonial. Me quedo también con una bandera del FPMR, ese espíritu rodriguista que se encarna en todos a momentos. Me quedó también con una señora que pesé a todo lo que estaba pasando le sacaba una foto al mar. Algunos insisten en solo mirar el paisaje y pensar todo esto de forma higiénica, sin cuerpos que piden y saben lo que quieren. Obvio que nos gasearon apenas íbamos llegando sin importar los niños y familias que había. Tenían miedo, estaban rodeados y custodiando el congreso que a más de alguno le gustaría profanar. Imagínate esa imagen recorriendo el mundo, millones de hormigas entrando al congreso construido por Pinochet. Luego, la represión y dispersión después de que todos compartían felices lo logrado en Parque Italia. Puros cabres sonriendo pese a lo tóxico del aire. Me encantó ver al grupo de motoqueros. Ver a los Panzers en la vanguardia de la marcha. Llegué caminando a la librería, todo el mundo conversaba, curaban a un cabro de un perdigón. Y en el subterráneo un taller de serigrafía e impresión funcionaba a concho. Estaba cansado, así que partí pa’ la casa, en la pinto había cinco camiones de milicos estacionados. A qué está jugando el gobierno. Mientras los días sean así importará menos. No hay que volverlos protagonistas, organizarse acá abajito, entre los nuestros, a mi juicio va a bastar.

 

 

Jaime Pinos

(Santiago de Chile-Chile, 1970). Poeta, escritor, editor y productor. Estudió sociología y Literatura. Ha publicado varios libros de poesía. Este poema aparece en su libro Documental (2018).

Crédito de la foto: César Sanhueza Silva.

 

La patria no ha sido dulce para mí

Lo que me tocó es vivir en tiempos oscuros

Crecí dentro de una dictadura

Me hice adulto en un país destruido

campean la impunidad el dinero la estupidez

Me hubiera gustado vivir

en una época menos violenta

En una época con menos víctimas

Me hubiera gustado escribir

otra cosa distinta a las palabras del desastre

a los libros llenos de muertos y de sangre

que no podré mostrar a mi hija hasta que sea mayor

Pero a pesar de vivir en estos tiempos sombríos

a veces he visto brillar cierta luz

En el camino de cuando en cuando

mientras intentaba abrir los ojos

y moverme hacia adelante

he vislumbrado entre las sombras

breves momentos de belleza

He conocido hombres y mujeres que día a día

son capaces de sostener esa luz frágil

esa pequeña llama vacilante en medio de la noche

Que alimentan en los otros con sus vidas con sus obras

esa llama débil siempre a punto de extinguirse

Me esfuerzo por aprender de ellos

Me esfuerzo por ser uno de ellos

Por aprender a hacer claridad en medio de la noche

La patria no ha sido dulce para mí

Lo que me tocó es vivir en tiempos oscuros

Pero confío en que esos hombres y esas mujeres

seguirán luchando por mantener esa luz encendida

día a día por todo el tiempo que vivan en esta tierra

La esperanza es la gran falsificadora

Hay que cuidarse de ella Es cierto

Pero incluso en los tiempos más sombríos

se tiene el derecho a esperar cierta luz

Aún en los tiempos más oscuros

se puede aprender a hacer claridad.

 

 

Felipe Reyes F.

(Santiago de Chile-Chile, 1977). Escritor, músico y editor literario. Ha publicado novelas y cuentos. Su más reciente trabajo es una investigación sobre Rodolfo Walsh en Chile.

Fotografía: Carolina Melys.

 

Nos callamos casi treinta años.

Nos guardamos, asumimos, esperamos.

Hoy nos levantamos, salimos a las calles –gritamos, cantamos, saltamos–, nos declararon la guerra, pero la memoria engendra esperanza de la misma forma que la amnesia produce inercia, desidia.

En siete días aprendimos que la lucha no se debe abandonar por temor a la ventaja que tienen aquellos que, por medio de las armas, con el peso de la ley a su medida, se muestran implacables, sordos, en su fiebre de poder, de avaricia.

Ese poder que hoy es estéril frente a la los miles y miles que marchamos por todo el territorio, esquivando las balas, los palos, los gases, las bombas.

Estamos vivos por nuestros muertos. Estamos unidos, determinados, convencidos.

Seguiremos en las calles, en esta primavera en que reverdecen ramas de esperanza, con sus raíces de dignidad.

 

 

Marcela Rivera Hutinel

(Chile). Psicóloga, ensayista y filósofa. Doctora en Filosofía mención en Estética y teoría del Arte. En la actualidad profesora asociada de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Ha publicado en ensayo Tecno-génesis y antropo-génesis en Bernard Stiegler: O de la mano que inventa al hombre (2013) y La fisonomía del filósofo: risa y anécdota en Nietzsche (2016).

Crédito de la foto: s/d.

 

Ojos heridos, lacerados, estallados. Más de 180 párpados caídos van marcando el pulso de estas horas negras. “Los ciegos que dejó la represión”, informaba El desconcierto hace 6 días: “Más de cien personas perdieron uno de sus ojos”. Desde el 31 de octubre hasta hoy, los proyectiles han continuado perpetrando la sádica tarea. Es 6 de noviembre y Cooperativa informa que Chile ostenta el “Récord mundial de lesiones oculares durante protestas”, superando con creces a “Israel, donde hubo 154 pacientes con ojos lesionados, pero en seis años”. «Nos quieren quitar los ojos porque vimos», avisa una pancarta que recuerda que los balines y perdigones que nos arroja el Estado buscan embestir una mirada que ya no resiste el entumecimiento al que se la había confinado.

Un momento de gracia, un destello de lucidez desplazó irreversiblemente la grilla que la turbaba. Los más jóvenes de nosotros soltaron el torniquete que la había inmovilizado. Y entonces vimos con nitidez, volvimos a mirar: vimos su codicia y su cinismo indecente, vimos el gesto obsceno de su desdén. Vimos que era posible sublevarse ante su abuso, que podía inventarse un pueblo para el que la vida debía tornarse digna. Mientras escribo, aún se escuchan disparos que hacen estallar los ojos. Pero en Chile, millones de párpados se abren, se levantan, cobijan la pupila de la memoria de la que son guardianes. Frente a sus balas, les ofrecemos nuestros ojos armados de un nuevo valor, uno que no se transa en ese mercado que es el suyo. Cada mañana seguiremos abriendo millones de ojos. Ellos se abren como se abre el porvenir a un futuro que no está sellado. El deseo puesto en común, el deseo emancipado del peso que ahogaba nuestra capacidad de pensar e imaginar uno junto al otro, continuará guiñando: «hasta que la dignidad se haga costumbre», «hasta que valga la pena vivir».

 

 

Nicolás Slachevsky A.

(Santiago de Chile-Chile, 1991). Escritor y filósofo por la Universidad de Chile. Ha publicado algunos de sus artículos, crónicas y ensayos en medios independientes. Actualmente estudia y reside en París.

Crédito de la foto: Paulo Slachevsky.

 

Bien puede una imagen valer mil palabras, pero mil imágenes no valen, de seguro, un acontecimiento. De imágenes y poco más, sin embargo, se nutre mi experiencia de los últimos días en Chile. Sorprendido afuera, navego frenéticamente entre fotografías, buscando llenar la distancia que me separa del momento en el que quiero estar.

Cada imagen que veo me despierta hoy un afecto: del horror encuentro en estos días una expresión imaginal actual, pero también del deseo. Las imágenes, apabullantes en el régimen de la información, bien miradas ofrecen en la lucha inéditas condensaciones de potencia y memoria. Su valor de uso, entonces, momentáneamente se trastoca. Podrán quizás ser recuperadas, pero también podrán brillar, lo que dura un instante, como oxigeno o combustible en el temblor que hoy nos brota.

Han tratado de recuperar la imagen de una protesta, pero la rebelión sigue encendiendo el territorio. Busco alguna imagen que valga mil palabras. Miro una y le pido que hable.

 

 

Begoña Ugalde Pascual

(Santiago de Chile-Chile, 1984). Poeta, narradora, dramaturga y docente. Reside en Barcelona. Ha publicado en poesía El cielo de los animales (2010) , La virgen de las Antenas (2011), Lunares (2016), Poemas sobre mi normalidad (2018), La Fiesta Vacía  y el relato Clases de Lenguaje (2016); y en teatro Fuegos artificiales, Temporada baja, Yo nunca nunca, Lengua materna, Cadena de frío y Toma.

Crédito de la foto: s/d.

 

Entre tanta imagen hermosa y terrible que he podido ver desde que el pueblo chileno dijo BASTA a un sistema neo-liberal escandalosamente abusivo, quiero destacar esta foto de una performance realizada el 31 de octubre, por el colectivo Yeguada Latinoamericana, frente al monumento a los carabineros, a pasos de plaza Italia, el corazón de la capital. Monumento que lleva el número once escondido en sus pilares, aludiendo al día en que comienza una dictadura militar que hasta ahora parece no haber terminado.

Mientras Isabel Plá, la “ministra de la mujer”, guarda silencio cómplice frente a las numerosas denuncias de ataques sexuales a mujeres, niñas y también a hombres, por parte de las fuerzas armadas, ellas elaboran sin pedir permiso una acusación directa, que de alguna manera ajusticia a las víctimas pasadas y presentes. Porque saben que penetrar, vejar, e infringir dolor en el cuerpo, es una manera brutal por parte del Estado de decir que este les pertenece. Que por tanto debes obedecer y esconderte en tu casa por miedo a que te pase algo. Entonces, a través de este gesto desinhibido, desde la conciencia del poder transformador del arte, la Yeguada da cuenta de la vulnerabilidad actual de quienes están hoy reclamando lo mínimo para una vida digna, poniendo en el centro ese primer territorio que hay que defender y recuperar, ya que ha sido explotado durante siglos. Una acción poderosa realizada en plena calle, espacio donde, a pesar del toque de queda, las lacrimógenas, las balas, balines y perdigones a quemarropa y en plena cara, por fin el pueblo se está encontrando, dialogando y articulando una nueva realidad.

 

 

Macarena Urzúa Opazo

(Santiago de Chile-Chile, 1978). Poeta, investigadora y profesora asociada de la Escuela de Literatura de la Universidad Finis Terrae. Ha publicado en poesía Jersey City (2009) y Escrito sobre el agua (Castor y Pólux, 2018).

Crédito de la foto: Un salto del Octubre Chileno, del muralista Giova (Instagram: @giova.streetart).

 

Ninguna revolución se adscribió a la legalidad para nacer ni pidió permiso para tomarse la historia.

El gesto de sortear las piernas junto a la fuerza de brazos para saltear algo más que el metro, entre una legalidad e ilegalidad, permitido y prohibido, finalmente se establece como un movimiento fundamental original: una e moción, imagen en movimiento que se fija, gesticulación, moción de una constitución que se enmarque en pensar desde otro modo a la comunidad, moción de acusación constitucional, reivindicación que marcará un antes y un después en la historia de Chile, una revolución social que, como otras, parte de un gesto como este del mural.

Cómo pensar el muro, la pintura mural, la foto, lo efímero, la pérdida de lo que existía anteriormente y lo que ocurrió antes del salto del estudiante / el ajuste entre la visión, la representación y lo representado.

La sangre rojo óxido va e irá tiñendo también el mural, el papel / lo traspasa a quien observa el mural / la foto a quienes también nos miramos en un después que quebró no solo la temporalidad, sino también modos, posturas, colores que anuncian la grandeza de un gesto.

“La antigua normalidad no existe y es parte de un pasado pesadillesco. Tomarnos otra vez la pastilla sería el fracaso más absoluto”, Nona Fernández dixit.

 

 

Juan Carlos Villavicencio

(Puerto Montt-Chile, 1976). Poeta, traductor y editor de Descontexto Ed. Ha publicado en poesía The Hours (2012), Breaking Glass (con Carlos Almonte, 2013) y Oscuros ríos (2018).

Crédito: “Bandera” (sep 2019), de Martín Gubbins.

 

Octubre de Chile

 

Una bandera negra refleja

…………….el abecedario de un país en ruinas

…….enterrado ahora

…………….bajo sus propias cruces incendiadas

 

Un sol ardiendo habita en la multitud de flores

en cada grito hacia el futuro

contra

 

…………………………………la traición abrazando las cadenas

………………………………………….…………..el tiempo devorado

…………………….nuestra sangre torturada en las monedas

………………………..…los crueles surcos grabados en la piel

…………………………..…….…la violencia sobre toda calavera

 

…………………aquellos carentes de fuego, nuestro respiro

 

 

 

Hay tierra oscura negando los rostros de mis muertos

 

Hay fieras sobre nuestras tumbas en el bosque

 

…………….Hay balas volviendo a la puerta de su propio infierno

 

 

 

Una bandera rasgada de mentiras era blanca

 

Una bandera negra devela renacidas de colores las estrellas

…………………………………………………………despertando

 

 


A lo lejos los muelles. 7 poemas de Ludwig Saavedra

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Por Ludwig Saavedra*

Crédito de la foto Festival Poquita fe-Chile.

 

A lo lejos los muelles.

7 poemas de Ludwig Saavedra

 

 

A Shila.

 

A lo lejos los muelles

Inmóviles lagunas

Tersas como las mejillas del mediodía

 

El Saurio fuma sus últimos cigarrillos violeta

Desde el balcón de su ventana

 

En el horizonte

Estalla un volcán

Se pregunta por la Condesa

 

La danza exhausta de las estrellas

Le responde que escribirle

Es ceguera

 

El Saurio otea en su recuerdo aún

El oleaje de su vestido en movimiento

Condesa suspiros verde limón en la ventana…

 

Pero ella está lejos de sus garras de saurio

………alucinado

En un velero

En la alta noche

Arañándole la cara a las estrellas

 

Ciudad lacustre

Se consume la noche

En nuestros ojos idos.

 

 

 

LA LOCURA es una flor

No es una rosa

Pero tiene espinas.

 

(de El mar de vinilo)

 

 

 

V

A mi padre.

 

Los más bellos poemas son nada

frente al mar

o el dolor de mi padre

 

este poema no sosiega un ápice

Tan ínfimo es ante el concierto de las olas

O lo hondo de su mirar

 

Lo ígneo en ti es lo ígneo en mi le digo

¿Qué otra cosa podemos hacer?

¿sino arder

incendiar el mundo         la memoria

en nuestro rodar?

 

Mirar atentamente poeta el mar nocturno

 

Percibir sutil desolación desenvolviéndose para ti

más real que una herida

y sin embargo una alucinación

) El reflejo de la ciudad sobre el mar es más real que la ciudad (

 

El concho luego de sorber un solo de Rollins

 

Oh Sonny Rollins en el malecón de Chorrillos

Catarsis

invocación

brezo

palma

Cerezo de trémula respiración

descarga

rompeola

meditación.

 

 

 

VIII
CONOCE LA FUERZA DEL TIEMPO Y EL SER EJECUTIVO COBRADOR

DE LA MUERTE

(Título de F. Quevedo)

 

El amor no me salva

Me salvará mi canto

Y mi canto

es un viaje infinito

entre la niebla

y el mar

Es decir además de una vibración

un silencio

 

Si mi canto no me salva

Entonces no soy nada

No soy ni el viento

ni la humedad que baila

en el patio de la casa

Verdeando

las paredes

no soy ni una mísera brisa

que lee las miradas y se desvanece

soy solo un dolor

que la noche olvida

entre sangre

y alcohol

si mi canto no me salva

soy solo un fantasma

que llama a la puerta

que grafitea un nombre

y añora que su canto

lo ilumine

sin tregua

ni muerte

como adentrarse en el desierto

el desierto que escribe poemas de sombras

con el perfil de las dunas y los cirros

un poema sobre el vacío o la desolación o la sencillez de las cosas

y hallar por ejemplo

una huachuma en flor      la iluminación

 

Como si además de ti y de mi

hubiera alguien más en la página en blanco.

 

 

 

X

LOS ARRECIFES

Y sumergirme

en los arrecifes

que llevas

en tus ojos

 

sería igual

a diluirme

en la noche

como la neblina

sobre el mar

……..y

acaso no llevas también tú

arrecifes en tu pelo

si me sumerjo en ellos

como un tiburón

que puede percibir tu aroma

a través de vastas distancias

 

) la otra noche hallé

arrecifes de corales brillantes

dieronle un buceo caleidoscópico

Y psicodélico a mi verso (

 

arrecifes del mar del Dharma

arrecifes del cielo

No sabes bien lo que digo

Prometo no darte palabras menos que poesía

Amor mío

decirte por ejemplo que estos días

Me he perdido

Como un viajero en la garganta de una tormenta

Y he dibujado con un lápiz de arena

un arrecife

 

Pero la poesía no es una anécdota

……………………………Ni una carta es

……………………………Un relámpago maravilloso

en la oscuridad

repleta de peces abisales

 

amo la poesía

como el buzo el arrecife

 

corales

corales

como los de la 9 de Beethoven.

 

(de Los arrecifes)

 

 

2

 

Acaso rima chiquilla con cuchilla

Y si digo Noche si te llamo tuta tuta?

 

Te amo por ser negra warmi warm

Cáustico y acústico con

 

Breves dosis de hastío

Se decolora el atardecer

Y la luna

Asoma

Más pálida que en un desencuentro

 

En las hojas jaspeadas brilla

La música del verano

Torrente luminoso hacia la nada

 

La warmi se desnuda florece en verano

Verano primaveral bacanal

Estrellas de inkaria

Gaviotas de miel.

 

El poeta Ludwig Saavedra.

 

9

 

La noche pensó que chiquilla rima con cuchilla

Y soñó una serpiente muchacha con navaja

…………Su piel restregada a los hemistiquios

…………y restos de las hogueras

Piel de sílabas

 

Entre los nardos

La serpiente soñó que se deslizaba por el lomo de la montaña

Se apagaban las luciérnagas

Soñó río

Soñó tobillo blanco

 

El tobillo se sumergió en el Estrimón

Para ser mordido

Otra serpiente de sangre

Brotó del tobillo y nadó en el agua…

 

Eurídice miró la serpiente de sangre

Nadar hacia la nada…

 

(de Hartado de sonidos)

 

 

 

Florece el árbol

 

gira la llave del agua

el aspersor el mundo

 

florece el árbol

lluvia de abajo para arriba

ecuaciones de parábolas con vértice en el origen

 

…………………………………………y remontándose al origen…

 

Hay coreología de las olas

y dinamita aullando tras el tiempo

 

florece el árbol

un estallido

 

Oye tú

dibuja con tiza blanca

flores en las ramas de la noche

soñadora

y un fruto lunar

para comer con los ojos

mientras dure el vértigo.

 

(de Florece)

 

 

 

 

 

*(Lima-Perú, 1985). Poeta. Estudió Literatura en Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú). Ha publicado en poesía: Florece (2009), El mar de vinilo (2012), Los arrecifes (2015) y Hartado de sonidos (2016) todos libros realmente inconclusos. Su mayor y más reconfortante labor de difusión poética-literaria ha sido recorrer casi todo el Perú y países de Latinoamérica recitando poesía en buses, metros, trenes, plazas, mercados, puentes. Hace estandarte suyo los versos del poeta mexicano Mario Santiago: “La poesía es mi mujer/le he dado todo/No me puede fallar”; por ello espera la Revolución o que arda todo en el intento, pero todo. Sobre todo, la Revolución del arte, estas ideas así como la experiencia vivencial nutren los dos proyectos en los que avoca su tiempo con extraña y genuina entrega: Tornasolado Samsara y Airampito. Amo la naturaleza, el mar, la selva. Va herido.

3 poemas de «Penas Breves» (2019), de Patricia Cuaranta

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Por Patricia Cuaranta*

Crédito de la foto (izq.) Ed. Huesos de Jibia /

(der.) Youtube

 

 

3 poemas de Penas Breves (2019),

de Patricia Cuaranta

 

 

Seguir de pie

 

Hemos sacado una a una las espinas.

Hemos aprendido a infligirnos

el menor daño posible.

 

He lamido tu sangre con ojos de cordero.

 

Repartimos el pan a los unos y los otros.

 

Saciamos la sed del desierto.

 

Labramos la piel

con la luz de la distancia.

Dibujamos los últimos trazos

Para darnos un cuerpo.

Escribimos cada fragmento

Y aún estamos a tientas.

 

La luna y la noche

Han dado con el último suspiro.

Que la honda luna roja nos devore.

por haberte deseado

amor mío

por seguir amando.

 

La poeta Patricia Cuaranta

 

Yegua apocalíptica

 

Cabalgas la luna

y montas el cielo

todo el universo

se desencaja ante

la crueldad de tu mirada.

 

Quieres cubrir la oscuridad del mundo

con la ironía fatal

que se ha tragado la risa de todos los mortales.

Quieres acaso ser la única

en un mundo

 

vacío

callado

abyecto

Infectado.

 

Estallando en las calles adonde ya no quedan caminantes

anunciando

tu último fasto.

 

Yegua apocalíptica

te veré caer

en el fango ajeno

arrastrando lastres

 

de sueños que no te pertenecen

de brillos prestados.

 

Lentejuelas de carne humana

bordadas con hilván delgado

dejan afuera

cuelgan por fin

muestran el corset que aun te ata

a tu triste caminar.

 

Me arrancas las tripas a dentelladas

viene de tras de ti una infame corte de jinetes

abrazando por fin

los rastros mortales de tu esencia

en el único pañuelo que te dejó tu padre.

 

¿Oh padre por qué me has abandonado?

Siento el perfume de las fresias

y no puedo ya distinguir de dónde brotan mis encantos.

 

Tenerte o perderte.

Ya nada más.

 

 

Bernardo Soares

 

A Dora Suárez

 

Bernardo Soares me miró profundamente a los ojos,

me aferró junto a su cuerpo.

Sentí el aire, luego el agua rodeándonos

Miré sus ojos negros profundos

me besó en los labios hasta hacerme perder el aliento

Caminó, unos pasos,

me dijo tres palabras:

soy tu padre.

 

 

 

 

 

*(Santa Fe-Argentina, 1966). Poeta, actriz, bailarina, dramaturga y arqueóloga. Ha trabajado en diarios, radios y canales de TV. Actualmente trabaja en el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Humanidades y Artes (UNR-Argentina), así también en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez. Ha publicado en poesía Eclosiones (2006), Pequeñas ferocidades (2008), Retahilos (2012), La calle del silencio (2017) y Penas breves (2019).

 

Poesía, denuncia y amor en «No queremos cazar la Noche» (2019), de Carolina O. Fernández

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Por Ofelia Huamanchumo de la Cuba*

Crédito de la foto Hipocampo Ed.

 

 

Poesía, denuncia y amor en

No queremos cazar la Noche (2019),

de Carolina O. Fernández

 

Cual elegíaca overture, los epígrafes que dan paso al poemario No queremos cazar la Noche (Lima: Hipocampo Editores, 2019; 86 págs.) invitan a un viaje hacia el ensueño, navegando por las aguas de los océanos, por las profundidades de los ríos, yendo o retornando, naciendo o navegando, en barco de piedra o en pequepeque, hacia la eternidad. Y es que los textos en verso libre y prosa poética de esta reciente entrega lírica de Carolina O. Fernández** parecen ser resonancias en la iluminada noche de una voz que busca rescatar el mundo.

Un primer puñado de poemas apuesta por el verso y la palabra pronunciada por escrito o en ancestrales icaros, como instrumentos que ayudan a nombrar y, por tanto, a legitimar en este mundo o “globo azul” (p. 15) lo que habita en la conciencia: los nobles propósitos y los firmes convencimientos, pero también la zozobra social y la consecuente denuncia. Así, la voz poética comienza su travesía a oscuras con el objetivo, sólido y filosófico, de volver a conocerlo todo, de encontrar una nueva luz:  arrancándose los ojos, sin teñirse los cabellos, quitándose el antifaz, con el rostro sin máscara, repasando y evaluando lo que debió haber sido y no fue, con una sensación, hasta cierto punto, de desengaño. La episteme en que se moverán todos los conflictos es también clara desde el inicio. Se alude a un universo lírico de dudosas unidades cuánticas, donde las condiciones de convivencia de los diferentes actores sociales del mundo con la naturaleza y con la urbe —posibles gracias a la existencia de “la palabra astral” (p. 13) y «el lenguaje de los astros» (p.18)— se encuentran a punto de extinguirse, en riesgo de sucumbir ante una explosión sideral.  Se propone, pues, también desde el principio, una vuelta a las raíces a partir de una visión global:  “[…] Máscaras de la diablada en París / en los carnavales de Málaga y Venecia / Nombrar el mundo / o lo que llevamos dentro / sin antifaz” (p. 16-17);  “[…] Alguna vez Rosa Luxemburgo aprendió el Splendor de Verástegui y juntos cantaron a Nina Simone y ahora entiendo la búsqueda, su nueva ética, mis olvidos van y vienen sin anteojeras y mi ceviche peruano viaja por el mundo” (p.19);  “Una madrugada de verano entre las calles enjauladas de la capital, madre extraviada posó errabunda sobre el techo de una vieja casa y yo arribé a esta pequeña estrella parecida a un globo de helio con sabor a aguaymanto y capulí” (p. 22).

 

La poeta Carolina O. Fernández leyendo.

 

Un siguiente tema, anunciado también desde los epígrafes iniciales y que subyace a lo largo de todo el poemario, es el de las relaciones madre-hija: “Todos cuentan que cuando mamá sonríe, alumbra el horizonte. Y es verdad, yo aún anido en su sonrisa” (p. 23). Asimismo, el estatus de madre, como creadora, se hace presente; ahí es Romi Wano el claro ejemplo de la corporeidad de la “madre del agua”; en el poemario se alude también a la “Madre puma” (p. 61), la mama Killa y la mama Qocha (p. 81). Todo ello guarda genuina coherencia con el tono poético general que ensalza las relaciones de pertenencia a la tierra: “Nací de ti / mi río / puente de piedra / alud / mi cuerpo bañado de ti / mi río / Célebres muchachas y muchachxs / armadxs de ríos de palabras / exorcizan las heridas incrustadas en el cuerpo” (p. 31); no obstante, se cuestiona lo que se ha acostumbrado a presentar en dos tipos sexuales naturales, que ya no lo han de ser, pues se propone la existencia de “lxs …xs”, sin borrar las denominaciones femeninas, sino oponiéndose a ellas, es decir, “muchachas y muchachxs”, sobre todo para denunciar: “Jugando a la ronda casi olvidamos el huayco que arrasa con el alma de lxs niñxs que se sienten profanadxs, digo casi, porque lxs niñxs son profanadxs una y otra vez y nadie se da cuenta” (p. 35). Lo masculino se nombra de forma contundente en contadas ocasiones: “Cuando el mal tiempo arrasó / la lluvia especies y piedras sagradas / el cuerpo y el trabajo de las bellas mujeres / hombres y seres diversos de este mundo / se convirtieron en pertenencias privadas / del hombre / venido de ultramar” (p. 33); o en “Sol candente en las entrañas / de este globo / un niño o niña muere / cada diez segundos” (p. 39).

Una delación de fuerte corte feminista se alcanza de manera feliz hacia el centro del poemario. Se trata del poema Emergencia, que contiene claras referencias a autores como Anne Sexton y Felipe Guamán Poma, considerados paradigmas de la eterna queja frente a los feminicidios y los genocidios culturales. Dicho poema se abre con los versos: “Ellas no querían cazar la noche Anne Sexton / ellas deseaban gozar disfrutar la noche / días de sombra  luz  oscuridad” (p. 40) para luego ir rememorando recientes atentados contra la integridad moral y la vida de niñas y mujeres de nuestro tiempo —entre ellos, el sonado caso de la abuela sabia del pueblo shipibo-conibo en la Amazonía peruana, Olinda Arévalo— a manos de hombres particulares, formados en sociedades que toleran el machismo o, como en el poema Tincuy de brujas (p. 69), la superstición; por otro lado, en otro hermoso canto se muestra la violencia colectiva de parte de una estructura social injusta, de la que fue víctima una mujer que sobrevivió al huayco que la arrastró, junto con sus animales y su humilde vivienda al pie de un río de la región yunga, hasta el Pacífico:

“Cuando todo parecía consumado / cuando arreciaba el vacío / atrapada entre el lodo y los escombros / Evangelina tragó el mal tiempo / tragó la furia y la miseria consumista / de la banca vomitiva / tragó el barro el mal presagio / tragó la cólera de las turbias aguas / Y la banca millonaria / y la banca nauseabunda / no se conmueve de los andantes sin sosiego / no se conmueve de los niños sin respiro / no se conmueve del sobreviviente / y su vientre acongojado / Cuando todo parecía consumado / cuando todo parecía sin sentido / Evangelina se levantó / Echose a andar / con los brazos perfilados de amor (16 marzo 2017)” (p. 57-58).

 

A partir de ello, se subraya también la inclemencia que puede llegar a tener el tiempo, y el poder implacable de la naturaleza; y en los textos siguientes, se llama la atención sobre la paradójica vulnerabilidad de lo natural frente a la mano humana destructora. Le siguen varios poemas que son cantos activistas contra la deforestación, por la toma de conciencia de la fragilidad de los hábitats naturales, con su flora (café, cacao, caucho) y su fauna (aves pintorescas, cantoras, marinas), y la consecuente destrucción de las ciudades: “La quema de la floresta acaba con la / incandescencia de las flores / y qué no decir de la ciudad” (p. 64).

De manera particular se insertan en el poemario dos ilustraciones de la artista Manaí Kowii (Nary) y unas epístolas poéticas a un destinatario “N”, de sexo “x”, (p. 34-35; 53-54; 66-68; 77-78) que resumen las incomodidades que a lo largo del poemario se han ido denunciando. Finalmente, triunfa el pronunciamiento firme y claro hacia el término del poemario: “[…] (Aquí concluye de manera inconclusa este canto albatrino. Canto de amor aunque suene cursi).” (p. 82), que se cierra con un texto de un solo verso que corrobora lo expuesto y que vuelve sobre el poema central y remite al título del libro: “Ellas no querían. No queremos cazar la Noche.” (p. 83).

Con el libro No queremos cazar la Noche Carolina O. Fernández retorna al ruedo lírico con una poesía madura que recoge temas propios (la noche, el medio ambiente, la mujer, el poder del lenguaje, las palabras y los gestos) y ópticas personales (la oralidad, las reminiscencias ancestrales) de sus poemarios anteriores —sobre todo de Un gato negro me hace un guiño (2006) y de A tientas (2016)— para echarles nuevas luces desde un universo mayor a nivel diegético y discursivo. La voz poética denuncia las debilidades que quiere combatir y aplaude los méritos por los que apuesta —la solidaridad y el respeto por lo otro— buscando la reivindicación de mundos reales sobre la base del mayor de todos los valores: el amor.

 

 

1 poema

 

Tallando el lenguaje

 

A María Liseth Zenepo Sangama

 

Tiene 80 años y hermosas vasijas de barro han bro-

tado de sus manos María Liseth Zenepo Sangama

vive en Chazuta y ha terminado su haber arte/sano

como lo hicieron su madre y su abuela a las mujeres

de Chazuta

 

Ellas utilizan el rodete para tallar el lenguaje

con la llunguna modelan

la hondura de su aroma

Un zigzag de líneas y curvas serpentinas

diseñan el tiempo porque el tiempo

no es lineal sino serpentino

tiempo del café nuestro de cada día

tiempo de la memoria corporal

de la Tierra que habla

y me habita

La fragilidad de los años desaparece con seguros tra-

zos en la arena Conversamos sobre le horizonte azul

que nos acompaña y la honda herida de sus aguas

María Liseth me enseña la policromía de las aves

El sosiego irreverente de sus manantiales sublevados

ante el ataque de modernos piratas

 

Me enseña a no perder la sonrisa afable

aún a costa del herir incrustado de añoranza

me enseña que las culebreantes líneas son los

ríos

las escalinatas las jerarquías

en cada trazo se siente el olor del cacao

en cada trazo sus manos dan forma a los afectos

y a los imponentes andes orientales

María Liseth pinta la arcilla con sus cabellos

blancos

pinta a la abuela Cocama que sufrió la

explotación       del caucho

y a sus hijos torturados

Al final del día limpia la cicatriz el azar

la ortografía las cerraduras

limpia la lámpara las leyes inexistentes

del poema

 

Chazuta, 25 de julio 2015

 

 

 

 

*(Lima-Perú, 1971). Hispanista y escritora. Actualmente vive en Alemania, dedicada a la docencia universitaria, la investigación académica y la literatura. Ha publicado en poesía Fabiola (1997), Die Formen meiner Liebe (2014), Viejas palabras. Poesía rescatada (Lima, 1990-2000) (2015), Elixires de Exilio (2016) y De mujeres hembra (2018).

 
 
 

**(Lima-Perú). Poeta, escritora y profesora universitaria. Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú). Ha publicado en poesía A tientas (2016), Un gato negro me hace un guiño (2006); Una vela encendida en el desierto (2000) y Cuando la luna crece (1996).

Sobre «De la metáfora, fluida» (2019), de Verónica Jaffé

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Por Rodolfo Häsler*

Crédito de la foto (izq.) la autora /

(der.) Ed. Visor

 

 

Sobre De la metáfora, fluida (2019),

de Verónica Jaffé**

 

La poesía venezolana es rica, y en ese contexto, la poesía escrita por mujeres es realmente excepcional. En España hay muestras suficientes de ello, antologías, publicaciones personales, y una antología específica, Cantos de fortaleza, publicada por Kalathos, aquí en esta ciudad, y Verónica Jaffé que desde hace un tiempo reside en Madrid, es un destacado ejemplo. Pero vayamos al libro, al tomarlo en las manos nos atrae su título, De la metáfora, fluida, esa coma que parte, que separa y a la vez añade, es la punta de un hilo que nos invita a tirar, seguir un recorrido que nos irá deteniendo en cada poema, un ovillo que es vida, es pensamiento, y es luz.

La poesía de Verónica Jaffé es, quiero decirlo con admiración, asentamiento, poso lento, de vivencia personal. La poeta mira hacia adentro y busca en un recorrido vital en el que la lengua, el vehículo de la escritura, es doble. Y eso le hace descubrir un peso, la obliga a hacer una elección. Cuando aparece la necesidad de elegir, cuando surge una dificultad de tanto calado, y la persona se ve obligada a cuestionarse y a cuestionar todo el entorno recibido, salta una luz.

 

La poeta Veronica Jaffé.

 

Como dice la poeta en un poema memorable, su padre hablaba alemán y español con fuerte acento alemán, ahí coincidimos, el mío igual, y la madre español materno. Conviven dos formas de comunicar, dos conceptos, y elige uno para escribir, pero el otro está, debajo, permanece, insiste y toca la superficie, para darle un sostén a tan peculiar y definitoria experiencia. Y por todo eso la lengua tiene un peso, que hay que ir limando, definiendo, cortando, hasta dejar el lenguaje en pura médula, arrancando capas de deja vú, de lengua de madera, como se dice en francés, y destacar aquello que punza.

Escribir es traducir. La poeta, el poeta, crea lentamente su universo personal acumulando lecturas. Es tan importante al inicio leer como escribir, y con las influencias y la insistencia en los poetas cercanos, se encuentra el camino. Eso es en cierta manera traducir, traducir un universo personal, pasarlo a escritura, limarlo, ajustarlo. La poesía de Verónica Jaffé es un ejercicio límite, por un lado, y un equilibrio, por otro, entre traducción y cultivo de una mirada única. Relacionar mundos, hacerlos propios, un “sentimiento abierto”, como aparece en el prólogo del libro, escrito por Igor Barreto. Adueñarse, sin miedo, sin prejuicios, de todo lo que resulta necesario.

 

 

Hay un hilo comunicante entre realidad vivida, experiencia propia, y sueño. Ese estado en el que todo es permitido y que abre el subconsciente, del que evidentemente la poeta se nutre, es aquí una vía de conocimiento, y sin llegar a ser un ejercicio cercano a las teorías del surrealismo, el sueño le permite llegar más allá, indagar y dudar, ver y sentir, descubrir y descubrirse. Hay una manera de pensar que busca la aclaración, una explicación que se comparte entre poeta y lector, el lector puede entrar y estar, y así vemos en este poema de la pg. 69, “Châterau d´Yquem”, donde las bellas ideas, al aplicarse, al intento de llevarlas a cabo, acaban como una mala borrachera con su posterior resaca y enajenación. El peligro de las ideas, a menudo del pensamiento, quizá mejor sólo ver, sentir, en lejanía. Dice: como entrada o como postre / de pasiones que luego / justifican grandes / masacres tristes explanadas.

Pero la poeta sabe que sea como sea hay que apoderarse de algo indebido, de la vida, de la otra existencia, y de esa forma abrir un espacio desconocido que tanto la diferencia. De la metáfora, fluida es un libro lleno de rayos de luz, es un libro flecha, dardo, un punzón. Un escalpelo que pincha y suelta todas las preguntas y posibilidades sobre la propia identidad, la nuestra como lectores, con tanta precisión que constatarlo hasta duele. Escribir con todas las palabras, pero las palabras justas, aquellas que son imprescindibles, y acompañado de una lupa para ir cultivando el asombro. Todo para convivir con la libertad, absoluta libertad personal.

 

Madrid, 4 de noviembre de 2019

 

 

 

 

 

*(Santiago de Cuba – Cuba, 1958). Poeta. Ha publicado en poesía Poemas de arena (1982), Tratado de licantropía (1988), Elleife (1993), De la belleza del puro pensamiento (1997), Poemas de la rue de Zurich (2000), Paisaje, tiempo azul (2001), Antología poética (2005), Antología de Tenerife (1982-2007) (2007), Cabeza de ébano (2007), Nueve gacelas por el monte Líbano (2014) y Lengua de lobo (2019); además de las plaquettes Okantomí (1994) y Mariposa y caballo (2002).

 

 

 

**(Caracas – Venezuela, 1957). Poeta, ensayista, traductora y artista plástica. Licenciada en Letras con PhD en Literatura Alemana por la Universidad de Múnich (Alemania). Ha publicado en poesía El arte de la pérdida (1991), El largo viaje a casa (1994), La versión de Ismena (2000), Sobre traducciones, poemas 2000-2008 (2010) y De la metáfora, fluida (2019); ha traducido los Cantos héspericos de Friedrich Hölderlin, así como a Gottfried Benn y Else Lasker-Schüler.

5 poemas de «Oír» (2019), de Felipe Herrero

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Por Felipe Herrero*

Texto por Horacio Salas

Crédito de la foto (izq.) Karen Tatiana Nieva /

(der.) ed. lisboa

 

 

Un mal de la novísima poesía argentina es que los libros aparecidos en los últimos tiempos resultan intercambiables, desprolijos productos de sucesivas imitaciones, Felipe Herrero, en cambio posee el mérito indudable de lo inventado. Como si su voz surgiera del interior de sus metáforas, de su amor por las palabras, que restallan, chocan entre sí en descubrimientos que lo han de llevar en poco tiempo a una primera línea de la poética argentina.

Recomiendo seguirle el rastro a Felipe Herrero como a un descubrimiento, porque al menos en mi caso lo es y los buenos lectores, no habrán de perdérselo en el futuro. Estoy convencido.

 

El poeta Felipe Herrero leyendo

 

5 poemas de Oír (2019),

de Felipe Herrero

 

 

LA MUERTE DE MI ABUELO / acabó con mi niñez

 

acabó el espejismo soleado / los toneles de fruta

fresca / el agua rebalsando aquellos baldes /

sobre el pasto fresco y esponjoso /

acabó el constante piar de pájaros

 

lo veo a mi abuelo / caminar por viñedos /

tronquitos ruedan por la acequia / el vino huye

de sí mismo imperturbable / demasiada oferta y

poca demanda / años bajo sol mendocino / años

que dieron paso libre a canillas / para que el vino

sangrara / y mi abuelo sudara / corriera con un

vasito para alzarlo / bajo sol mendocino / para

tragar esa sangre de uva / ese malbec del mal

gusto / mal gusto al paladar según franceses / y

tanta gente asesinada / tanta gente al pie de los

Andes / esos huarpes arrancados de la tierra seca

y colorida

 

y mi abuelo con el vasito para alzarlo / y el

vino rodando tronquitos / en algún lugar del

Departamento de Maipú / anteriormente

saqueado para la corona / en algún lugar /

en el cono sur del mundo.

 

 

 

EXPONER AL MÁXIMO AL POEMA / partirlo en dos

/ como a una nuez / y dejar que escupa glicinas

rumbo al cielo

 

hermosa palabra glicina

apenas va desmoronando

una legión de uvas de su ramo

 

se llueven himnos del cielo / tonos tiernos o

esponjosos / y el paladar se abre / como una flor

se chorrea / de glicina y vino rumbo al vientre /

como un río que lleva al mar y luego a puerto.

 

 

 

EL HOMBRECILLO CIVILIZADO

no es libre

 

su estilo (in)civil lo apresa

en cierta credibilidad

de libertad destacada

 

y aunque los pájaros crucen el cielo / den vueltas

o acorten distancias / el hombre prosigue en el

suelo / camina un círculo zanjado / se jacta de

su imperio tecnológico / de tanta belleza ganada

en una cosa / en una sola cosa / pero aun raja su

pierna con esa lanza clavada / la misma lanza a la

vuelta del camino / una y otra vez / como la lista

de cosas en las que falla

 

mantenernos conectados a lo fácil / el control de

tres-cuatro o diez personas

mantenernos atados a lo fácil

 

y fallar cuando el otro no es motivo

y fallar cuando el otro “es destructivo”

 

hacer odiar al otro

hacer                odiarnos

 

simples problemas / sin resolución (sin esmero) /

por una aplicación dentro de una caja cableada /

que permite conectarnos con la muerte.

 

 

LA NOCHE SE RECUESTA

el naranja arriesga su esfera desde el negro

 

la cepa fermentada en las manos

………………………………………….se chorrea

 

uno camina sin rumbo

a duras penas

con el pensamiento hilado

creyendo saber algunas cosas

creyendo saber del mundo

y entonces

la música baja del aire

 

un jilguero

asienta en la roca.

 

 

 

A Tomás Räumschüssel

 

Y PUEDO SUPONER

que el viento te aclara los árboles / te distrae /

aleja / apacienta tus ramas las manos y las hojas

 

y puedo suponer

que el pelo o catenaria / que lleva electrizando tu

caída

 

la vida

…………….que se cae

……………………………..se te cae

de las manos

 

 

y también

tal vez

puedo suponer

que desde el dibujo de acordes / todas esas cajas

resonantes / toda esa armonía / porque no hay

algo más confortable / que un piano de cola /

que la caja de un violín aun sonando / a metros /

de la lluvia

 

desde todo ese pulmón / ella aun te mira /

plena y madre como siempre / con el más sumo

respeto / y con esa delicada admiración /

que los une

 

y puedo también / incluso / tal vez / suponer /

que nosotros / los de abajo

…………..construyendo el barullo:

…………..la gran música

estamos llenos de vida

confortables

como el piano de cola

para entonar

los recuerdos.

 

 

 

 

 

*(Buenos Aires-Argentina, 1985). Poeta, narrador, librero y editor. Fue director de Melón editora (2011-2014) y, en la actualidad, dirige la editorial lisboa que publica a poetas, narradores y ensayistas de habla hispana. Ha publicado en poesía Legua roja (2011; 2013), pirueta solar (2011), El cálido viento de la noche (2012), Noruega / Norway (2012), Avenida de Mayo (2013), Impureza de los días (2014), Río antiguo, alba antigua (2015), Estoico (2016), Cañones para despeinar a Hitler (2017), Luz natal (2018), Nueve poemas (2018) y Oír (2019); y en narrativa los relatos Del ovillo al suéter (2008) y Agua marina / Otoño y olvido / Bajo nieve (2010).

Rafael Courtoisie: «escribir una novela es domesticar una obsesión»

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Por Rafael Courtoisie*

Entrevista y selección de poemas Aleyda Quevedo Rojas

Crédito de la foto (izq.) Ed. El Conejo /

(der.) www.academiadeletras.gub.uy

 

 

Rafael Courtoisie: escribir una novela es domesticar una obsesión.

En la poesía la obsesión ser convierte en pregunta

 

 

La poesía está en el centro del mundo, es la única verdad que conozco,

aun a la hora de escribir novelas, ensayos o a la hora de entender que la

palabra creadora es la forma más alta del amor humano.

 

 

Llevo 30 años escribiendo poesía. Esa es también la misma cantidad de años que tengo de leer, conocer, conversar y admirar a Rafael Courtoisie. Él siempre dice que es mi hermano mayor, el que me cuida. Yo siempre he estado muy feliz de que sea el hermano mayor que me otorgó la poesía. Ha sido más que un decir. Los encuentros en tantas ciudades, en tantas épocas, con tan distintos escritores, en tantas atmósferas, libros, temperaturas y circunstancias, han hecho que seamos hermanos, por el cariño y por lo que cada libro, ya sea escrito por él, o por mí, ha tejido alrededor. En 30 años esto de tener hermanos, gracias al misterio luminoso y oscuro de la poesía, me ha sucedido poquísimas veces, y nunca dejo de agradecer la aventura individual que significa tener un hermano literario, un hermano con la grandeza literaria y humana como Courtoisie.

El gran poeta Rafael Courtoisie vuelve a Quito, al Ecuador, con una novela buenísima, de esas que se leen de un tirón y cuando la terminas, tomas aire, y miras de otra manera las realidades del mundo actual. Por eso, decidí hacerle esta entrevista que compartimos con los lectores de Vallejo and Co., matizándola con algunos fragmentos de su novela El Cuerpo Inc publicada por el sello editorial ecuatoriano El Conejo y con algunos poemas del más reciente libro de poemas de Rafael, publicado por el sello español Visor. Vamos a la entrevista con el escritor y el hermano mayor…

 

Entrevista

 

Aleyda Quevedo Rojas [AQR]: Ahora que tienes 60 años de edad, ¿cuál es el lugar que le concedes a la poesía en tu vida artística, en tu educación espiritual y emocional y qué lugar ocupa la novela; dominas ambos géneros, pero en el camino de tu vida, ambos han fluido con éxito y lectores. Apuesto a que uno de los dos géneros es el que ha dejado una impronta en el camino de tu vida. ¿Cuál pesa más y porqué?

[RC]: Un poeta uruguayo de la generación de 1900 decía que “los poetas y las mujeres no tienen edad”. He cumplido quince años. Solo que cuatro veces. Cumplir quince años cuatro veces suma sesenta… pero todavía me queda, con Violeta Parra, “volver a los diecisiete después de vivir un siglo”. Llegar a la segunda década del XXI es un milagro y un horror hermoso. Vengo del siglo XX y vivo en el XXI. A lo largo de mi vida han caído bloques, gobiernos, ideologías, religiones…. Los imperios caen y la poesía permanece. La poesía está en el centro del mundo, es la única verdad que conozco, aun a la hora de escribir novelas, ensayos o a la hora de entender que la palabra creadora es la forma más alta del amor humano.

 

 

[AQR]: Vida de Perros, Caras extrañas, Tajos (fascinante novela-thriller), El libro de la desobediencia y El cuerpo Inc, 5 novelas que se leen de un tirón por su lenguaje limpio y directo. Historias fuertes que te arrastran como lector por las calles de la frescura, lo experimental, el humor y la poesía que se impregna por todas las páginas y personajes, quiero preguntarte, ¿cómo armas o dibujas la arquitectura de tus novelas?, ¿cuáles son los procesos a los que te enfrentas durante la creación? La escritura de tus historias, ¿en qué cuerdas se mueven, sobre qué obsesiones flotas?

[RC]: Las historias que escribo surgen de la vida, de lo que he visto. Vida de perro es una biografía muy precoz. La escribí demasiado temprano, antes de cumplir treinta y seis años, y tuve la dicha de que fuera finalista del Premio Rómulo Gallegos, que fuera traducida a varias lenguas y que formara parte de los programas de estudio en Harvard University.  Muchos años después descubrí que Sandor Marai escribió su biografía más o menos a esa edad: se ve que es una edad de la inocencia, puesto que la vida sigue mucho más allá de esa cifra.

Caras extrañas surge de la toma guerrillera de una ciudad cercana a Montevideo, lo que partió mi infancia en dos mitades y me hizo amar a Gardel. Tajos recrea la vida de un adolescente que era mi alumno cuando dictaba clases de matemáticas, pero a juzgar por las reediciones, sus ganas de abrir tajos en la realidad, siguen vigentes para muchos. El libro de la desobediencia y El cuerpo INC son novelas de este siglo XXI. El mandato paradójico de la desobediencia y la realidad indiscutible de que somos un cuerpo, de que amamos y escribimos con el cuerpo.

Cada novela se escribe de modo diferente, pero las novelas son misterio, deseo y siempre técnica. Desde hace años he dictado un seminario en muchos países del mundo que titulé “Cómo se hace una novela”. Puedo hacer eso pues la narrativa es técnica, ingenio y esfuerzo. Mientras que la poesía es misterio y luz en proporciones secretas. Escribir una novela es domesticar una obsesión. En la poesía o el ensayo la obsesión ser convierte en pregunta, y solo el lector más valiente puede encontrar la respuesta. Pero la novela también es la creación de un mundo y la alegría hecha palabras.

 

 

[AQR]: En Ecuador y en Quito, específicamente, presentas con el sello El Conejo, la novela El cuerpo Inc, que me resulta fascinante porque alcanza una velocidad letal y un humor casi negro que nos obliga a cuestionarnos todo el tiempo sobre nuestra relación con el cuerpo, la salud, la vanidad y la enfermedad. Creo que se parece a una serie de Netflix, porque captura el pulso de este tiempo de horror y belleza, consumismo puro y vanidad, individualismo y dinero. Es una novela que logra un sostenido ritmo.  Me gustaría que me cuentes, ¿qué te interesaba lograr con este trabajo? ¿Por qué resulta esencial en todas nuestras sociedades occidentales y capitalistas la reflexión en torno al cuerpo y el mercado?

[RC]: El alma se ha vendido desde siempre, desde que el mundo es mundo. Vivimos en una época en que vendemos o derrochamos el cuerpo, en una época en que compramos el cuerpo, sus órganos, su belleza de silicona y rímel, su identidad. Somos un cuerpo. Yuval Noah Harari habla en “Homo Deus” de lo que esta cultura de consumo puede llegar a hacer con la vida. “El cuerpo INC” está armado con vértigo cinematográfico sin renunciar a una reflexión que viene después de la acción. “El cuerpo INC” tiene mucho de una serie de tv, pero a la vez trata de profundizar en una condición precaria y temporal que ha alcanzado la humanidad al propiciar todos los desequilibrios e ilusiones del consumo. Pero para eso el narrador de hoy debe divertirse y divertir. Hay que reflexionar con una sonrisa, para no caer, para no morir.

 

 

[AQR]: El trabajo con el humor lacerante es muy notable en El cuerpo Inc. Los personajes que compran órganos y tejido en el mercado El Cuerpo Inc parecerían salidos de una novela de ciencia ficción, pero en una segunda lectura es posible leer este tiempo líquido y real que vivimos hoy. El tiempo y el amor líquido son temas que también encuentro te persiguen y has profundizado en tus novelas, relatos y muy especialmente en la poesía. Háblanos de esto. 

[RC]: Poco tiempo antes de escribir El cuerpo INC un personaje de la televisión argentina, millonario, quien había comprado un cuerpo estéticamente perfecto, murió en una clínica a causa de una hemorragia interna causada por el consumo excesivo de analgésicos. Me llamaron de un call center para ofrecerme un “estiramiento de piel del rostro” y “una lipoescultura garantizada”. Zigmunt Bauman denominó con mucho acierto esta época como “modernidad líquida”. Está muy bien, esa denominación es mejor, más adecuada que “post modernidad” o “post post modernidad”.

Como en un líquido, carecemos de marcos rígidos o referencias sólidas. Vivimos un tiempo lábil, de amor líquido, de violencia líquida, de felicidad que en el mejor de los casos toma la forma del recipiente que la contiene. Solo el humor y el vértigo en la escritura pueden dar cuenta de la esencia de esta época. La única forma posible de la inteligencia, hoy, es el humor. El vértigo viene solo, son las redes sociales y la injusticia.

 

[AQR]: ¿Qué libros estás leyendo y recomendarías? ¿Y qué libro estás escribiendo?

[RC]: Por trabajo leo y releo a Byun Chul Han, Harari y reviso a Hanna Arendt. Escribo un ensayo que tiene como título provisorio Espacio y significado y, en paralelo, una novela acerca de un hombre algo machista a quien Dios castiga o recompensa (según se mire) transformándolo en mujer. En 2020 presento en España un nuevo libro de poesía.

 

El poeta Rafael Courtoisie participando en un Festival.

 

Fragmento de la novela El cuerpo Inc.

 

Las palabras que nombran las diferentes partes del cuerpo forman otro cuerpo, un cuerpo de palabras, un organismo lingüístico que funciona en el habla. Nace, crece, se reproduce, sufre y muere.

Las palabras nombran partes del cuerpo. El cuerpo está hecho de palabras cuyo sonido, en la noche, se parece a la humedad y a la fiebre. El cuerpo está hecho de palabras cuyo sonido, en el día, se parece a la composición de la música. El cuerpo es siempre una manera, una forma de decir las cosas.

El cuerpo en sí, el cuerpo mismo, lo que está dentro de la palabra “cuerpo”, no se puede nombrar.

Si se nombra, duele.

Si se nombra, da calambres, el músculo del pensamiento, y el músculo de la lengua que lo dice, se acalambran.

Ácido láctico, grumos de pensamiento, sustancias que juntas van de un lado a otro, que se crucen muy parsimoniosamente, adquieren otro color, otra consistencia y al fin, en el otoño de la vida, comienzan a separarse, se desconocen, no forman partes hermanas del mismo todo.

El todo comienza a ceder y cada parte a marchitarse. El todo del cuerpo comienza a desalmarse, pierde el alma como una bolsa agujereada pierde agua, como un saco de ser pierde existencia, se precipita.

Estos son simplemente comentarios. No acciones. La novela del cuerpo es un cuerpo. Requiere acción, verbos conjugados:

  • Nacer
  • Matar
  • Correr
  • Coger
  • Moverse

Moverse, sobre todo moverse.

La novela del cuerpo requiere moverse.

Moverse como se mueve una veleta, gira para donde va el viento, jamás se queda quieta. Sin embargo, posee un punto invariante, un punto donde está su centro, el eje de giro. Ese punto jamás se mueve, por eso las veletas no son cambiantes, no son lábiles como comúnmente se piensa. Todo lo contrario: las veletas son tercas, empecinadas. Indican, pero no se mueven. Acusan, pero no ejecutan. Señalan, pero no alcanzan a dejar el sitio que las hace, el lugar de sí mismas. Muestran todo lo exterior, cualquier punto cardinal, muestran la furia o a la calma, pero no abandonan su sitio.

Ocurren en su identidad.

Son en su cuerpo.

El libro del cuerpo está abierto.

Solo hay que leer.

 

3 poemas de Antología Invisible

de Rafael Courtoisie

 

I

LA ESCRITURA DEL CIRUELO

 

Quieto, bien hundido

en la tierra echa pezones

dulces por las ramas.

Imito al ciruelo

cuando hago

un poema

tan desnudo en invierno

sin fuego, ni caballo, ni mujer.

Imito el gesto del ciruelo.

Me río como loco

doy saltos, finjo

la primavera.

 

Wen Li Fu

(China, siglo XIII)

 

 

 

IX

CAVE CANEM

 

Pierdo la memoria, desaparecen

los nombres de las cosas, cesa

la palabra “perro” y aparece limpio

el ladrido, las fauces, la mordida.

La bestia de los años devora

los recuerdos: ya no importa

la carne de tu nombre, queda

el hueso.

 

Svetana Staiev

(Leningrado, 1948)

 

 

 

XIV

LEÍDO EN UNA HOJA DE BAMBÚ

 

Si se puede definir, no es Tao.

Si lo puedes tocar, no es Tao.

Si es fuerza, no es Tao.

El Tao es invisible

el Tao es camino

el Tao es mar.

El Tao no es Poder.

El Deseo no es Tao.

El Tao es hacer.

El Tao es quietud.

El Tao es movimiento.

El Tao es reposo.

No hay contradicción

en el Tao.

Los opuestos, en el Tao,

son iguales.

La apariencia no es Tao

el Tao se encuentra debajo de la piel

de la apariencia como los huesos

dentro del cuerpo.

Pero el Tao no es hueso

el Tao no es músculo.

El Tao es la energía,

la voluntad que mueve

el cuerpo.

Pero el Tao no es cuerpo.

Piensa en un tigre:

ahora quita su piel

sus manchas, sus garras

sus dientes, la misma

ferocidad del tigre

borra su fuerza

haz desaparecer al tigre

de tu mente: sólo deja

el salto, el movimiento

la pura voluntad de ser

en el salto.

Lo que queda es poesía

y la poesía es Tao.

Una sola gota y toda

la lluvia es Tao.

Pero el agua no es Tao.

La sed no es Tao.

Tao es el río, no el agua.

Tao es poesía, no palabra.

Tao es ver el silencio

con los ojos cerrados.

 

Lao Tse

(Siglo V a. C.)

 

 

 

 

 

*(Uruguay, 1958). Narrador, traductor, poeta y profesor universitario. Miembro de la Academia Nacional de Letras (Uruguay). Integra el International Writing Program (Iowa University), fue profesor visitante en universidades de Europa, Estados Unidos y América Latina. Ha recibido el Premio Loewe, Blas de Otero, Casa de América, Gil de Biedma, Jaime Sabines, Premio Internacional Lezama Lima, el Premio de la Crítica (Uruguay), Premio Nacional (Uruguay). Ha publicado en poesía Antología invisible y La palabra desnuda, entre varios otros; y en narrativa El libro de la desobediencia.

 

Sin que las rocas se conviertan en panes. 5 poemas de Vladimir Sabourin

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Por Vladimir Sabourin*

Traducción del búlgaro al español por Marco Vidal González**

Crédito de la foto Sirma Danova

 

 

Sin que las rocas se conviertan en panes.

5 poemas de Vladimir Sabourin

 

 

Un trabajador en el parque infantil

el rostro severo que no es de padre enternecido

del agradable tiempo fuera de la jornada laboral

un cuerpo extraño en la cariñosa crianza de la vida

un trabajador de la construcción de minoría étnica y de provincias

envía dinero a una lejana vida que le es ausente

a esta perra Sofia, escaqueándose del trabajo

y tumbado en un banco relajado bajo el sol de noviembre

en el parque infantil de un barrio burgués con su mollera calva

bañándose de luz

 

 

 

Trabajadores VI

 

Con el casco caído de la cabeza apretando la tráquea con la correa

Arrastrándote hacia el regazo de la tierra tú no eres su hijo

El campo de petróleo no es la Madre Tierra pero tú estás tumbado de espaldas

Sobre los terrones pintados como minerales coloreados por la placa de petróleo

Que cubre todo en este paraíso artificial grandes piedras preciosas

En un desconsolado Jardín de las Delicias velo de Midas

Cubriéndote a ti hombre de hojalata de camino a la ciudad esmeralda empujado

Por la erupción de espaldas en un estupor con la vaga esperanza de conseguir un corazón

 

Tú contemplas en un involuntario e improductivo instante

De parálisis motora pero con la conciencia salvaguardada

Una condición de la que en principio estás privado y que de hecho

Para ti está prohibida sin que sepas que está prohibida y que estás privado de ella

A la vez en una postura semifetal y como caído de espaldas

De camino a Damasco tú ves el fantasma de la descomposición anaeróbica

De restos de organismos mezclados con barro enterrados bajo peso

De un estrato de sedimento licuados por un calor y presión monstruosos

 

Brotar en el desierto de la captación de petróleo

Sin que las rocas se conviertan en panes.

 

 

 

De Revolutionibus

 

El crujido del tranvía

que por las vías heladas

va cogiendo la curva

Música de las esferas

acercándose al perihelio

otra vez es febrero

Una corriente de luz

al cambiar de sentido

Los faros del movimiento

enfrentado

al crepúsculo previo al amanecer.

 

 

 

A la mujer blanca de la limpieza alabo con mi canto

Por fin una persona blanca que se ocupa de la entropía de los blancos

Por fin alguien con ethos, competente, y no vaguería por los parques

Por fin alguien trabajador que no espera vivir de las ayudas

Por fin una mujer blanca en la Limpieza

Con mi canto alabo a la gitana albina del gueto.

 

 

 

Primero dejó la poesía

por la ciencia

Luego dejó la ciencia

por la administración

Ahora felizmente administra

Su falta

 

 

—————————————————————————————————————————–

(poemas en su idioma original, búlgaro)

 

 

И камъните да не стават хлябове

 

 

Работник на детска площадка

сурово лицето не на родител разнежен

от хубавото извънработно време

чуждо тяло в ласкавото отглеждане на живота

строителен работник от малцинствата от провинцията

превеждащ пари за невидим далечен живот

от софия кучката кръшкащ от работа излегнат

на пейката под ноемврийското слънце

на големия град на припек на детска площадка

в буржоазен квартал оплешивяващото му теме

обляно в светлина

 

 

 

Работници VІ

 

С отнесена от главата каска врязала в трахеята каишката

Теглеща те към скута на земята ти не си неин син

Петролното поле не е майката земя но ти си полегнал назад

Върху буците пръст оцветени като цветни руди от покриващия всичко

В този изкуствен рай нефтен филм огромни скъпоценни камъни

В безутешна градина на удоволствията було на мидас

Покриващо теб тенекиения човек на път към смарагдовия град оттласнат

От изригналото в ступор по гръб със смътната надежда да получиш сърце

 

Ти съзерцаваш в непроизволен непроизводствен миг

На двигателно обездвижване но при запазено съзнание

Състояние от което по принцип си лишен всъщност ти е

Забранено без да знаеш че е забранено и си лишен

Едновременно в полуфетална поза и като паднал по гръб

По пътя за дамаск ти виждаш духа на анаеробното разлагане

На останки от организми смесени с кал погребани под тегнещ

Пласт утайка втечнени от чудовищна топлина и налягане

 

Да избива в пустинята от петролния каптаж

И камъните да не стават хлябове.

 

 

 

De Revolutionibus

 

Скърцането на трамвай

по заскрежените релси

влизащ в завоя

Музика на сферите

с наближаване на перихелия

пак е февруари

Поток светлина

при обратен завой

Фаровете на насрещното движение

в предутринната дрезгавина.

 

 

 

Възпявам бялата жена от Чистотата

Най-сетне бял човек който да се бори с ентропията на белите хора

Най-сетне трудов етос, а не висене на припек по детските площадки

Най-сетне някой работлив който не разчита на детските

Най-сетне бяла жена от Чистотата

Възпявам циганката албинос от махалата.

 

 

 

Първо се отказа от поезията

заради науката

После се отказа от науката

заради администрацията

Сега администрира щастлив

Липсата

 

 

 

 

 

*(Bulgaria, 1967). Poeta y traductor de origen cubano, autor del manifiesto Nueva Poesía Social y redactor de la revista Нова Социална Поезия. Ha traducido al búlgaro a autores como Bertolt Brecht, Arquíloco, Roberto Bolaño, Álvaro de Campos (Fernando Pessoa). Sus traducciones y obra pueden consultarse en la web de la revista НСП como en su blog personal.

 

 

 

**(Sanlúcar de Barrameda-España, 1995). Graduado en Lenguas modernas y sus literaturas con Mención en lenguas eslavas por la Universidad de Granada (España). Se desempeña en el Instituto Cervantes de Sofia (Bulgaria), ciudad en la que reside desde 2016. Obtuvo el Premio Mundos y colores (2017) de la Asociación de Periodistas Hispanohablantes de Bulgaria por su blog literario La Tortuga Búlgara, donde escribe sobre lengua, literatura y cultura búlgara. Sus poemas han sido publicados en la revista literaria búlgara Nova Sotsialna Poezia. Traduce poesía del búlgaro y del macedonio al español.


Sobre «Canciones de cuna para mi madre» (2019), de Carla Chinski + 3+1 poemas

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Por Carla Chinski*

Nota por Sonia Scarabelli

Crédito de las fotos (izq.) Sebastián Gutcovsky /

(der.) Ed. Llánten

 

 

 

Sobre Canciones de cuna para mi madre (2019),

de Carla Chinski

 

En estos extraños poemas del estrago canta una voz difícil. Nana del maldolor y la tristeza —que, se diría, a su modo buscan conjurar—, los versos de Carla Chinski engarzan el equívoco de un cuerpo hecho jardín para la muerte, un cuerpo físico hasta la aflicción, abierto por demás a las fuerzas que transforman y destruyen. Hablan estos poemas, entonces, un idioma salvaje y herido —su herida es de amor—, que deja, sin embargo, también lugar para el silencio, esa otra forma suntuosa del duelo. Brillante como una pequeña espada forjada en filigrana por “el hilo de la palabra / que hace de este mundo / más de lo que es”, este libro, en su gesto severo y a la vez vulnerable, trae su luz rara para recordarnos, como en sueños, que “todo bosque que arde, toda vida / que se quema / encuentra su límite en el caudal del río”.

 

Sonia Scarabelli

 

3+1 poemas de Canciones de cuna para mi madre (2019),

de Carla Chinski

 

 

MI MADRE NO ESTÁ MUERTA pero

su muerte me lleva

a un estado poético,

como si tuviera

espadas en vez de brazos

con los que luchar por ella.

Estoy maravillada

por el espectáculo de su cuerpo.

Me hace entrar en un ensueño:

estoy atenta a todas las cosas,

cada acción parece encadenarse

a la siguiente con la paciencia

de la línea en un verso nuevo.

Tengo la tentación

de verla con otros ojos,

no son los de una hija

sino de aquel que ama,

completamente desolados

y a la vez innecesarios.

Me asombro

por lo que puede hacer,

sabiendo que ella

florecida de vendas,

pronto acabará.

Caerán las bombas

sobre su bosque

construido de familia.

Mi compasión por ella

está atada a la sangre,

y eso es demasiado poco.

Pero si me acerco

puedo oír que a través suyo

murmura la muerte

en su propio estado poético:

solo entonces

escribiremos juntas.

 

 

 

MI MADRE NO ESTÁ MUERTA pero

ya no puede caminar.

Pronto le sacarán

la otra cadera también

y en su lugar vendrá

una bola de metal

inserta en el hueso.

Quiero mantener el espacio

que su cuerpo ocupe,

cultivar el pie de su cama

como un jardín budista,

rastrillando las piedras

para calmar el vacío.

Los mecanismos

siguen funcionando,

es una vieja historia:

algo entra, algo se va, y algo queda.

Caminar no es para tontos,

es el acto más delicado

que pueda existir.

En ese acto está la historia

de una persona

o al menos la vida de mi madre:

el cuerpo no quiere levantarse

pero ella no ha terminado,

y en esa paradoja

se encuentra esta noche.

 

La poeta Carla Chinski

 

MI MADRE PIDE QUE ABRAN la ventana.

Ella, que siempre promete

decir toda la verdad,

hoy está sometida

a la crueldad del tiempo.

Lo deja entrar con el viento

y circular en torno a su cabeza,

la empuja de la infancia a la vejez,

los dientes caen amarillos

como pétalos de una flor silvestre,

mientras un río de saliva

se le acumula en la boca.

Un cuerpo sabe siempre

a dónde va, como lo sabe

el pájaro, la nube, el sol.

No necesita de horas ni minutos.

Yo las mido con la vida

de mi madre.

Me bastarán sus días

para contar la historia

de la naturaleza entera.

 

 

MI MADRE NO ESTÁ MUERTA pero

dejaré alhajas en su umbral,

sonajeros de oro

para que se los cuelgue de los oídos

y acudan los pájaros

a su llamado presuntuoso.

Comerán sus lóbulos

como pedacitos de pan.

Momia embarazada

con una trenza larga en el pelo

que necesita ser llenada de ungüentos

y que levanten

una pirámide en su nombre.

Habrá que recorrer un laberinto

para llegar a ella.

Esfinge, cuerpo de leona

que habla con adivinanzas:

¿Qué cosa camina en tres patas?

Mi madre con su bastón.

Las alhajas se oxidarán,

su cara se hará irreconocible

pero mirará siempre hacia adelante

mientras yo viva

mi pequeña vida.

 

 

 

 

 

*(Buenos Aires-Argentina, 1995). Poeta, escritora y traductora. Licenciada en Artes combinadas, gestión cultural y traducción literaria por la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Realizó talleres de escritura con Laura Galarza y Federico Falco, y un taller de poesía con Natalia Litvinova. Ha publicado en poesía Canciones de cuna para mi madre (2019).

“La poesía no puede limitarse a un ejercicio del ego”. Entrevista a Mila Del Guercio

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Por Augusto Munaro

Crédito de la foto www.bienal.buenosaires.gob.ar

 

 

“La poesía no puede limitarse a un ejercicio del ego”.

Entrevista a Mila Del Guercio

 

 

Una de las personas más creativas y multifacéticas de la nueva camada de artistas argentinos, Mila Del Guercio, ha sido recientemente premiada por la Bienal Arte Joven, bajo la categoría de poesía. Se acaba de publicar el libro Les poetas (2019), antología que incluye una serie interesante de poemas suyos. Una compilación ilustrativa, una excelente oportunidad para poder adentrarnos a su mundo ágil y dinámico. Poeta, traductora, música, perfórmata… Mila Del Guercio tiene una personalidad inquieta. No para de crear y cuestionar las formas de la realidad. Sus poemas, hablan por ella.

 

 

Entrevista

 

Augusto Munaro [AM]: ¿Podrías referirte a tus lecturas formativas en torno a la poesía, y a tus primeros impulsos al querer escribir en verso?

Mila Del Guercio [MDG]: Siempre tuve mucho amor fetiche por los libros y respeto que fui perdiendo a medida que me fui alejando de las instituciones. Hubo escritores que al leerlxs me maravillaron. Valoro mucho el sentido del humor y la síntesis. Juana Bignozzi, Sylvia Plath e Hilda Hilst. Los poemas de Hilda atienden tan poco a los valores y formas de la época que es imposible no amarla. A SCUM de Valerie Solanas lo leí en mi adolescencia. Me lo pasó una amiga casi como un texto de contrabando. No se hablaba sobre él y se leía con mucha culpa porque es un texto muy controversial, pero era lo único a mano de género para gente joven en esa época. Kurt Vonnegut, John Kennedy Toole, Nelson Rodrigues; Bulgakov, Copi. Algunos de ellos por su manejo de la sátira y otros por el absurdo. A Juana Bignozzi la conocí personalmente. Agrego a estos dos compositores que me enseñaron el valor de la denuncia en las formas artísticas: Gil Scott-Heron y Courtney Love. Nunca decidí ser poeta, aunque la escritura siempre estuvo presente. Siento que el academicismo obsesivo es nocivo para un escritor en formación. Dejé la carrera de Letras y eso coincidió también con que conocí a mi suegro de ese entonces Vicente Muleiro al que le ordenaba la biblioteca y él me daba algunos libros que ya quería dejar ir.

 

 

[AM]: Sin olvidar tu trabajo como traductora. Mila, ¿notás cierto nexo entre el minimalismo japonés, y la sintaxis de tu poesía, es decir, esa propensión en decir más con menos?, ¿por qué?

[MDG]: Hay algo que me enseñó Japón que es el desapego del ego y el trabajo con simbolismos. Es algo que viene directo de los ideogramas o kanjis, que hace que los vocablos dependan exclusivamente del contexto. Con esta idea jugué con recursos de trasposición. Dándole a un objeto el valor de otro. Sugiriendo una cosa con otra. Así como sucede, por ejemplo, con el teatro Noh, que es un teatro minimalista con un escenario que no cambia y los cambios de las estaciones y humores de los personajes se basan íntegramente en los homónimos y en lo no dicho.

El fotógrafo Nobuyoshi Araki también trabaja mucho el erotismo desde las formas naturales y cotidianas. Una flor que alude al sexo, algo húmedo que produce excitación. Una cañería que penetra una pared. Acá estoy de acuerdo con Juana Bignozzi que dice que no hay que darle todo servido al lector.

Lo del desapego del ego viene de algo muy elevado como el budismo y se remonta a las primeras novelas escritas por cortesanas como el Heike Monogatari o El libro de la almohada. Lo mío es mucho menos grandioso, cuando me siento a escribir pienso en no aburrir al lector y que mi vida no es tan grandiosa. No soy un piloto de la 2da G.M. y para eso está la ficción. Me gusta sacar al lector del ámbito cotidiano. La autorreferencialidad… Creo que ya dejó de ser algo disruptivo. El minimalismo es una consecuencia de todo esto y de haber estado estudiando guion los últimos tres años.

 

 

[AM]: Tu serie de poemas “Sin título” incluidos en Les poetas, son piezas intimistas, aunque siguen un pulso de corte existencial. ¿Qué tipo de acercamiento te permite la poesía a la hora de relacionarte con lo real?

[MDG]: ¡Algunos tienen título ahora! (risas). Creo que algunos poemas son preguntas que lanzo al lector y a mí misma sobre la vida moderna y el sistema de valores que nos impone. Somos valiosos en cuanto consumimos. La bohemia entonces sería una rendija en el sistema y también un guiño al mundo antiguo. Y también un guiño al blues por qué no. Esos poemas todavía me gustan y elegí enviarlos porque no entraban dentro de la línea de “Vida Madama”.

 

 

[AM]: “El porno protege”, “300 voltios”; tus poemas a menudo se desarrollan, verso a verso, a través de cierto pulso narrativo. ¿Es importante el “contar” por encima de la “musicalidad” de las palabras y sus posibles efectos poéticos?

[MDG]: Cada poema tiene su propio código cerrado. Creo que esos dos poemas funcionaban bien a nivel narrativo. Hay otros con estructuras más parecidas a canciones.

 

 

[AM]: ¿Solés escribir poemas inspirados en relatos que te hicieron otros?

[MDG]: Por ahora no. Pero si me contás algo divertido tal vez empiece…

 

 

[AM]: Comparto un fragmento de “Salir a flote”: “Puede ella lamerle los párpados/ Durante mediodías extáticos/ Besarle el vientre/ Una vez que su cuerpo/ se vuelva/ del mismo espesor que el agua”. Más allá de lo obvio, ¿cuándo y por qué surge el sentimiento en tu decir?

[MDG]: Surge de la simbiosis y del temor literal de perder al otrx. Del temor de la muerte del otrx. Este poema lo siento casi como necrófilo como si la asfixia fueran dos caimanes. Una pareja, que se consume lentamente entre sí. Tiene un significado puntual la última línea del último verso que habla del cuerpo de uno de ellxs disolviéndose. Su cuerpo se hace uno con el agua, se simbiotiza con la materia, pierde su forma. Como cuando esparcimos las cenizas en el mar de un ser querido que ya no está. O como en el comienzo de una relación que abandonamos algo de nosotrxs. Es parte de “Vida Madama”.

 

 

[AM]: Lo sentimental, el “imperativo emocional” en un poema, ¿qué lugar juega en la construcción de tu poética? ¿cuál es la relación que se gesta entre tu “yo lírico” y el mundo externo?

[MDG]: Intento no personalizar mis poemas. Surge de plasmar una sensación a veces, otras, como bien dijiste, un relato. Tuve la suerte de conocer a Juana Bignozzi y después tuve suerte de nuevo porque me dio un consejo me dijo “no escribas cuando sientas”. Lo entendí muchos años después.

 

 

[AM]: Las obsesiones, unas pocas, constituyen la obra de un escritor. No te pregunto por la más intensa sino por la más constante que te haya acompañado. 

[MDG]: Últimamente es el poder. Estoy escribiendo mucho sobre eso en poesía e intentando hacer algo raro que es hablar de erotismo desde un lugar impersonal y frío como lo son las máquinas.

 

 

[AM]: Por cierto, me gustaría te refieras a tu experiencia al participar en las antologías bilingües de artistas femeninas contemporáneas Leda y Medea en prosa respectivamente.

[MDG]: Los textos en el primer número Leda (2011) eran en inglés y en el segundo Medea (2013) fueron bilingües. Publiqué un cuento más naturalista en la primera “The Queen of the Flowers”. En la segunda, algo con un tono más combativo, más Virgenie Despentes con menciones al film noir, “Italia es la cuna de los íconos sexuales”.

La idea de ambas antologías era hacer un cruce entre Argentina y el mundo angloparlante y ver cómo se articulaban las voces de escritoras contemporáneas de lugares disímiles. Antes del Ni Una Menos, se cuestionaba mucho por qué éramos solo mujeres, nos llegaron a preguntar si éramos hembristas. Tuve que dar muchas explicaciones que fueron muy aburridas. Les fue bien en Brasil y en Estados Unidos. En Brasil, estuvo en la Feira Plana en el Museu de Imagem e Som.

 

 

[AM]: Pasemos a otro rubro, al menos por un par de preguntas que encuentro muy interesantes también. En música, se te conoce por tu proyecto Venu7, además colaborás en trabajos de otros artistas. ¿Podrías comentarnos sobre el proyecto?

[MDG]: Me entusiasma mucho este proyecto porque es algo que quiero hacer hace mucho tiempo. Es el primer EP con canciones íntegramente mías. Con Venu7, acuñamos el término neorockabilly, que nos dijeron en salas de ensayo para describir nuestro sonido. Me gustan los grandes vocalistas del rock de los años 50s como Wanda Jackson, Charlie Rich, Elvis. También usamos sintetizadores, percusiones africanas y slides. Tiene algo de moderno y viejo. Me gusta empujar los límites de los géneros.

Cuando mi banda anterior se separó, los Baby Hookers, compuse algunas canciones. Después viajé a Brasil, me invitaron a colaborar los Bang Bang Babies en su disco Let’s Talk about Loss, que fue de las colaboraciones que más me gustaron y salió por casette. Compuse algunas canciones más mientras estaba en Curitiba, quedando en lo de amigos y Chucrobillyman (monobanda) hizo unos arreglos para uno de mis temas. Cuando volví, vine con mucha energía y libertad lúdica que siento siempre que voy a Brasil y quise reunir todo eso en un disco. Conocí a David Gutiérrez de Cristos y todo comenzó a tener sentido. Me gusta mucho estar en el estudio y ver cómo la canción evoluciona hacia lugares inesperados. Venu7 somos David y yo.

 

 

[AM]: Tu experiencia como reseñista en un importante diario porteño como Perfil, ¿te ayuda a ser más autocrítica con tu propia producción?

[MDG]: Siempre fui autocrítica con mi producción. Creo que por eso elegí ser primero traductora.

 

 

[AM]: Ganaste el Bienal Arte Joven. Más allá de lo obvio, y desde entonces, ¿cómo sentís que esa distinción te ayudó a la hora de escribir y difundir tu arte?

[MDG]: La Bienal me ayudó en muchos sentidos. El más importante fue a validar mi obra y a mí como artista. El segundo fue a establecer una continuidad. Los tiempos de un festival son rápidos y hay que saber foguearse. Tuve que acostumbrarme a la etiqueta de escritora y a cumplir con una agenda con plazos reales. También me habilitó una plataforma de difusión que hubiese sido posible, pero en un futuro mucho más distante. Es la primera vez que me lee tanta gente y con tanta atención. Me conmovió que se acercara una de las juradas Roberta Iannamico a hablarme sobre mis poemas y las citas que hizo concienzudamente de ellos en el prólogo del libro.

Martín Kohan que estuvo a cargo de las clínicas me hizo también devoluciones que valoré mucho. A la lectura en vivo, la acompañé con un live set. Disfruté de compartir tiempo con colegas. El festival es un inicio, un umbral que se traspasa. Voy a repetir este formato en el Festival de Lobos en noviembre.

 

La poeta Mila Del Guercio

 

[AM]: ¿Te han invitado a participar allí también con lecturas de tus poemas?

[MDG]: Sí, voy a presentarme con el formato que hice en el Recoleta. Leo con bases. Me acompaña David Gutiérrez, mi compañero en Venu7, en sintetizadores. Gracias a Ale Jorge por la invitación.

 

 

[AM]: También estás produciendo un single. Sin lugar a dudas, te encontrás atravesando una etapa particularmente creativa en tu vida… ¿cuál es tu fuente de energía?

[MDG]: A los 25 me di cuenta que si quería hacer obra nadie la iba a hacer por mí. Tuve que cambiar un par de cosas. Hasta ese entonces, me dediqué casi exclusivamente a viajar y vivir entre países. El impulso de irme siempre está. La energía surge de mantenerme fiel a mis deseos en gran parte y de estar soltera. Recalco esto último. My Little Room, de Virginia Woolf. Ese mensaje de la mujer teniendo derecho a tener su propio espacio creo que todavía no se entendió. Se tiene que pedir ese espacio. Si sos madre peor. Por eso creo que es una lectura relevante hoy por hoy. A mí, el retorno de Saturno o cumplir 30, como quieras llamarle, me pegó por ahí. Me lo puse como meta para cumplir con mis deseos internos.

 

 

[AM]: Entiendo que te encontrás trabajando en un poemario. ¿Podrías adelantarnos algo sobre él?

[MDG]: Sí, se llama Vida Madama y sale por editorial Triana. Es un libro que se divide en dos partes. Dos voces predominantes que son las dos caras del poder. La potencia y la carencia. Desde ahí, quise jugar un poco con esta idea de trasposición que te comenté. Y entonces vas a ver muchas máquinas penetrando, empapando, succionando. Me guie por los movimientos de los engranajes y lo que me sugerían y cómo generar un vínculo con el sexo. Un poco steampunk, siempre erótico. Después hay otros de corte más realista.

 

 

[AM]: Nombrás la impronta realista de ciertas zonas de tu poética, de tu decir. No puedo evitar preguntarte por la poesía beatnik. ¿Te sentís atraída por ella?

[MDG]: A Ferlinghetti lo respeto mucho y al movimiento contemporáneo del Black Arts Movement. El primero tuvo su merecido reconocimiento. Allen Ginsberg me fascina y traduje algo de Gregory Corso. Si sos joven, no pueden faltar los beatniks en tu biblioteca. Igual no te guíes tanto por lo que digo, escribo más de lo que leo.

 

 

[AM]: Mila, te conocemos también como traductora. ¿Cómo y cuándo surge la posibilidad de traducir Kotto? Tengo entendido que Lafcadio Hearn es un autor que te acompaña desde chica.

[MDG]: Kotto fue un proyecto que empecé por iniciativa propia en el 2013. Traduje 8 historias en ese momento y después lo dejé. En 2017, me llega por medio de Guille Piro que una editorial buscaba editar a este autor. Fue todo bastante rápido. Tuve una o dos reuniones y se firmó contrato con la Compañía. Ya para cuando se editó hubo un boom de japonismo en Buenos Aires. Fue el momento y el lugar indicado para publicar.

A Lafcadio Hearn lo conocí hace diez años casi. A los 21 años por medio de la editorial Satori. Compré el libro El Japón fantasmal. En ese momento, eran libros especializados y difíciles de conseguir porque eran importados. Un día voy a la casa de una amiga y me cuenta que su hermano había vuelto de Japón y le había dejado libros. Tenía una edición de 1923 de Kotto editada por MacMillan. Me lo dio. Lo tomé como un buen augurio.

 

 

[AM]: ¿Qué premisas pensás que debe encarar una buena traducción de un texto?, ¿existe la traducción definitiva?

[MDG]: Voy a ser muy abstracta. Para hacer una buena traducción hay que entender la sensibilidad del autor y lo que su voz quiere transmitir. Es como una especie de posesión.

 

 

[AM]: ¿Cuál fue tu postura frente a un elemento específico de la escritura de Hearn como la elipsis? Pienso en una pieza tan compleja y etérea como “Luciérnagas”…

[MDG]: Ah, ese es un simbolismo hermoso. Las luciérnagas se asocian al mundo espiritual o de los muertos en la cultura asiática porque les gusta estar cerca de los sauces. Tu comentario es muy cierto. Este ensayo fue uno de los textos que más demoré en traducir. Tuve como puntapié inicial esta noción y el lugar desde donde escribía el autor, como académico y creyente. También me guie por las marcas mismas que el texto daba, separación de capítulos, tipografía. Los párrafos sobre biología fueron más una corroboración técnica. Los poemas constituyeron el mayor desafío porque eran muy cortos y resultaba difícil condensar el significado, la métrica y la rima de manera que respete el original. Pero no digo nada nuevo. Traducir poesía es de lo más difícil.

 

 

[AM]: ¿Cuál creés que sea el lugar que ocupa hoy por hoy Kotto en la historia de la literatura japonesa?

[MDG]: No me canso de decirlo: Japón tiene la novela más antigua escrita en la historia de la humanidad el Genji Monogatari (1008), mucho antes que el Quijote y que la Divina Comedia. No sé qué nivel de relevancia se puede llegar a tener en una cultura que viene produciendo libros hace un siglo. Sé que es muy querido por haber puesto un filtro positivo en los ojos del mundo occidental. Hasta ese momento había libros de militares o comerciantes que cruzaban las fronteras o ilegales o como excepción y tenían una mirada muy xenófoba sobre Japón. Hearn fue el primer occidental en amar las costumbres japonesas y transmitió ese sentimiento a los lectores occidentales además de difundir la cultura.

 

 

[AM]: ¿Qué relato de todos más te gustó personalmente?

[MDG]: Me gusta mucho las reflexiones budistas. “En una gota de rocío” es uno de mis favoritos.

 

 

[AM]: Hearn murió relativamente joven, a los 54 años. Realmente se trató de un hombre fuera de serie. Un nexo clave entre dos culturas notablemente distantes entre sí. ¿Qué fue lo que más te atrajo de su personalidad?, ¿por qué?

[MDG]: Siento que tengo muchos intereses en común con Lafcadio. Además de Japón, como comento en el posfacio del libro, fue una personalidad vital para consolidar a Nueva Orleans como la capital del vudú. Vivió por doce años y se dedicó a difundir en diarios los rituales y los platos como el gumbo, que hasta ese momento eran desconocidos para el resto del país. Más que nada, difundir la noción de que Nueva Orleans no era como ninguna otra ciudad en Estados Unidos.

Comparto su entusiasmo por Nola. Él no llegó a conocer su música, pero estoy segura de que le hubiese encantado el New Orleans Jazz. Estuve ahí en el 2016 y me contaron como hay melómanos (muchos japoneses) que viajan exclusivamente para ver un show en Tiptina’s o comprar un disco. El nicho cultural que se creó gracias a la confluencia de sangre amerindia, española, africana y francesa generó cosas irrepetibles. Dr John, Professor Longhair existen solo y porque era Nueva Orleans. Con Japón y las Antillas francesas sucedió algo similar. Me sentí arrastrada por este enamoramiento que tiene el autor por las culturas y esa necesidad de querer contarlo. Un ímpetu similar al del traductor, que cimenta puentes entre dos culturas alejadas.

 

 

[AM]: Impresiona su capacidad por reinventarse. Vos lo decís muy bien en el posfacio “se despojó de su identidad anterior como quien abandona un abrigo”… Se transformó prácticamente en un japonés más…

[MDG]: Sí, para casarse tuvo que convertirse al budismo y para eso lo bautizaron Koizumi Yakumo.

 

 

[AM]: Luego de esta traducción, ¿tu interés hacia Japón y su cultura, cambió de alguna forma? ¿se intensificó, tal vez?

[MDG]: Siempre me dio mucha curiosidad Japón. De chica compraba mucho manga. Después de más grande, esa puerta se abrió hacia otras disciplinas. Tomé cursos de suminagashi, que es un arte precursor del marmolado europeo donde se deja caer tinta sobre agua y se imprime sobre papel. Los sintoístas lo usaban como método adivinatorio. También estudié los kanjis.

 

 

[AM]: ¿Autores japoneses que te gusten y puedas de algún modo vincularlos con la sensibilidad de Hearn? Pienso en Akutagawa, en Tanizaki…. Pero cada uno tiene un modo muy particular de escribir. Tal vez sea un error querer relacionarlos…

[MDG]: ¿Te puedo mencionar artistas japoneses?

 

La poeta Mila Del Guercio

 

[AM]: Sí, claro.

[MDG]: El fotógrafo Nobuyoshi Araki, la actriz Meiko Kaji y la mangaka Rumiko Takahashi, que admiro mucho por su dominio del humor. El film Funeral Parade of Roses que es una versión de Edipo Rey reinventada por la nouvelle vague nipona y con personajes que son chicas trans, muy adelantado para la época (1969). Nobuyoshi Araki juega mucho con elementos del ukiyo-e, pero en papel. Meiko Kaji es una actriz del género pinku que retrata sukeban o pandillas juveniles. De Meiko, me gusta mucho la trilogía Scorpion donde ella hace varios intentos por escapar de la cárcel —una especie de precuela de lo que fue Orange Is the New Black y también Kill Bill.

 

 

 [AM]: Para cerrar, Mila. El poeta Horacio Castillo solía repetir la frase de Alain Bosquet: “El poeta es el poema”, que recuerda un poco la cita de Nietzsche en El origen de la tragedia: “Hacer de la vida un hecho estético”. ¿La biografía de un verdadero poeta son sus versos?, ¿por qué?

[MDG]: La poesía no puede limitarse a un ejercicio del ego. Tiene que ser algo extraordinario, que conmueva e interese.

 

 

 

 

 

*(Buenos Aires-Argentina, 1990). Poeta, guionista, traductora y música. Su obra se difundió por Argentina, Estados Unidos de América y Brasil. Ha participado en las antologías bilingües de artistas femeninas contemporáneas Leda y Medea en prosa. En poesía en las antologías Les Poetas (2019) y Cien poemas para que se vaya Larreta, próxima a publicarse. Como traductora, publicó Kotto. Curiosidades del Japón revestidas de telarañas. En música, se la conoce por su proyecto Venu7 y colaboraciones con otrxs artistxs. En 2019, ganó Bienal Arte Joven. Actualmente prepara su primer poemario y escribe para diario Perfil.

33 poemas (y tres más), de Mai Văn Phấn

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Por Mai Văn Phấn*

Traducción del vietnamita al español por Phạm Long Quận

Curaduría por Víctor Rodríguez Núñez

Crédito de la foto el autor

 

 

33 poemas (y tres más),

de Mai Văn Phấn

 

 

1

Palabras de una cabra

 

Abran la puerta

Y suelten los cuchillos

Y déjenme volver a la montaña

 

 

2

Con los pies clavados a la tierra

 

Por no mirar arriba

Ahora sé

Que acaban de brotar los retoños

 

 

3

En la ceremonia del Año Nuevo Lunar

 

Se juntan las gentes con alabanzas

Y el mar allá

No se da cuenta

 

 

5

Con el sonido de los fuegos artificiales

 

Varias frutas tiernas

Podrían

Caerse

 

 

6

En la mañana del primero de enero

 

Encontré el calcetín de un niño

Maduro

Como una fruta

 

 

7

Día de Año Nuevo

 

En el camino

Corto una hierba seca

Rozo la cola del año viejo

 

 

8

Con tantas energías de la primavera

 

Tomo un descanso

Levanto un cubo lleno de agua

Sin saber por qué

 

 

9

Noche de Año Nuevo

 

Escucho las olas

Enciendo una vela

Mirando el mar

 

 

10

Elijo un pedestal

 

Pongo una maceta de azaleas

En el centro

De la primavera

 

 

11

Desacoplado

 

La taza de té

Está colmada del sabor

De la fiesta del Tet

 

 

12

Aspiración de año nuevo

 

Añoro el canto de un ave

Cualquiera

Desde el cielo

 

 

13

Retoños

 

Acostados debajo de la primavera

Llenos de energía

Jadeantes

 

 

14

Las nuevas hierbas primaverales

 

Por oler tantos nuevos aromas

Un becerro se aleja de su madre

Poco a poco

 

 

15

En medio de la primavera

 

Un viento fuerte

Pega un pétalo de melocotón

En la faz de la tierra

 

 

16

Aún hay fiesta del Tet

 

Me como el último trozo de turrón

Me levanto por la cuerda del reloj

Los gladiolos se abran exuberantes

 

 

18

En un instante primaveral

 

Pasa un becerro

Un trozo de hierba nueva desaparece

Un niño derrama miel de abejas

 

 

20

Llegó la lluvia de la primavera

 

Hay humedad

Y frío

Acabo de tomar un baño

 

 

21

La llovizna

 

Se corta

La leña seca

Se calientan las manos

 

 

22

Purificación

 

La lluvia

Primera

Lava los rostros

 

 

24

Siembra de frijol

 

En filas rectas

Cuando se termina

Las estrellas se colman de cielo

 

 

26

Despierto

 

De noche sueño con el bosque

Por la mañana

Elijo de nuevo los semilleros

 

 

27

Por agradecimiento

 

Me acuesto boca abajo

Para que las hojas caigan

Sobre mi espalda

 

 

29

La cosecha

 

Acabo de sembrar una fila de frijoles

Un gorrión me avisa

Cielo arriba

 

 

30

La niebla

 

Teje

Y teje más de esto

Hasta que de la madera seca broten flores

 

 

31

En el jardín

 

Quito las malezas

El amanecer llega

Más temprano

 

 

32

Mañana de primavera

 

Los retoños

Escuchan a los niños

Reunidos para quitarse los insectos

 

 

34

La primavera está aún en la tierra

 

Las flores del melocotón

Caen

Sobre los albaricoques y los ciruelos

 

 

35

Las rosas del brezo

 

Se abren antes

Para que los árboles vecinos

Florezcan

 

 

36

La noche del cambio de estación

 

A punto de amanecer

Dormido profundamente no sé

Que ya estoy acostado junto al verano

 

 

37

Flores blancas del ciruelo

 

Es de noche

Aspiro las flores

Para leer la última página del libro

 

 

39

Flores más flores

 

Tantas

Incluso alguien dice

Que son de fantasía

 

 

41

Llegó el viento

 

Y empujó la margarita

Inclinada

Hacia las hierbas salvajes

 

 

42

En el jardín

 

Elijo

Nueve flores

Olvido contar la que está en la mano

 

 

43

Bien en la mañana

 

Abro la puerta

Me quedo con dudas

Entre los dos mundos

 

 

44

Esta mañana

 

Olvido el calendario

Me pongo a hervir agua

Una tarde más en ebullición

 

 

46

Una persona mayor

 

Sin dientes

Riendo al lado del árbol florecido

Algunas flores esparcidas

 

 

——————————————————————————————————————–

(poemas en su lengua original, vietnamita)

 

 

33 poemas (y tres más),

de Mai Văn Phấn

 

1

Lời con dê

 

Hãy mở chuồng

Buông dao thớt

Để tôi về núi

 

 

 

2

Chân bấm đất

 

Không ngước lên

Vẫn biết

Lá mầm vừa trổ

 

 

 

3

Đón giao thừa

 

Người người chúc tụng

Biển ngoài kia

Chưa biết

 

 

5

Trong tiếng pháo hoa

 

Vài quả non

Có thể

Rụng

 

 

 

6

Sáng mồng một

 

Nhặt được chiếc tất trẻ con

Mềm

Như trái chín

 

 

7

Ngày đầu năm

 

Trên đường

Ngắt cọng cỏ khô

Chạm phải đuôi năm cũ

 

 

 

8

Xuân tràn

 

Nghỉ tay

Hứng xô nước đầy

Chưa biết sẽ làm gì

 

 

 

9

Đêm đầu năm

 

Nghe tiếng sóng

Cầm ngọn nến

Soi về phía biển

 

 

 

10

Chọn chiếc đôn

 

Kê chậu đỗ quyên

Chính giữa

Mùa xuân

 

11

Thảnh thơi

 

Chén trà

Đủ hương vị

Tết

 

 

12

Khát vọng đầu năm

 

Thèm

Tiếng chim

Từ bầu trời

 

 

13

Chồi non

 

Nghẹn thở

Nằm

Dưới mùa xuân

 

 

14

Chú bê con

 

Đang bú

Bò mẹ chăm chú nhìn

Cỏ non

 

 

15

Giữa xuân

 

Gió mạnh

Dán cánh hoa đào

Vào mặt đất

 

 

16

Vẫn còn tết

 

Ăn miếng mứt cuối

Lên dây cót đồng hồ

Hoa lay-ơn nở rộ

 

 

18

Thoáng

 

Nghé con đi qua

Vạt cỏ non biến mất

Chú bé làm đổ mật ong

 

 

20

Mưa xuân tới

 

Hơi ẩm

Lạnh

Tôi vừa tắm xong

 

 

21

Mưa bụi

 

Bẻ củi khô

Bàn tay

Ấm

 

 

22

Thanh tẩy

 

Mưa

Đầu mùa

Đi rửa mặt

 

 

24

Tra hạt đậu

 

Từng luống

Vừa xong

Chi chít sao trời

 

 

 

26

Thức tỉnh

 

Đêm mơ trong rừng

Sáng ra

Chọn lại giống cây lần nữa

 

 

 

27

Ban ơn

 

Sấp mình dưới gốc

Lá rụng

Trên lưng

 

 

 

29

Mùa

 

Gieo xong luống đậu

Tiếng chim nhắc

Bầu trời trên đầu

 

 

 

30

Sương mù

 

Giăng

Gỗ mục

Đơm hoa

 

 

 

31

Ra vườn

 

Nhổ cỏ

Bình minh đến

Sớm hơn

 

 

 

32

Sáng xuân

 

Búp non

Nghe lũ trẻ

Rủ nhau đi bắt sâu

 

 

 

34

Xuân còn trong đất

 

Hoa đào

Rơi

Lên hoa mai hoa mận

 

 

 

35

Cây tầm xuân

 

Nở trước

Cho cây bên cạnh

Đơm hoa

 

 

 

36

Đêm giao mùa

 

Gần sáng

Ngủ say không biết

Nằm cạnh mùa hè

 

 

 

37

Hoa mận trắng

 

Trời tối

Ghé sát hoa

Đọc nốt trang sách

 

 

 

39

Bông chen bông

 

Chi chít

Có người nói

Hoa mai giả

 

 

 

41

Gió đến

 

Đẩy bông cúc

Nghiêng

Về cỏ dại

 

 

 

42

Trong vườn

 

Hái

Chín bông hoa

Quên không đếm bông vừa cầm

 

 

 

43

Sớm

 

Mở cổng

Bâng khuâng

Hai thế giới

 

 

 

44

Sáng nay

 

Quên bóc lịch

Đun nước

Lâu sôi

 

 

 

46

Cụ già

 

Răng rụng hết

Cười bên gốc hoa

Lác đác vài bông

 

 

 

 

 

*(Ninh Bình-Vietnam, 1955). Poeta, ensayista y crítico. Reside en Hải Phòng. Entre 1974 y 1981 integró el ejército de su país que derrotó al invasor yanqui. Estudió ruso en el Colegio de Lenguas Extranjeras de Hanoi (Vietnam) y, en 1983, en la Universidad Pedagógica Gorki de Minsk (ExURSS). Ha obtenido los premios Semana Người Hà Nội (1994), Semanario Văn Nghệ (1995), Nguyễn Bỉnh Khiêm (1991, 1993, 1994 y 1995), Asociación de Escritores de Vietnam (2010) y Cikada (Suecia, 2017). Ha publicado diecisiete libros de poesía, así como un libro de ensayo y crítica, desde el inicial Giọt nắng (1992) hasta el reciente Thời tái chế (2018).

Fragmento de «La explotación industrial del gusano de seda» (2019), de Ángel Cerviño

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Por Ángel Cerviño*

Crédito de la foto (izq.) www.xavirossell.com /

(der.) AEREA – RIL Ed.

 

 

Fragmento de La explotación industrial

del gusano de seda (2019),

de Ángel Cerviño

 

 

Pajarillos parlantes, cotorritas con nombres de muchachas bombardean Cadaverina.

Daniel Paul Schreber

 

XXXVII

RECUERDOS DE MI AUTOPSIA

 

 

 

………Desnudo y desmotivado / carne supina / frías las nalgas contra el mármol / me levanto a sopesar / derramo a tientas los ungüentos / aprieto los párpados en profana cuesta abajo / aún pacen grillos en los dedos temblorosos de la infancia / a su lacónico regazo se acoge la opción del chasco / trazo con juego de piernas la Conchinchina / Jauja a lo lejos / inconclusa red de alientos / bulle la brizna en su verticalidad aplazada / juego de piernas baila en el ring / sin desperdiciar ni un paso / sujeto el filo con la otra mano.

………Después de la fuga del alma / regresé volteado pero con método / fui ungido usuario apto para el delirio / ¿quién tose en el armario? / hacia el ruido el lugar se mezcla / epifanías de extrarradio / dioses interinos enseñan las tetas en el descampado / descartan lo inefable / lo que callan (mitad vida / mitad perro) se desploma tanto como lo que manifiestan / hago provisión de escorzos para la escena del como.

………Solo daña lo afín / opera por contigüidad el hueco que persiste / engolosinadas con correspondencias / las colisiones responden unas por otras / es demérito de la alegoría / son incansables sus perros / en comitiva hogareña van los dones / primero jalón / luego talud / suplemento cierra la marcha / rondas de viejos fantasmas / harapos más lentos de lo meramente posible / preparan el sacrificio del recién llegado / ratones sin rango me auscultaban / coronado de sarmientos.

………Arritmia se despereza / todo lo pálido se desdice o tiembla / un alba turbia friega la mañana / en los aljibes de vendimiar el aguacero / hojas de otoño apenas coreografiadas.

………En la fiesta de la morgue todos sangran por el costado / los danzantes ni se inmutan / fríos como dagas de sultanes / masticando arena / equipos de sondeo del trauma / se distribuyen por el escenario (cuerpos amañados con desechos de quirófano y gemidos ceremoniales) / resultó un velatorio sin sentido práctico / para salir del paso hube de mostrar la divisa bordada en oro sobre el ribete de mi ropa interior / «pregúntenme por mis enemigos invisibles».

………Por la megafonía / poemas de Lorca en morse / la banda sonora del tanatorio.

………Apacible como yesca embreada / fumando en las vías / afecto pensar como un forajido / con la impaciencia de los mejores solteros / me hago las preguntas de vida o muerte / ¿sigue creciendo el poema en el bolsillo del difunto? / ¿de qué manera preexistía este texto en el diccionario? / ¿fallecí demasiado joven para la hibernación ambulante? / ¿tiene Dios las uñas negras de tanto hurgar las vísceras de las ofrendas? / ¿cuántas voces extradiegéticas caben en una novela? / ¿huele a sangre de la madre el primer aire que respiramos? / ¿aún se mueve la sombra quieta? /¿a la risa de papá fue la víbora a otoñar? / ¿se acomoda el delirio en las rodillas del trauma / sentado muy derechito como muñeco de ventrílocuo? / ¿dejan de crecerme las uñas cuando sueño que me ahogo? / ¿el comunismo traerá el fin de las modas? / ¿las palabras sueñan con otras palabras? / ¿caminar más deprisa aceleraría la venida del Mesías? / ¿no tendríamos que recelar algo ominoso en ese insaciable apetito de adoración? / ¿a dónde vamos con anterioridad? / consumido el cigarrillo / un único enunciado hizo las veces de respuesta o acertijo: / brújula se sueña la veleta / hasta que al amanecer el primer chirrido la despierta / ¿embridar tanto júbilo compensa?

………Bien está mientras lo haya / pero el regocijo ya tarda (generaciones de prolegómenos sacan aquí adelante a su parentela) / ahora toca purgar estos cienos calculados por tanteo / porque contra lo que el falso prefijo parece sugerir / la autopsia no se la practica uno a sí mismo / y l’art pour l’art ya está por allí repartiendo convites.

………(EX-VOTO) / por el sopor en los turnos de asueto / roguemos al Señor / por el escenógrafo que pidió unos matorrales más realistas / roguemos al Señor / porque la sed del hacha apenas ramifica / roguemos al Señor / por un baldío par ir tirando (o para colorear) / roguemos al Señor / por los permisivos reglamentos del abordaje / roguemos al Señor / por el graffiti obsceno en la urna funeraria / roguemos al Señor / por si al volver del recreo el miedo concierne / roguemos al Señor / por el féretro varado en el incienso / roguemos al Señor / por todos los que alguna vez comenzaron un cuaderno de notas con la palabra acequia / roguemos al Señor / porque la lógica del placer no admite injertos / roguemos al Señor / porque apenas nos rozó la pluma letal del ángel / roguemos al Señor / por las figuras trazadas con nubes de pájaros / roguemos al Señor / por el Becerro de Oro que en cada momento tengamos más a mano / roguemos al Señor / por una mejor ubicación del aprendiz de villano en el set de rodaje / roguemos al Señor / porque aún puedo ser sumamente amable durante algún tiempo / roguemos al Señor / porque -¡querido Brautigan!- soñar con Babilonia se quedó lo mejor de mí / roguemos al Señor / por los desvelos del principiante / roguemos al Señor / por los hijos de puerta abierta / roguemos al Señor / porque la duración a lomos del ritmo cabalgue / roguemos al Señor / por los bostezos del exorcista / roguemos al Señor / por el agua gris que roe la tarde / roguemos al Señor / por la sombra de la acacia y el sofoco de la viuda / roguemos al Señor / por los charcos del jardín y por el sigilo de la serpiente / roguemos al Señor / por lo que apremia / por lo que de verdad apremia / roguemos al Señor.

………Por el clérigo menor que afloja la cincha de las bestias enjaezadas para el sacrificio / te rogamos Señor.

………Ir a hablar y no abrir la boca / en la ratonera ponderar la inversión del genitivo / pedí recado de escribir y corregí a Barthes / el autor condenado a la inmortalidad de repetir su muerte en cada nueva lectura / un no-muerto obligado a representar sus fingidos desfallecimientos / una y otra vez / hasta el final de los tiempos / espaciando sus apariciones / como el cuco del reloj / gesticulador de intermedios / exhumado in absentia / dueño de envés / ¿quién soy en los ojos del gato?

………Las tardes de invierno entran a retocarse el carmín en el vestidor de la morgue.

………Calculador de un modo oblicuo / el neo-difunto trepa a la horquilla de un verso / hace sonar el reclamo de alondras: / su lengua en mis labios / relaciones entre signos / lacónico en tu miniado / frugal en los incendios / goce párvulo / en gavillas de jadeos me filigranas.

………Según recientes estadísticas / aumenta considerablemente el número de personas que salen de casa sin haber defecado / y / bajo la máscara mantiene una expresión muy sincera el autor de La historia secreta del baile / (no siempre resulta edificante la tendencia innata de los símbolos a asociarse).

………Frazada de nubes / vagido luminoso de la luna / canturreando barre el cíclope su cueva / esparce hierba en el redil / reparte carantoñas entre las siete cabritas que se hervirá para la cena / a miles de kilómetros alguien fuma en el balcón / columnas salomónicas de la serena retaguardia / Dios sopla el molinillo de las estaciones / el eterno retorno de las banderitas del tiovivo / facilita simetría para confundir aún.

………En los bocetos el mundo era de otra manera / el diablo no llevaba esos tatuajes de ínfima calidad.

………Mejor que vaticinen por el vuelo que por las entrañas / comentaba el grajo agrisado a su lustroso pupilo / planeando sobre el trigal / pero no debes preocuparte demasiado por los errores / cada instante ha de ocurrir / el Ser baraja y reparte / y tienen que salir todos los números.

………Del mejor modo posible / es pavesa / el cóndor del guardarropa / (NOTA: el «yo» lírico que esto suscribe advierte al lector que no se siente en ninguna medida concernido por la última frase que acaba de transcribir, la imagen del gran pájaro emparedado se presentó de forma imprevista y extemporánea durante el proceso de escritura, ajena a cualquier requerimiento del texto «en proceso», dando muestras desde el primer momento de una decidida y autónoma voluntad de evocación y resonancia: enormes alas -enormes estorbos en ese espacio achicado- tropezando con las paredes de un cubículo claustrofóbico, alineamiento de abrigos como moldes huecos de una humanidad inerte, sombreros como cáscaras vacías del deseo desatendido, …un juego de alusiones capaz de impregnar con sus ecos cualquier enunciado que se le aproxime; así que tras no pocas dudas y vacilaciones, se ha optado por aislar cautelarmente la frase intrusa para evitar contagios y contaminaciones, preservándola como cata y muestra de la compleja maquinaria psíquica que pone en marcha la actividad poética consciente).

………El inconsciente va de farol / fuma como un gánster / no es un mal comediante / su instinto de roce nunca decepciona.

………Naturaleza muerta con cabeza de Bautista / se tituló una serie de autorretratos que pinté y dibujé con profusión durante al menos un par de años / la bandeja con unas pocas frutas y la cabeza decapitada aparecían casi siempre sobre el entarimado de un escenario entre dos cortinones cárdenos / el ciclo fue tan largo que al final acabé referenciando las obras solo con sus iniciales NMCCDB seguidas del numeral correspondiente / la gran mayoría de esas piezas se perdieron en la inundación del taller del año 2008.

………Sueños de la morgue (I) / llego tarde a la representación y ocupo una localidad que no me corresponde (suenan las primeras risas pregrabadas) / el divertimento teatral «Lapidación de estetas en el Pabellón de Entreguerras» se representa en un escenario reutilizado (risas pregrabadas) / los actores tropiezan con la tramoya hecha trizas de una ópera marítima y amatoria / sorteando fardos y maromas maldicen en improvisados apartes (risas pregrabadas) / en la escena final del segundo acto niñas veloces quiebran las ánforas (risas pregrabadas) / figurantes pobres hacen de antepasados o aguafiestas (risas pregrabadas) un Caín incipiente avizora el muladar / sopesando tibias y quijadas (risas pregrabadas) / el galán Trobar Clus no está en su lugar cuando se gira la dama (risas pregrabadas) / la primera actriz pisó la saya y cayó al suelo justo en el momento en que pronunciaba la frase más celebrada / «alguien está cavando una trinchera en el vestíbulo» (risas, silbidos y pataleos pregrabados) / cuando se encienden las luces / en el pasillo de la platea / la acomodadora desnuda sujeta dos mazorcas de maíz entre los muslos (llantos pregrabados).

………FIGURA CERO (Fig. 0) / bisbiseando lapsus oraculares (la Vía Dolorosa también tiene sus chanzas) / los sacerdotes leen las convulsiones de los sacrificados.

………Cuidadoso / ese día no se suicidó porque no supo encontrar el tono adecuado para la nota de despedida / fue incapaz de fijar sus últimas palabras con una formulación a la vez contenida y sugerente / durante horas desechó numerosas versiones crucificadas con tachaduras y arrepentimientos / daban unas la espalda a la concisión y se dejaban ir sobradas de filigrana / otras en cambio resultaron inexpresivas como rosas desecadas / las más se mostraron aquejadas de petulante teatralidad / y todas en general carecían de la música sobria que el asunto reclama / así que tras incontables comienzos poco o nada prometedores / hubo de posponer su decisión hasta otra jornada en que se levantara más entonado.

………La consecución de lo bello / el festín de trocear.

[…/…]

 

 

 

 

 

*(Lugo-España, 1956). Es miembro del Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) y, en la actualidad, dirige el TURBULENCIAS(www.turbulencias2.blogspot.com). Ha obtenido el XV Premio de Poesía Ciudad de Mérida (2009). Ha publicado en poesía Kamasutra para Hansel y Gretel (2007), El Ave Fénix solo caga canela (2009), ¿Por qué hay poemas y no más bien nada? (2013), Impersonal (2015), ¿Salpica Dios como un expresionista abstracto? (2016), Exogamia (2017), MELTEMI + Tomas falsas (2017) y La explotación industrial del gusano de seda (2019).

Todo parece escondido. 13 poemas de André Luiz Pinto

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Por André Luiz Pinto*

Traducción por Josep Domenèch Ponsatí

Curador de la muestra Fabrício Marques

Crédito de la foto el autor

 

 

Todo parece escondido.

13 poemas de André Luiz Pinto

 

 

RECUERDO EL OLOR a muerto por el campo.

El campo trae consigo los plantíos, los plantíos traen consigo

los ríos, los ríos iban por mi camino.

En mi camino había los bueyes. Los bueyes sólo mugen.

Dejo en los sabañones del tiempo su mugido olvidado.

El mundo giraba solo en la cuerda de un eje

invisible.

 

 

 

Justificación

 

Plagio

porque no se ha inventado

nada mejor.

 

 

 

1.Bueno, que el deseo

no se libre

de la furia de este espejo:

 

2. Surge de ninguna parte

como Dios

decanta la memoria

concuerda

con la última sentencia

 

3. ¿cuándo podemos

morir?

 

4. No parece lógico

aunque la materia

vuelva

arbitrio y santo

un lupanar

 

5. Inmediatamente nuevas

(las rosas)

cultivo a oscuras.

 

 

QUIZÁS ESA IMAGEN

grave del vacío

sus láminas de costura

detallan sombras

se definen lunas

firme al destino

que sigue; cada paso

estribillo de

ostra, precipicios

fueron abiertos

quedándome locuaz y sudor

joya o escarlata

a cada segundo.

 

Quizás pueda decir

sin propiedad

mantengo por supuesto

en primera persona

frutas que yacen

libélulas de Troya

otros impares

de la palabra ‘verbo’:

este calendario

de metáforas

decidiéndose los

labios, las texturas,

los huracanes a

imprimirlos. Sólo

eso me contempla

y distrae: esa

palabra algo

boca de mujer

que los vuelve

leves (espesos

con sus miedos),

mínimo que consiste

sin estrategias.

 

 

 

para Fabrício Marques

 

MIRAD A LOS ATROPELLADOS de la esquina.

Ellos no recogen ni siegan

¿y todavía te crees mejor que ellos?

Viajemos hasta el fondo. El cuerpo acarrea el alma

que sordamente desfallece y lo abandona.

Los atropellados de la esquina irán a los hospitales.

Allí sestean ángeles vestidos de blanco

y un sudor amargo recubre toda la gravedad.

Los atropellados son atendidos, aunque son muchos.

Sousa Aguiar, Salgado Filho, Miguel Couto.

Bendito seas ángel vestido de blanco.

Bendito el fruto que lo reparte entre vosotros,

que me corta en lonchas. Algunas sobreviven

otras estarán en frascos con formol y estudios.

Bendito seas donde todo está permitido.

Sólo el cuerpo no permite su salvación

y la vida se da por un tris, por una gota.

De la vena, exijo todo transporte.

Tu hígado es corrosivo, tu riñón es ácido.

Hay tendencias de sequedad y alejamiento.

Los atropellados de la esquina sonríen

duermen frente a un sueño tranquilo, sin atropellados.

Allí estarán mejor.

Los atropellados son hombres, lirios.

Brotan entre el asfalto

donde toda velocidad

le separa los pétalos.

 

 

ES DE NOCHE. Todo parece escondido.

Silencio entre los coches que rondan

la madrugada. Todo ocurre en la

cabeza: mañana, los trenes lentos

y abarrotados, la mirada de la mujer que amo

la soledad de los libros. Todo así,

bajo la mira del fusil. De repente,

el reloj toca: es necesario despertarse

antes, sin embargo, es necesario dormir.

Continúo el poema para ver dónde termina.

Todo está desnudo, asomado a la ventana

como un ladrido. El frío anuncia

el hastío del próximo verano. No durante

esta noche, en un abrazo acogedor.

No ahora. Todo cruje en este momento:

los cabellos crecen, oigo entre los latidos

la voz del corazón. La escucho

sin rival. ¿Habrá otro momento

para escucharla que no sea el de dormir?

 

 

 

OÍR A LAS MONTAÑAS QUE, de tan negras,

nada nos dicen. Sentirlas de cerca como entrenamos

con la concha el oído repitiendo su nombre.

Andar por el pie de la montaña, posar la mano

en la espalda, fíjate: la montaña respira

oigo el silencio de su corazón royendo

las vísceras. Piensa, es necesario, nuestro miedo

es que no falte nada. Oír

de las montañas lo que tienen que decir

es nuestro mejor contratiempo.

 

 

 

LOS POEMAS NO PIDEN nacer.

Desplazan el puntero de lo que funciona.

Cinco dedos son insuficientes

y huelga decirlo una cabeza que piense

para que un poema funcione

uno debe apartarse de todas las reglas

poner el corazón marcha atrás

debe tener la fe de que nada saldrá bien

para escribir

si se diera el caso.

 

 

 

Nosotros, los dinosaurios

 

La poesía

No debe

Prosperar

Ya se cantan loas

A un nuevo dios

Excesivamente seductor

Vendiendo su alma

Y pagando su cuota

Quizás en cien

Doscientos años

La poesía desaparezca

Se trata

De un nido

De un nicho

Reducidísimo

Todo se resuelve

Con el dinero

Los gladiadores obedecen

A los césares

La poesía se extinguirá

Los poetas la enterrarán

Será eliminada como hace la policía

Con los favelados huidos

Y cuando suceda (la muerte de la poesía)

Nadie lo lamentará

Lo mejor todavía debe ser destruido

Lo peor ya ha sido confirmado

Conformatum est.

 

 

Perovalía

 

para Mário Alex Rosa

 

¿qué le cuesta

al lector leer

por lo menos una vez

este poema?

 

 

 

MUCHO GUSTO, ese soy yo

hijo de chica de servicio

en una época en que

los patrones se empeñaban

en llamar hijas

a las sirvientas. Yo

criado en una mansión

de Barra, obligado a querer

a los patrones como abuelos

sin derecho a herencia.

Una cosa aprendí:

a leer libros y a sulfurarme

con facilidad ─allí, donde

el semáforo está en rojo

y siempre acabo aparcando

mal─ donde nadie

comparte nada, cuando

incluso quien te llamó sobrino

dice un día: la casa es nuestra

tienes que irte. Vale, dije.

Dame un par de semanas.

 

 

 

EN EL MANIQUÍ DETRÁS del escaparate

o en algún anuncio

de propaganda

de peluquería

está también

en la madre que busca que la atiendan

incluso en la tele

cuando se siguen

los plenos del congreso:

son días sin dormir

y cómo se echan de menos las pesadillas

 

 

 

Migaja

 

Hice lo que me pediste

corté al poeta

en versos

y los esparcí

en un edificio abandonado

en un depósito de agua vacío

para que nadie se diera cuenta

 

 

——————————————————————————————————————-

(poemas en su idioma original, portugués)

 

Tudo parece escondido.

13 poemas do André Luiz Pinto

 

 

LEMBRO DO CHEIRO de morte pelo campo.

O campo carregava as várzeas, as várzeas carregavam

os rios, os rios iam pelo meu caminho.

No meu caminho, estavam os bois. Os bois só mugem.

Deixo na frieira do tempo seu muge esquecido.

O mundo girava sozinho na corda de um eixo

invisível.

 

 

 

Justificativa

 

Eu plagio

porque não inventaram

coisa melhor.

 

1.BEM, QUE O DESEJO

não escape

à fúria desse espelho:

 

2. advém de parte alguma

como Deus

decanta a memória

condiz

à última sentença:

 

3. quando podemos

morrer?

 

4. Não parece lógico

se bem que a matéria

torne

arbítrio e santo

um lupanar

 

5. Imediatamente novas

(as rosas)

cultivo no escuro.

 

 

 

TALVEZ ESSA IMAGEM

grave do vazio

suas lâminas de costura

detalham sombras

definem-se luas

firme ao destino

que segue; cada passo

estribilho de

ostra, precipícios

foram abertos

restando-me

loquaz e suor

joia ou escarlate

a cada segundo.

 

Talvez possa dizer

sem propriedade

mantenho decerto

em primeira pessoa

frutas que jazem

libélulas de Troia

outros ímpares

da palavra ‘verbo’:

este calendário

de metáforas

decidindo os

lábios, as texturas,

os furacões a

imprimi-los. Apenas

isso me contempla

e distrai: essa

palavra meio

boca de mulher

que os torna

leves (espessos

com seus medos),

mínimo que consiste

sem estratégias.

 

 

para Fabrício Marques

 

OLHAI OS ATROPELADOS da esquina.

Eles não colhem nem ceifam

e ainda te achais melhor do que eles?

Viajemos profundo. O corpo carrega a alma

que surdamente desfalece e o abandona.

Os atropelados da esquina irão para os hospitais.

Lá dormitam anjos de branco

e um suor amargo permeia toda a gravidade.

Os atropelados são atendidos, porém há tantos.

Sousa Aguiar, Salgado Filho, Miguel Couto.

Bendito sejas anjo de branco.

Bendito o vosso fruto que o reparte,

que me corta em fatias. Algumas sobrevivem

outras estarão em vidros de formal e estudo.

Bendito sejas onde tudo é permitido.

Só o corpo não permite sua salvação

e a vida se dá por um fio, por uma gota.

Da veia, exijo todo transporte.

Teu fígado é corrosivo, teu rim é ácido.

Há tendências de secura e afastamento.

Os atropelados da esquina sorriem

dormem diante um sono tranquilo, sem atropelados.

Lá estarão melhor.

Os atropelados são homens, lírios.

Brotam no meio do asfalto

onde toda velocidade

retira-lhe as pétalas.

 

 

 

É NOITE. Tudo parece escondido.

Silêncio entre os carros que rodam

a madrugada. Tudo se passa na

cabeça: manhã, os trens lentos

e lotados, o olhar da mulher que amo

a solidão dos livros. Tudo assim,

sob a mira do fuzil. De repente,

o relógio toca: é preciso acordar

antes, porém, precisa-se dormir.

Sigo o poema para vê-lo onde termina.

Tudo está nu, debruçado na janela

feito um latido. O frio anuncia

o fastio do próximo verão. Não por

esta noite, num abraço acolhedor.

Não agora. Tudo range nessa hora:

os pelos crescem, ela vira para o lado

e dorme, ouço entre os batimentos

a voz do coração. Ouço calado

sem par. Haverá outro momento

para escuta-la senão o de dormir?

 

 

 

OUVIR AS MONTANHAS QUE, de tão negras

nada nos dizem. Senti-las de perto como se treina

com a concha o ouvido a repetir seu nome.

Andar pelo sopé do morro, pousar a mão

no dorso, veja: a montanha respira

ouço o silêncio de seu coração a roer

as vísceras. Pense, é preciso, nosso medo

é de não sobrar nada. Ouvir

das montanhas o que há para dizer

é nosso melhor incômodo.

 

 

 

POEMAS NÃO PEDEM para nascer.

Deslocam o ponteiro daquilo que funciona.

Cinco dedos são insuficientes

muito menos uma cabeça pra pensar

a fim de que um poema venha a funcionar

ausenta-se de todas as regras

põe o coração na ré

é preciso ter a fé de que nada vai dar certo

para escrevermos

se fosse.

 

 

Nós, os dinossauros

 

A poesia

Não há

De vingar

Já se canta loas

A um novo deus

Por demais atraente

A vender sua alma

E a dar seu quinhão

Talvez em cem

Duzentos anos

A poesia desapareça

Trata-se

De um ninho

De um nicho

Reduzidíssimo

Tudo se resolve

Na moeda

Gladiadores fazem a vontade

Do césares

A poesia será extinta

Poetas a sepultarão

Será eliminada como eliminado pela polícia

Favelado fujão

E quando rolar (a morte da poesia)

Ninguém vai lamentar

O melhor está para ser consumido

O pior já foi confirmado

Conformatum est.

 

 

 

Mas valia

 

para Mário Alex Rosa

 

custa

ao leitor ler

ao menos uma vez

esse poema?

 

 

 

PRAZER, ESSE SOU EU

filho de doméstica

numa época em que

patrões cismavam

em chamar de filhas

as mucamas. Eu

criado numa mansão

da Barra, obrigado a amar

patrões como avós

sem direito de herança.

Uma coisa aprendi:

a ler livros e a me irritar

com facilidade – lá, onde

o sinal está vermelho

e sempre acabo errando

a baliza – onde ninguém

divide nada, quando

até quem te chamou de sobrinho

diz um dia: a casa é nossa

deves partir. Tá bom, disse.

Só me dá duas semanas.

 

 

 

NO MANEQUIM DETRÁS da vitrine

ou em algum banner

como propaganda

de cabeleireiro

está também

na mãe buscando atendimento

mesmo na tv

quando se assiste

o congresso:

são dias sem dormir

e que saudade dos pesadelos

 

 

 

Migalha

 

Fiz como você pediu

cortei o poeta

em versos

e os espalhei

em um prédio abandonado

numa caixa d’água vazia

pra ninguém saber

 

 

 

 

 

*(Rio de Janeiro-Brasil, 1975). Poeta y filósofo. Ha publicado: Flor al margen (1999), Primero de abril (2004), Esto (2005), Porque sí (2007), Traje Nuevo (2012), Perovalía (2016), Nosotros, los dinosaurios (2016), Migaja (2019).

————————

 

*(Rio de Janeiro-Brasil, 1975). Poeta e filósofo. Publicou: Flor à margem (1999), Primeiro de Abril (2004), Isto (2005), Ao léu (2007), Terno Novo (2012), Mas valia (2016), Nós, os dinossauros (2016), Migalha (2019).

7+1 poemas de «Derrotero para una travesía interna» (2019), de Nicola Sabroso

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Por Nicola Sabroso Palomino*

Crédito de la foto (izq.) Ed. Bisonte /

(der.) el autor

 

 

7+1 poemas de Derrotero para una travesía interna (2019),

de Nicola Sabroso

 

I –

 

Un día seré libre, aún más libre que el viento,

será claro mi canto de audaz liberación y hasta

me habré librado de este remordimiento

secreto que me hunde su

astilla al corazón.

Magda Portal

 

nunca he sido libre

i como jamás aprendí a bailar me

he contentado con soltar alaridos

bramidos         rugidos

……….…..solo captables con SONAR

i luchar porque estos extiendan sus

alas                          entre las nubes

…………….…..contaminadas de Lima

………….…..—nunca he sido   l i b r e

………….……..i por eso

…………….…..me lancé

………….……..a la mar

………….……..navegante de versos

………………………………….…….versos

……………..…….………….……….versos

 

……………..…….…………….…….de ayeres

esquirlas de ayeres

que guían mi barco

de papel    a través

de mi          mismo

 

extraigo la memoria

de       mi     corazón

…………..……..[brújula

………….……inequívoca

………….………hacia el

…………….……centro

…………….…….de mi

…………….……d o l o r

 

………………………………la Mar es caudalosa

……………………………………en mis entrañas

……………………………………..…….…..amarga

………………………………………….como ajenjo

………………………………………………….hierve

………………………………….…como la tristeza

………………………………………….es caudalosa

…………………………..la Mar en mis entrañas

………………………….…………de manos toscas

………………………………………..mirada turbia

…………………………………………sonrisa cardo

 

 

 

YO NUNCA HE SIDO libre

porque navego huyendo

del sol          son de cera

……………………………pues

las alas

de mi barco

de papel

…………….….i huyen

…………….….despavoridas

…………….….de la

…………….….caliente lengua

…………….….de la

……………….………..L I B E R T A D

 

 

 

IV

 

al ritmo qe el oleaje

le impone a esta barca

Exprimo mi lengua

sobre las heridas

….de tu espalda

 

 

bálsamo vendito es

…………………..la

……………….poe

……………..sia

 

El poeta Nicola Sabroso.

 

Ínter medio de tres minutos

 

¿son tres minutos suficientes para leer una parte de tu historia?

 

 

(bailan tristes orquídeas

en el fondo marino al

..emerger de mis labios

balbuceantes estas líneas)

 

 

 

náyade

átame con las sogas de tu

locura y encarámame a los

hombros sueños de tus labios

……………………………………fucsia

……………………..o

………déjame

………olvidar

 

 

 

VIII

 

me sujeto a las barandas

…………………….de la lluvia

observo desde

su cornisa ese

precipicio gris

………………..…..que son tus párpados

……………………..…t e m b l o r o s o s

soi triste grulla

muda ególatra

siempre l i b r e

a  la  izquierda

de la realidad

…………………..…..que es donde el pueblo

…………………..…..aprende sobre el amor

 

sujeto a las barandas de la lluvia          recuerdo

que son ya unas DIEZ i OCHO sonrisas solitarias

en que nuestras lenguas ofidias

bailan juntas al ritmo

del djembe

 

unas diez y O C H O son risas solitarias

egocéntricas y ro t as como la luna

desde que saboreo tu nombre

con los dedos toscos de mi

ciega alma hambrienta

 

 

 

VI

 

el viento es rojo

huele a rosas

trae veneno

sus labios

 

 

 

A Lía Zevallos.

 

 

 

VI

 

grieta en una roca

olor a rosas en el viento

el canto de un pájaro atravesado

……………….…..por la lanza hiriente del amor

 

eso   eres

p o e s í a

 

 

33

 

tiemblo.

mis dedos se mueven solos

mis uñas rotas engullen frenéticas

…………………..……mi cuello

mis arterías palpitan Muerte

obstruidas

de cocaína i sinceridad

 

m i s o j o s c o b r a n v i d a

 

i se desorbitan

……………………….……..¡MADRE!

¡madre! tiende una soga a este náufrago que se ahoga en los mares de la Vida

………………………….…..¡MADRE!

¡madre! hay una roca en mi pecho que pesa tanto como todas las lágrimas del amor

 

los nervios de mi

brazo izquierdo

fallan

pierdo la fuerza

mi columna se fractura

mis poemas cantan

mi Mar me engulle ¡MADRE!

 

 

 

 

¡madre! mis tímpanos sangran ¡ya no quiero oír más gritos! ¡madre!

mi garganta es

papel quebrado

mis sueños          trazos cortados

i mi mirada se encuentra vacía

………………………………¡MADRE!

¡madre!

sostenme el alma   madre   que el corazón me pesa tanto como todos los cielos de la t r i s t e z a

 

 

 

 

A Angélica Sabroso.

 

 

 

 

 

*(Lima-Perú, 1997). Poeta. Estudió arte dramático, música y escritura creativa. En la actualidad, gestiona eventos culturales como director de Cultura de la organización “Jóvenes con cultura”. Ha publicado en poesía las plaquettes La disciplina del goce (2017) y El mar del ángel solo (2018).

3+1 poemas de «Gesta de lobos» (2019), de Thomas Harris

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Por Thomas Harris*

Crédito de la foto (izq.) Ed. LOM /

(der.) el autor

 

 

3+1 poemas de Gesta de lobos (2019),

de Thomas Harris

 

 

Lobo y Tiresias, Auguste Dupin de la tragedia

 

Yo soy el viejo Tiresias, Lobo, y no miento:

Si quieres traer al bosque umbrío de tus dominios a la loba muerta,

No bastan sacrifi cios ni letanías, menos himnos y canciones.

Te lo digo yo, el viejo o la vieja Tiresias

Al que un genial poeta, pero muy sobrado de sí mismo,

Como lo son estos llamados bardos

(El muy hijo de puta envió a su mujer al manicomio),

Dijo que mis tetas arrugadas caían como las de una vieja bruja.

Pero, ya se sabe, a los oráculos

Como yo, los poetas modernos, incrédulos

Sólo les queda calumniar o insultar.

Cierto, ahora en estos burgos post-medievales me quemarían

Como a vil hechicero estos burócratas del Santo Ofi cio,

Del Santo Ofi dio diría yo,

O para darle más exactitud a la expresión,

Del puto ofi cio del poder.

Pero no perdamos el tiempo en disquisiciones teológicas

Y vamos al meollo del asunto.

Por algo fui el Augusto Dupin de la Tragedia o, si prefi eres,

Marlowe de Tebas.

Cierto es que pagaron Tiranos justos por el Destino,

Pero con el Destino, en la Tragedia, no se juega, mi Lobo,

Mi perro luminoso y salvaje.

Traer a una loba en tránsito a la disolución,

Una loba que ya es una sombra más entre las sombras

Del Hades Lupus, o por decirlo con etimológica justicia,

Del Hades Bar de la Negra,

Los cuellos de la víctima propiciatoria y los mantras

Que te acerquen al estado de la gracia salvaje,

Son más bien efectos virtuales o espectáculos simbólicos

En una tierra donde nada es real y el espectáculo,

La rutina de las nuevas hordas contraculturales.

Debes ser más sensato, menos salvaje, es decir, más perverso,

Lobo cruel, y extraer de tu crueldad sabiduría y abyección.

No te dejes tentar por lo grotesco.

No te dejes tentar por el humeur noire ni el amour fou.

Primero pondera el poder de tus enemigos,

Un sacerdote negro y la enigmática esfi nge:

Los dos polos que corrompen aún nuestra agonía

Cultural: el cristianismo y la Nada.

Lee bien a Baudrillard y olvídate de Niezsche:

Ahora el Mal es transparente y ese que llaman Cristo

No tendrá una segunda oportunidad en estas tierras.

Te lo digo yo, el viejo Tiresias, que vi a Palas en cueros

Y heme aquí con dos cuencas por ojos.

Pero estas cuencas están pletóricas de visión,

Son como esos ojos, esos agujeros negros

Que ocultaba Ray Milland con unas gafas de infernal insecto

En El hombre de la visión de rayos X.

Pero un oráculo no cae presa de las garras infamantes de la angustia.

Yo, Tiresias, y tú, Lobo, un oráculo y una bestia,

Imagínate hermano lupino, qué pareja podemos hacer,

Para darles por el culo a nuestros múltiples enemigos.

Te lo digo yo, el oráculo que ofi ció de cabrona

En un lenocinio sagrado y decadente,

Como los de los cuadros de Dix, O_ o Dix,

¿Las has visto, no? Lástima, lo que te pierdes,

Pero ya me ocuparé de tus vacíos culturales,

Lobo, mi prójimo bestial.

Pero vamos ya a las infaltables y míticas pruebas del héroe,

Lobo, que comienza a amanecer y aunque ciego, estos amaneceres

Me matan el alma, porque palpo con mi visión

Ese índigo sublime y aterrador del día que nace.

 

El poeta Thomas Harris

 

Tiresias, Auguste Dupin de la tragedia, instruye a

Lobo sobre la resurección

 

La expresión “la muerte de los relatos” es una santa huevada,

Lobo, para mantener a los nuevos sabios de la tribu

Bien pagados de sus confortables catedrales y lujosos papiros.

Pero no te confundas, bestia salvaje, que no son catedrales

Ni papiros arcanos esos, sino idolas post medievales,

Y alquimistas masturbatorios en decadencia cantada.

Te lo doy fi rmado por mis aciertos tebanos.

Ahora afi na tu eólico sentido, lupus canis, que esta es la fi rme.

Un sacrifi cio sin un viaje iniciático es como eyacular

En el vacío y tu semen de bestia salvaje, fl uido sagrado,

Es una potencia de tu cuerpo que no puedes desperdiciar.

Y antes de hacerte a la mar océana, debes saber las causas

Y las formas de tu búsqueda: qué esperan las sombras de los lobos

Masacrados por los Cazadores del Deseo, para liberar a tu

Loba Eurídice de aquellas confusas oscuridades.

Los lobos masacrados por los Cazadores del Deseo que aúllan

Por toda la eternidad en el Lupus Hades, ya son vampiros

Ávidos, pero no todo vampiro o licántropo tiene sed de sangre.

Estos licántropos de sombra a los que habrás de enfrentarte en

El Hades Lupus no ansían sangre para seguir aullando

En las confusas oscuridades, sino oro, oro líquido,

Que deberás llevar a las profundidades en forma de lingotes

O pepitas como por las que se mataron en California

Los buscadores del áureo metal o por los que masacraron

A los habitantes originarios de las Indias Occidentales, cuando aún

No era esta Putamérica de hoy, los portentosos conquistadores

Del imperio peninsular de España. Deberás aprender a oler,

A aguzar tu olfato aún más, a obliterar tu instinto de sangre

Por el instinto del oro, que ambos, sangre y oro, son

Portadores del Poder y la Muerte.

Ergo, Lupus Áureo, si me permites que te llame así,

Deberás hacerte de una stultifera navis y un puñado

De tus bráder lupinos y enfi lar la negra cóncava nave hacia

Las Indias de las que te hablo, una tierra que día a día decae más:

La tierra de los muertos, la tierra de los cactos,

Donde las imágenes de piedra se levantan y la mano

De un muerto implora bajo el parpadeo de las estrellas

Que se les van en sus ciudades donde los labios han olvidado besar

Y el amor se acurruca bajo las fauces de neón, temblando

El castigo del cuerpo, en su sueño de perro.

No te confí es sólo de la luna a la que tanto has aullado de amor y odio,

Ni del cielo agujereado de estrellas, lo primero que viste

Al ser parido en lo más umbrío de tu bosque natal,

Porque las estrellas en altamar son cambiantes en su

Cielo borracho, no como las del bosque, fi jas en su

Elemento, el humus y los erguidos pinares.

Por eso te obsequiaré esta rosa, es la rosa de Paracelso,

Una rosa transmutada en el elemento de tu búsqueda.

Sus pétalos dorados te guiarán hacia las madrigueras del oro,

Allá, en el cada vez más desolado y transparente Nuevo Mundo.

Hazte de un puñado de lobos hambrientos y marcados

Ya sea por las trampas herrumbrosas o por las balas de

Plata de esos Cazadores del Deseo que siempre los han acosado.

Esta estrategia te proporcionará una manada licántropa

Que no dudará en morder al primer aullido, por su ira

Acumulada. Escucha, Lupus Enamorado, la ira será

Tu más deletérea arma, la ira y el amor perdido serán

El alma salvaje de tus colmillos y de los colmillos

De tu tripulación lobuna, y el Deseo, te lo repito,

El Deseo, vuestra causa teñida de sangre y crueldad.

 

 

 

Palabras de despedida de Tiresias Dupin a Lobo

 

Ahora que serás un lobo de mar,

Recuerda que el mar no es tu elemento,

Pero guarda el odio como un amuleto sagrado,

Como un espejo de luna,

Donde refulgirá el marfi l de tus colmillos.

Verás amaneceres y espejismos en el viaje,

Imaginarás liebres acosadas en los

Peces voladores, teas temblorosas

Como mil crepúsculos ardiendo en el horizonte,

Relinchos de caballos de montería en el

Rugir de las olas, y cuando las ganas de morder

Arrecien, en la baba dorada por el sol

Que caiga de tus fauces, recuerda que vas

Tras el oro y de lo que te brinde el bello viaje,

Y que el viaje y el oro son tan crueles

Como la sangre derramada por el

Venado herido y sus espasmos en la agonía.

 

 

El holograma de Tiresias se le aparece a Lobo en las

Indias Occidentales y le da consejos estratégicos

 

Deberás buscar aliados en estas tierras extrañas, Lobo.

Lee con atención este libro que ahora te cito:

Relación de la conquista de México, su autor,

El tan diestro en ardides como Odiseo, Hernán Cortés,

Pero tan colérico en la guerra, como Aquiles,

Y tan ansioso del oro como Cristo_ oro Columbus

Tu ahora mágico y precioso metal.

Adéntrate en sus páginas y aprende sus estrategias,

Mas no cometas sus errores, Lobo, en tus correrías.

No quemes tus naves ni traiciones a los traidores.

Busca en las Indias Occidentales a tus hermanos,

Los náhual, cada uno de ellos es un doble animal,

Pero tienen dominio sobre los humanos a los que replican.

No son como los Döpenngangler de tu burgo post-medieval,

Más bien mantienen la herencia del animal que los

Habita y su doble condición los hace inapresables

Para trampas humanas y no son objetos de cacería;

Busca a los pumas, a lobos americanos, y a los náhual

Del aire, águilas y murciélagos, pero no desdeñes a los perros

Ni a los coyotes; te servirán en tu causa si sabes

Hermanarte en sus respectivas naturalezas;

No son asesinos, pero si te enfrentas a ellos sucumbirás

A su magia, porque están en hermandad con los cielos

Y la tierra, con las fl ores que se agostan por las

Noches y con el sol que despunta el oro bermellón

De cada madrugada donde se aparea la vida y la muerte.

En alguna urbe perdida, entre las abras de las torres

Relumbrantes de neón, en las ya fulgurantes ciudades,

Debes buscar una hembra humana que te guarezca

De los hombres. En las Indias también te temen,

Lobo, los hombres. Aquella hembra debe ser una

Aborigen de estas tierras, una Malinche urbana.

La reconocerás por su fulgor crepuscular,

Por su conocimiento de la noche y las calles ciegas,

Por su frágil silueta negra como a punto de desaparecer

Al primer atisbo de luz solar;

Se llama, como siempre, Aurelia, y dirá de sí misma

Je sui l’ otre, recordando a su amante suicidado

En una miserable callejuela de París,

Ese príncipe de Aquitania de la torre abolida.

Su cuerpo es una extensión de geoglifos y pinturas rupestres,

En llanuras como las de Nazca y grutas como las de Lascaux,

Donde deberás leer no el mapa sino sus sinuosidades,

No el cuerpo, sino el camino hacia el oro.

Su náhual, el animal que la duplica, no sé cuál es,

Eso deberás leerlo con tus garras

En sus geoglifos y pinturas rupestres, o en los temblores de

Su carótida que palpitará 7 veces 7,

Cuando le cites el desgarro fatal de Nerval:

Sí, soy yo, pero póstumo;

Porque en una grieta de su mente

Que decae prematuramente en su deseo,

Como todo en este Nuevo Mundo en el que ahora husmeas,

Lobo, los románticos tardíos se le pueden haber

Infi ltrado clandestinos por un sueño de madrugada

Donde le oprimió el pecho un súcubo de Nerval.

Tal vez lleve el verso que hará de sortilegio a su doble

Marcado a fuego en algún confí n remoto de su cuerpo,

No sé en qué lengua, si en nauatl, quechua, sáncrito,

Mapundungun, arameo, latín bajo o splanglish;

Esas que susurraban el Primer Día de la Creación, acá;

Aurelia será tu Beatrice de las Indias, Circe y

Calipso a la vez, mas debes ser cauto, Lobo, y no clavar

Tus colmillos en su cuello: ya alguna vez fue mordida

Por un vampiro de estas tierras del confí n,

En un amanecer Mood Indigo como la melodía.

Por lo tanto, no podrás contaminarla por segunda vez:

India, vestal, monja, puta, santa o fantasma,

Si hallas el verso adecuado, sin duda, reconocerá

Tu licántropa condición y te llevará por los laberintos

De las Indias que conducen a tu implacable talismán:

El oro. Pero, como Odiseo, Lobo, no debes dejarte

Atrapar por sus dádivas ni sus negras sábanas.

Recuerda que es como cualquier náhual de las Indias,

Un recurso para liberar a Loba del Hades Lupus.

Debes ser despiadado y cruel, el cuchillo y la herida a la vez.

Sedúcela con tus colmillos, sácale el mapa del oro,

Y abandónala después en un cementerio clandestino

O en una carretera perdida, con esas gasolineras de Hopper,

Tan tristes, pero efi caces para los amores despiadados.

 

 

 

 

 

*(La Serena-Chile, 1956). Poeta, narrador, docente. Magíster en Literaturas hispánicas por la Universidad de Concepción (Chile). Cofundó, en 1981, la revista literaria universitaria Postdata (junto a los poetas Carlos Decap, Alexis Figueroa, Jeremy Jacobson y Roberto Henríquez). Obtuvo el Premio Municipal de Poesía de Santiago (1992), el Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (1995), el Premio Pablo Neruda (1996), el Premio Casa de las Américas (1997) y el Premio Atenea de la Universidad de Concepción (Chile, 2012). Trabaja para la Biblioteca Nacional de Chile desde 1995. Ha publicado los poemarios La vida a veces toma la forma de los muros (1982), Zonas de peligro (1985), Diario de navegación (1986), El último viaje (1987), Cipango (1992), Los 7 náufragos (1995), Ítaca (2001), Tridente (2005), Lobo (2007), Las dunas del deseo (2009), Perdiendo la batalla del Ebr(i)o (2013) y Gesta de lobos (2019); en cuento Historia personal del miedo (1994), Sueños sin párpados (2014), Pequeña historia del mal, 10 textos (2015) y la novela Mi amor por ti (2005).


7 poemas de «Nadie piensa en mi nombre», de Ahmad al-shahawy

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Poemas por Ahmad al-shahawy*

Traducción al español por Mohamed Abuelata

Texto de intro por Muhámmad Abdul-Muttalib

Crédito de la foto el autor

 

 

La obra poética de Ahmed al-shahawy propone el amor como una ventana para asomarse al mundo, presenta a la mujer como razón de ser la existencia y plantea el amor como un deber sagrado. Y no pecaría yo de exagerado si dijera que Ahmed al-shahawy es el legítimo heredero de la saga de los grandes amantes que en el mundo ha habido. Ahmed al-shahawy ahonda, por un lado, en su herencia espiritual del Corán y de la senda recta y, por otro, en la herencia secular de amor mundano.

Asimismo, y a lo largo de su trayectoria con la tradición, pudo desplegar parte de su experiencia personal y sus propias vivencias cuyo resultado, lejos de limitarse a la mera recreación, bucea en la misma raíz de lo femenino o de la mujer primera ausente desde muy temprano, aunque presente siempre día y noche.

Por otra parte, es clara y notoria, como herencia de la tradición ancestral, la tendencia a que, en la poesía amorosa y la relación hombre-mujer, el hombre ocupase el corpus y la mujer, el margen. Llegó Ahmed al-shahawy e invirtió esa tendencia cambiando el sentido y rumbo de la misma para ser mujer-hombre; de modo que, en su poética, la mujer ahora ocupa el corpus y el hombre, la nota a pie de página.

 

(de Poetas de los 1970 y el caos creativo, 2009)

 

 

 

7 poemas de Nadie piensa en mi nombre,

de Ahmad al-shahawy

 

 

Cada vez que muere alguien,

balbucea el sepulturero una alabanza.

 

 

 

El vendedor de telas a Dios da gracias

por el corpulento cadáver.

 

 

 

El recitador del Corán sonríe

porque habrá funeral,

pero es más feliz

si en una noche recita en dos velorios.

 

 

 

Los usureros lloran

y se desesperan

por cobrar el préstamo perdido.

 

Sólo el muerto

vuela llevado sobre hombros,

y pasa la noche solo

y, sólo, piensa en el albañil

que levantó la tumba de prisa y corriendo.

 

 

 

Una puerta en mi cabeza

 

Anoche,

con la tercera copa,

con lo negro atrapado en las piernas,

ocupado en brotes de flores de oro

de un cuerpo que llovía fuego,

 

 

 

una cama nocturna y sola,

el Nilo contemplando,

la puerta de la habitación esperando

cerrar

y tentar,

y la secreta puerta, mi cómplice de pasión.

 

 

 

Adelanté el sábado

pero los domingos extremaron

su temor a las paredes.

Volví a casa

arropado por la copa,

llevado en negro.

 

 

Entre los dos techos del cielo

 

Desde pequeño en la aldea,

siempre creí que era tan bajo el techo del cielo

que podía tocarlo con la mano, cada noche,

y llenarme los bolsillos de estrellas.

 

 

 

Mas, desde ayer,

desde que llegué al desierto,

vi la arena tan soñadora como su vientre,

el agua tan roja como sus labios

y probé la lengua de su insomne bahía.

 

 

 

Ahora sé que el techo del cielo está lejos

y que mis sueños pequeños

escalaron hasta sus aguas.

 

 

 

Tu inagotable cueva

 

¿Qué pasaría si se agotasen tus palabras?

 

 

El cuerpo del mar

diría otras

que igualasen el creador y la creatura.

Porque ni el caudal necesita caudales

ni la providencia providencias.

 

 

 

Perdida harina

 

Cada noche, me muero solo

y tú, en tu lecho,

relatas una historia,

quemas el pasado

o revives a un muerto en la memoria.

 

 

 

¿sabes qué significa oler tu trigo

y no verme en tu pan?

 

El poeta Ahmad al-shahawy.

 

Duelo por una canción

 

“De nada sirves –escribió-,

un camino trillado eres,

un número atado a la cola de un caballo,

una tumba fría,

abandonado en el infierno,

un árbol sin corteza en el desierto,

un hilo sin aguja,

una puerta quemada rumiando las manos que alguna vez la

han tocado,

 

 

 

un pájaro aterido por el derrame del sol,

letra muerta,

un libro caído del collar de una paloma,

línea aislada en busca del punto,

una montaña desnuda nadando en las nubes,

espejo oscuro abandonado por una mujer,

un duelo por una canción,

el frufrú de seda apagado”.

 

 

 

¿A dónde me lleva la puerta cerrada? –me pregunté-.

¿Se librarán los nombres con solo mover los hombros?

¿Se librará la coma del punto y coma?

¿Se me caerá el mundo encima?

 

Me acogeré otra vez al ritmo,

a un silencio heredado de mi madre,

me libraré de verte,

y se librará el alma de hablar

a una sola letra

de tu nombre.

 

 

 

Un libro eterno

 

Esa es una ciudad

ignorada por los geógrafos

y la trazaron tus labios.

 

Esa es mi ciudad,

ciudad de Dios,

que avivará el fuego de mi lengua

como un libro eterno para los

derwiches enamorados.

 

 

 

 

 

*(Damietta-Egipto, 1960) Poeta. Periodista por la Universidad de Asiut. En la actualidad, se desempeña como director de redacción en Al-Ahram (la mayor fundación periodística en Egipto y el Mundo Árabe). Obtuvo el Premio UNESCO de Letras (1995) y el Premio Kavafis (1998). Ha publicado en poesía Dos Rakaas para el amor (1988), Los dichos (parte I 1991), El libro del amor (1992), Los dichos (Parte II 1994), Estados del enamorado (1996 y 2001), El libro de la muerte (1997), Di ella (2000), La Lengua del fuego (2005), Una puerta y casas (2009), Soy el amante (2016), Ser amante (2019), entre otros.

Minerva Margarita Villareal o cómo multiplicar las virtudes a través de la poesía

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Vallejo & Co. presenta esta nota a manera de homenaje de su autora y del sitio web a la estupenda poeta Minerva Margarita Villarreal, quien nos dejó físicamente hace sólo algunos días, en reconocimiento a su amistad, arte y legado poético.

 

 

Breve nota y selección de poemas por Aleyda Quevedo Rojas

Poemas por Minerva Margarita Villarreal*

Crédito de la foto www.en-clase.ideal.es

 

 

Minerva Margarita Villareal o cómo multiplicar

las virtudes a través de la poesía

 

 

“Para llegar al punto que no conoces,

debes tomar el camino que no conoces”.

San Juan de la Cruz

 

Poeta exquisita, reconocida en México e Hispanoamérica, de corte místico, profundo y amoroso, autora de poemas de ritmo intenso y sostenida tensión, que se mueven entre las cuerdas del canto rabioso a la muerte y el canto-dique incontenible al amor, la raíz del deseo, el erotismo y de allí, nuevamente a Teresa de Ávila y los secretos tumultuosos del corazón; Vallejo & Co. rinde humilde homenaje a su voz poética vital, a sus poemas prístinos de libros esenciales de la poesía universal como: Tálamo y Las maneras del agua, que hemos seleccionado para compartir esta muestra de su arte. Su muerte enluta a las letras mexicanas y de todo el Continente.

Como el río que se desborda y anega la tierra/ yo soy la tierra anegada y el río enloquecido sin oírte. Cuando la conocí en 2017 en Cuenca-Ecuador, me recitó, en realidad susurró al oído, esos versos (que después miré de frente en su bellísimo libro Tálamo) y generosamente me obsequió cuatro de sus libros, así como la antología de poesía que preparó de Ida Vitale para el recibimiento del premio Alfonso Reyes.

Yo la admiraba por libros estremecedores como: La condición del cielo de 2013 y Herida luminosa de 2008, pero fue en Cuenca donde conversamos a la luz de su emoción por el recibimiento del Premio Internacional de la Lira. Mi amigo y admirado poeta mexicano José Eugenio Sánchez fue quien nos presentó aquella vez en Cuenca, y el miércoles 20 de noviembre 2019, fue José Eugenio quien, con enorme pesar, me dio la noticia triste de la muerte de Margarita Minerva.

 

 

En octubre pasado, Margarita Minerva me escribió para decirme que aceptaba la entrevista para Vallejo & Co., y acordamos comenzarla los primeros días de diciembre. La muerte no nos ha permitido ese diálogo, pero estoy segura que esa entrevista la mantendremos en otro tiempo y dimensión, todo a su tiempo, como me escribió. Comparto las líneas que me envió por Messenger el 14 de noviembre, luego de leer la entrevista que le hice al escritor uruguayo Rafael Courtoisie y que ella saludó con entusiasmo.

“Qué linda y buena entrevista a Courtoisie, querida Aleyda. Nuestra entrevista va, pero todo a su tiempo. Un abrazote. Acá hace frío y la ciudad está rodeada de montañas”.

 

Cuando hablamos en Cuenca, me impresionó su belleza: cabello rojo brillante, ojos profundos y luminosos, labios perfectos… pero lo que más me impactó fue su dignidad, esa bella dignidad que hace que no te fijes en la edad de una mujer; eso que hace que las arrugas se vuelvan bellas y necesarias. Elena Poniatowska, escribió el viernes 22 de noviembre en La Jornada, esto, que refiere esa belleza de Minerva Margarita, que a mí ya no se me borrará más nunca.

Minerva Margarita fue una poeta muy reconocida y una excelente difusora cultural. José Emilio Pacheco la quiso mucho. Muy bonita, muy arreglada, sus labios muy rojos, sus pestañas muy pintadas, muy bien peinada, sus ojos grandes bajo su fleco, parecía una muñeca de porcelana o mejor dicho una herida luminosa como llamó a uno de sus libros de poesía. Era una dicha mirarla a través de una mesa o sentada frente a ella en un sofá y una dicha saberla amiga y oírla decir: ‘Espero que nuestra conversación nunca termine’. Volví a verla en Madrid; su tesis Amor y erotismo en la poesía de David Huerta para obtener la maestría en letras españolas fue muy festejada. Las revistas se la disputaban por su cultura y porque Minerva, además de gran poeta, era muy buena onda. Dirigía la Biblioteca y la Cátedra Alfonso Reyes en Monterrey y allá fuimos José Emilio y yo a dar alguna conferencia. También ella venía a México con su esposo o su hijo, hacedor de documentales”.

 

La poeta Minerva Margarita Villarreal.

 

‘‘El aire/ es tan intenso/ esperando/ mi muerte…”, escribió nuestra poeta, secretamente preparándose para su viaje… por más de una década luchó contra el cáncer, pero nunca dejó de dar clases en la Universidad o de dirigir la Capilla Alfonsina; sus amigos dicen que nunca se quejó y casi no hablaba de su enfermedad, el cáncer; aunque sí escribió sobre él. Su tarea incansable como gestora cultural es muy reconocida por sus colegas y amigos. Releyendo Tálamo para esta selección, encuentro el prólogo que el poeta español Luis García Montero hace al libro, editado por Hiperión. García Montero señala:

“La poesía de Tálamo busca ese ritmo de la entrega, la afirmación y la autodisolución. Es imprevisible en su música, se corta, resurge, busca la metamorfosis, la quebradura, el cambio y la rotundidad. Para moverse cuerpo adentro tiene que fundar mundos, porque la autoridad envolvente del deseo exige una realidad panteísta. Todo está unido, el pequeño suceso en el rincón de un jardín tiene repercusión en el equilibrio del universo. Ruedan los planetas en el universo y los cuerpos en las sábanas”.

 

En el hermosísimo poemario Las maneras del agua, a través de la figura de Teresa de Ávila, el “corazón teresiano” y virtuoso de Minerva Margarita nos confirma a sus lectores que el tono y profundidad en la poesía, solamente la alcanzan muy pocos…

 

La poeta Minerva Margarita Villarreal y Jorge Dávila en el Aeropuerto de Cuenca-Ecuador, 2017.

 

Hay que guarecerse de mí.

9 poemas de Minerva Margarita Villarreal

 

 

NO CONOZCO el amor

pero me has raptado

y en la memoria de

tenerte

penetro este resquicio.

 

 

 

DENTRO

rompe

y

salgo

vuelo

al nublado

encendido

por oros

del fuego

Hasta allí

asciendo

manchada de tinieblas

ahora que no estás.

 

 

 

DENTRO ROMPE la creciente

y salgo de las sombras

que se alojaron en mí

Mi animal huye por la montaña

Hacia allá salgo todos los días

empapada de oscuridad

y de regreso

ya que la luz declina

la nube divide y parte en dos al sol

Dos soles bañan lo perdido

Allá quedaron mis pies buscándolo

mis ojos

mi perdido animal

Pero nada serás

sin estos versos

convertidos en pájaros

en círculos

en pasos

que mis años alargan

 

 

VUELO

hasta donde

Rompen las nubes:

el cielo

se tuerce

y lo alto

se abre

porque estás.

 

 

 

LA PIEDRA CRUZO todos los días

la piedra laja la piedra bola la piedra pinta

la caliza piedra blanda de tus labios

la tigre que con tus ojos me liga

como el cazador a su presa

y hace que caiga en la piedra

que repentinamente

se puso de pie

y me llamó desde un tiempo de silencio

me llamó

para que me aquietara

 

 

 

LOS CUERVOS ME DIERON de comer

cuervos junto al arroyo

donde llamó

mientras las humaredas

remontaron

La tempestad

agitaba la tierra

y la lluvia era el mar

y su hato implacable

el cielo atravesaba

y desde allí

embestía

Dios vino a tocarme

vino del precipicio

y no es cuestión de aceptarlo

Hay que guarecerse de sí

 

La poeta Minerva Margarita Villarreal.

 

Madera de Ávila

 

Hace días nació Teresa

lloviendo bajo un techo de oscuridad

Su ráfaga de fuego

su luz dormida

su cascabel de abril despertando el mañana

se enlaza

Cantan

se contestan dos pájaros

Una paloma surge en el hueco de un árbol

Es una aparecida que ha decidido afincarse en

………….la madera

Los pájaros cantan   la paloma zurea

dicen muchas cosas en la conversación

La madera es añosa

y cruje cuando los dominicos debaten

nuevas formas de castigo

 

 

 

Ella cuidó de mí

 

No estarás más en esa cámara oscura y húmeda

que habías convertido en celda

No veré más tu camisón

ni tus piernas tendidas tras la puerta

ni tus pasos al levantarte escucharé

No estará más tu voz en la cocina

llamándome bajo resguardo

de trastes y sartenes

junto al horno que jamás se usó

Y aunque también entre los pucheros anda Dios

solías no gastar el tiempo en nimiedades

El ambiente ha quedado limpio

de tu presencia

Ahora reina el vacío

como una eterna ama de casa

como la madre que jamás volvió

 

 

Laude

 

Cristo por mi cuerpo

dentro de mi cuerpo

Cristo por mi sangre

dentro de mis labios

Cristo por mis labios

dentro de mi boca

Boca por mis letras

sangre de Cristo

Báñame

díctame

el sueño

 

 

 

 

 

*(Nuevo León-México, 1957 – Monterrey-México, 2019). Poeta, profesora e investigadora en la Universidad Autónoma de Nuevo León (México), en donde también fue titular de la Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria. Dirigió la colección de poesía internacional El Oro de los Tigres. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Alfonso Reyes (1990), el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines (1994), el Premio de Poesía del Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz (2010), el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes (2016), el Premio Festival Internacional de La Lira (2017) en Cuenca-Ecuador, entre otros. Publicó en poesía Pérdida (1992), El corazón más secreto (1996), Adamar (1998), Herida luminosa (2008), Tálamo (2011; 2013), De amor y furia. Epigramísticos (2015) y Las maneras del agua (2016), entre otros.

Sobre «Las interferencias» (2019), de Maurizio Medo

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El presente texto que hoy reproduce Vallejo & Co., fue leído por su autor en la presentación del poemario Las interferencias (2019), del autor Maurizio Medo, en octubre de este año en Madrid-España.

 

Por Carlos Piera Gil*

Crédito de la foto Ed. Ay del seis

 

 

Sobre Las interferencias (2019),

de Maurizio Medo

 

 

Mis disculpas por empezar con algo que sería personal si no fuera porque todo el mundo o casi lo va a estar de acuerdo. Dos puntos: es muy difícil hablar de poesía. Y tanto más difícil cuanto más valor le encuentra uno a la poesía de la que quiere hablar, como es el caso para el que suscribe con este libro de Maurizio Medo. Esto viene a cuento (en cierto modo) por lo siguiente: entendemos que un comentario es valioso en tanto que justifica la valoración que hacemos de la poesía comentada. Pero la dificultad principal consiste precisamente en saltar de la constatación a la valoración. Esta es una experiencia tan común que apenas necesitaría ejemplos, pero yo hace tiempo que manejo uno para mis efectos privados, y quizá venga bien traerlo aquí a colación por lo que tiene, así de golpe, de espectacular. Me refiero a Rimbaud. A mí me gusta muchísimo, pero nunca jamás se me ha ocurrido nada que decir de él que no sea de una trivialidad absoluta. “Qué bueno es este tipo, tal, cual”. Tampoco, por cierto, recuerdo haber leído trabajos sobre él que me resulten esclarecedores en este sentido, aunque ahí influye sin duda lo mucho que sobre él se ha escrito y no he llegado a leer.

Cuando se topa uno con un libro que le parece notable, quisiera en consecuencia, ante todo, que lo hubieran leído sus interlocutores, para que el paso del reconocimiento de esa importancia, al verse compartido, no nos obligue a intentar hacer exactamente lo que no me es posible a mí hacer con Rimbaud. En una presentación, sin embargo, pueden ser pocos los que ya hayan sido lectores. De modo que hay que partir de algo más difícil que sin más, cataplún, la admiración ante la calidad de la obra. Aunque esa calidad, como en los casos citados, salte a la vista o el oído o a lo que sea que salte la poesía. Pero hemos de evitar encontrarnos en la “situación Rimbaud”.

 

 

(De izq. a der.) Los poetas Maurizio Medo y Carlos Piera Gil en la presentación.
Madrid, 2019

 

La crítica, y a partir de ella la llamada teoría literaria, tiene sus trucos para saltar esta barrera inicial y el más común de toda la vida es uno de naturaleza conceptual y de regusto remotamente platónico. Con él se han hecho maravillas, pero también, inevitablemente, un sinnúmero de trucos tramposillos. Particularmente en el terreno teórico, por una parte, y, por otra, desde fechas que todos podemos proponer, usándolo como seña de identidad de una poesía de estirpe vanguardista. Me refiero a lo siguiente, que sigue siendo algo muy directo: en una obra poética “A” se muestran o revelan rasgos o propiedades que son definitorios (para quien así lo reivindica) de lo que es la poesía (o la poesía de vanguardia, o la que uno persiga defender). Esto puede dar resultados que van desde lo esclarecedor hasta lo cursilísimo, pero siempre responderá a la intención de valorar con un tipo de juicio razonablemente objetivable: esos poemas que examinamos nos hacen ver lo que la poesía es (esto no puedo justificarlo aquí, pero es algo en que muchos parecemos estar de acuerdo). Y ver esto es ver, por tanto, en los tales poemas, de una forma hasta el momento inédita, la manifestación de la poesía misma.

Pensemos en un ejemplo tradicional archisabido en nuestra cultura, que levanta la cabeza cada poco desde que se explicitó en el siglo XVIII. Lo tomo, repito, como modelo de análisis conceptual que ayuda a justificar valoraciones. Me refiero al de Lessing según el cual las artes plásticas dependen de la visión, y con ella de lo instantáneo, mientras que las literarias son esencialmente secuenciales, vale decir, temporales. Y por tanto requieren de la imaginación y es a ella a lo que apelan. Se seguiría, simplificando, que un poema descriptivo de un florero tendría menos números para la lotería de la grandeza poética que uno sobre aquello que condujo a una ruptura amorosa o al sitio de una fortaleza.

 

 

Con lo cual, por fin (tachán tachán), llegamos a Las interferencias. Es un libro, en primera aproximación, de notable complejidad, potenciada además por unas dimensiones relativamente raras hoy en día en un libro de poemas: unas 120 páginas, que además yo al menos recomendaría leer seguidas cuando se pudiera. Uno pensaría, visto así, que debe esforzarse en no perderse en él, o bien, al revés, abandonarse a su corriente. Yo quisiera aquí sugerir que, antes de sacar una de estas conclusiones, debe uno atender seriamente al título, uno de los títulos mejores y más justificados que he visto yo en bastante tiempo. Preguntemos: ¿Qué es una interferencia, algo tan importante para Maurizio Medo como para merecer incluso que proponga un signo gráfico específico?

Concluyo abriendo ahora una ventanita hacia la respuesta sugerida. Sea el sistema de Lessing, esto es, en poesía, un sistema de secuencias. Una interferencia es aquello que interrumpe la secuencialidad, o sea, el carácter temporal de lo que la poesía nos ofrece. Interrumpe y, por tanto, de suyo, viene a ser una intervención de lo esencialmente plástico y presencial en lo esencialmente imaginativo. Una llamada de atención hacia la presencia, primero. Segundo, un desafío a la imaginación, por definición imprevisto, pues si estuviera previsto no sería una interferencia sino un desarrollo. Eso obliga a tratar de inventar una imaginación de segundo grado, válida solo por un tiempo y para una ocasión concreta. Donde, insisto, a la vez se apela a la temporalidad y se cuestiona la temporalidad, con sus efectos específicos, como su forzoso vínculo con la imaginación. Lo cual cuestiona a su vez todo aquello que sólo se entiende si sólo en el tiempo puede expresarse. Por ejemplo, la muerte. Ni mucho menos, por lo demás, un ejemplo único.

Casi nada. Gracias, Maurizio Medo.

 

 

 

 

 

*(Madrid-España, 1942). Poeta y ensayista. Doctor por la UCLA (EE.UU.) Miembro del Círculo de Madrid. Fue profesor en la Universidad de Cornell (EE. UU.) y en la Universidad Autónoma de Madrid (España). Ha publicado en poesía Versos (1972), Antología para un papagayo (1984), De lo que viene como si se fuera (1991) y Religio y otros poemas (2005), su poesía se reúne en Apartamentos de alquiler (2013); y en ensayo Contrariedades del sujeto (1993) y La moral del testigo (2012).

5 +1 poemas de «En orden de aparición» (2019), de Gabriela Franco

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Por Gabriela Franco*

Selección María Malusardi**

Crédito de la foto Ediciones en Danza

 

 

5 +1 poemas de En orden de aparición (2019),

de Gabriela Franco

 

 

UN DÍA AMANECIMOS

y no estabas

 

rodeamos tu casa

como en una película

 

la policía entró por la ventana

y desde adentro

abrió la puerta

 

la luz del palier

iluminó el vacío

 

 

***

 

 

HABRÍA QUE SALIR

a correr por las calles

 

hemos visto la escena

en el país del terror

 

pero me quedo quieta

enterrada

 

mi desaparecido

es un paria

 

La poeta Gabriela Franco Leyendo.

 

***

 

 

HOY VI TU FOTO

entre las personas perdidas

 

un hilo de ácido

se abre paso

en la memoria

 

era una foto reciente

 

no el que veo en mis sueños

sino el que no quise ver

y acaso no quiera

encontrar

 

 

***

 

 

EN EL DESIERTO de atacama

las estrellas

se pueden tocar con la mano

 

desde el cielo la tierra

parece un lugar

donde voy a encontrarte

 

 

***

 

 

NICOLE TIENE TRECE AÑOS

está desaparecida desde junio

salomé y natalí

tienen catorce

salieron

………..fuera de foco

y no volvieron

 

son miles

 

la dirección de rentas

aprovecha el dorso de la factura

para difundir sus caras

 

………..no hay alumbrado

………..en la búsqueda

 

 

***

 

 

LA PEREGRINACIÓN LLEVÓ

setenta días

 

¿qué había que encontrar

en el rastro de la desaparición?

 

examiné baldosas

recovecos

ilusiones

la memoria

 

los asilos

las camillas

los cementerios

 

no encontrar abre

vacíos

donde hallar

tu cuerpo herido

o putrefacto

 

abre

el abismo

de no saber

 

entonces escribo

este expediente

escribo

mientras camino y cruzo

el túnel de los parias

la recova de la rutina

ciega

de los sin techo

 

te escribo

te busco

 

mi lector mi hermano

duerme en la calle

 

 

 

 

 

*(Argentina). Poeta, editora y docente. Coordina la revista Por el Camino de Puan de la Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras. Ha coordinado talleres y ciclos de poesía. Ha publicado en poesía Calle (1999), Piedras preciosas (2006), Los que van a morir (2007), Modos de ir (2013) y En orden de aparición (2019); compiló, además, la antología de poemas Plantas y, junto con Eduardo Mileo y Javier Cófreces, preparó las antologías Última poesía argentina y Primeras poetas argentinas.

 

 

**(Buenos Aires – Argentina, 1966). Poeta, docente y periodista. Obtuvo una Mención especial del Premio de Literatura Casa de las Américas (Cuba, 2015) y la beca del Fondo Nacional de las Artes para escribir “Asamblea permanente. Diálogos para una hermenéutica”, ensayo sobre la obra y vida del poeta argentino Alberto Szpunberg. Ha publicado en poesía El accidente (2001), la carta de vermeer (2002), variaciones en la niebla (2005), diálogo con pescadores (2007), museo de postales (2008), trilogía de la tristeza (2009), el orfanato (2010), la música (2013), artista del trapecio (2014), el sastre (2014), El desvío y el daño (2017) y el descenso de jacqueline du pré y otros poemas (2018); estuvo a cargo de la edición y estudio preliminar de la poesía de Raúl Gustavo Aguirre en el volumen Obra poética (2015) y del ensayo Las poéticas del siglo XX (2016).

 

Un desboque memorioso. Sobre «Incrustaciones dubaitíes», de Augusto Munaro

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El presente texto, reproducido por Vallejo & Co, fue leído por su autor como nota de presentación del poemario el pasado 02 de noviembre en Buenos Aires (Argentina).

 

Por Manuel Ignacio Moyano*

Crédito de la foto (izq.) Ed. Lisboa /

(der.) Fb de AM

 

 

Un desboque memorioso.

Sobre Incrustaciones dubaitíes (2019),

de Augusto Munaro

 

 

Iba a empezar estas líneas con la palabra “entro”. Y no. No puedo porque no entro a ningún lado, sino que ya estoy ahí: en el acá y ahora de una escritura.

Para leer, hay que abrir los libros, encontrarles la vuelta, las grutas por las cuales se ingresa a la caverna del escritor, ese lugar donde solo hay jeroglíficos en las paredes y resonancias de ruidos que no se sabe de dónde vienen ni dónde van. Con los libros de Augusto este ingreso aparece como las noches de invierno, como los sueños o el insomnio. De golpe. Sin pedir permiso. En estos libros, la literatura nos topa, nos lleva puestos, no espera que entremos, nos avasalla y disloca sin piedad. Se hizo de noche, decimos, y no lo podemos decir sino en pasado, porque no nos dimos cuenta de su llegada, porque sin prestar atención nos vimos en un lugar que no conocemos (repito, como los sueños o el insomnio). Estamos así adentro de la caverna literaria por un gesto que nos avanzó (detalle primordial: el fantasma de la vanguardia, ese gesto de avanzar, recorre continuamente las líneas escritas por Augusto).

En esta caverna hay una sola verdad. La opacidad. Por eso se trata de una zona anónima en la que algo que por convención denominamos “una voz” se esconde y se pone en estado de perpetuo secreto. Se sabe ya: solamente hay una voz literaria cuando emerge esa oscuridad que desatiende las identidades, los rasgos, las caras, los quiénes, las biografías, los temas, los premios y las ventas en la transparencia del mercado literario. Lo único que podemos ver ahí, en la caverna, es una gran boca destilando esa voz que se pierde entre las paredes dejando solamente piedras picadas y resonancias. Hay escritores que hacen de esa boca una sonrisa igual de irónica que bella (Borges, Libertella, Aira), otros una carcajada (los Lamborghini, Harwicz), otros un bramido mudo (María Moreno), otros una máquina de dientes (Fogwill), otros una caja de ritmos (Néstor Sánchez). Augusto no se cuenta en ninguna de esas bocas. La suya es distinta.

 

Presentación de «Incrustaciones dubaitíes» (2019), de Augusto Munaro. Al habla Manuel Ignacio Moyano.
Crédito de la foto: el autor

 

Insisto: no entramos, cuando leemos sus libros, ya estamos ahí. Y la caverna, esa gran boca de piedra en la que resuenan las marcas de la literatura, se nos aparece entonces como lo que nos rodea, aquello que nos inunda. Esta excritura (y ahora la digo con la X del prefijo ex-, que supone el afuera, lo más allá, lo ex-traño) es una caverna puesta fuera de sí, una boca salida, dada vuelta como un guante. Por eso estamos ahí sin haber entrado. Se trata de una boca que desbocándose vino a nosotros. En Augusto y su literatura asistimos a un desboque, a la pasión de quien excribe para esquivar los lugares donde queremos rubricarlo. Por eso cualquier libro suyo nos desarma como un río serrano en el instante oblicuo de su crecida. La pasión del éxtasis.

 

(De izq. a der.) Manuel Ignacio Moyano y Augusto Munaro.
Crédito de la foto: el autor.

 

Así es como podemos leer estas Incrustaciones dubaitíes. Pero agregando un detalle más. Se trata de un desboque que ahora recuerda. Que nos lleva a un paraíso artificial, a Dubai y a una infancia. A medio camino entre películas hollywoodenses en VHS, maestros de escuela en inglés, cinematógrafos y bibliotecas ya destruidos, este libro avanza como la tipografía manuscrita que llamamos letra cursiva con el frenesí continuo de arrojarse hacia adelante, aunque volviendo cada vez para colocar los puntos sobre las íes, las tildes necesarias y las barras que horizontales cortan las tes. Así avanzan estas incrustaciones dubaitíes. Como si dijéramos, a través de una fuerza arborícola que se da formas rigurosas, entallándose con una inmodestia que va recreando un cuerpo singular: el de una “palmera datilera” recostada artificialmente sobre el mar. Este libro tiene la singularidad de abrirse como un árbol, con su misma fuerza, pero acostado, perdiendo así la solemnidad de la verticalidad, aunque dejándonos con la sensación de vértigo y evitándonos el mal gusto de cualquier sentimentalismo memorioso. Dubai aparece como un vértigo horizontal.

 

 

Lo que se nos da en este desboque memorioso, por lo tanto, es una infancia tan espumosa como la brillantina de las películas hollywoodenses, o sea, como el fetichismo de la mercancía y su espectáculo. Y esta memoria se enclava igual que el artificio de una republiqueta bananera: “un tal Tom Baker que vivía extático”, dicen unos versos, “con su mujer, sus hijos, su O Km; / y un empleo / permisible a la sonrisa del Guasón / que presumía    a toda hora / cambalachar –como yanqui que era- / d américan güey of laif”. Esto nos permite entrever que las incrustaciones dubaitíes, acá poetizadas, son en verdad incrustaciones de una yanquilandia impuesta como mercancía global. No se trata de un libro de denuncia, no me malentiendan. Se trata de una práctica que retoma el proyecto más auténtico de la literatura moderna, el de Baudelaire, aquel que buscaba exasperar a tal punto la conexión entre mercancía y poema para que así reventaran a la vez. De nuevo: el fantasma de la vanguardia haciéndose eco en esta excritura. Dicen otros versos: “…rupias yenes soles libras francos tugs / australes pesos pennies liras dinares / pesetas piastras napolitanas florines / escudos rublos fiales dinares coronas / doblones dólares marcos & —claro— / dírhams… / d las formas / & tamaños / + diversos”. La poesía como moneda, como dinero, como entregada a su límite, el mercado, para desbor/darse. Un gesto que hace reventar la literatura contra el mercado, justamente eso que el mercado literario, o bien, la literatura de mercado, no quiere hacer bajo ningún precio.

De modo que la caverna desbocada de Augusto nos deja ahí donde la vida mercantilizada, “d américan güey of laif” o bien nuestro presente, explotan. Las esquirlas de esa explosión se llaman, justamente, “incrustaciones dubaitíes”. Hay un gesto libertario acá que es preciso saber leer, hoy más que nunca. Un gesto donde la liberación del poema ocurre en su estampida contra la moneda.

La poesía arde, entonces, sin solemnidad militante, como un río de fuego. Como plásticos quemándose en nuestra memoria. Como la noche derritiendo la lengua, sin pedir permiso. Y eso se agradece: muchas gracias.

 

 

 

 

 

*(Córdoba-Argentina, 1987). Dramaturgo y ensayista. Fue asistente de dirección de La verdad de los pies, obra de dramaturgia colectiva dirigida por Jazmín Sequeira. También participó de diversas performances, conjugando la escritura y las prácticas escénicas. Escribió y dirigió la obra de teatro Play. Preferiría no actuar (2015). Actualmente dirige la obra escénica Ntolsvz Rlkenmt (2018). Ha publicado en ensayo Bonino. La lengua de la inocencia (2017) y Giorgio Agamben. El uso de las imágenes (2019).

 

 

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